EL HUEVO
DE LA SERPIENTE (1)
“Pase lo que
pase, nosotros los
Sirios, nunca permitiremos
que nuestro país
se convierta en
una marioneta en
manos de Occidente.
Es un principio
fundamental para nosotros”.
PRESIDENTE
BASHAR AL ASSAD
Durante el mes de
mayo del año
1999 con mi
esposo recorrimos Turquía. Dos
hechos marcaron nuestra
visita: la celebración
el 29 de
mayo de la caída
de Constantinopla, ex
Bizancio, actualmente Estambul,
en manos del
Imperio Otomano aquel
día de 1453; y
el miedo reflejado
en los rostros
y miradas del pueblo
que se acentuaba
a medida que
nos acercábamos a
la frontera con
Siria, en plena
Anatolia. Recuerdo mi entrada
a la Basílica
de Santa Sofía,
justamente un día antes
de la celebración
de la conquista.
Se me erizó la
piel, sentí un
nudo en mi
corazón y se
me llenaron los
ojos de lágrimas.
Pensé en aquel
29 de mayo
de 1453 cuando
niños, mujeres, ancianos,
heridos, se refugiaron en
ella pensando que
como era un
lugar sagrado sería
respetado. ¡Qué equivocados
estaban! Su sangre tiñó
las paredes y los
pisos, nadie sobrevivió,
todos fueron masacrados.
No hubo piedad
ni misericordia. No
podía haberlas. El
sultán Mehmet II,
que tomó la
ciudad, había establecido
que los sultanes
reinantes matarían a
sus hermanos para
impedir la posibilidad
de luchas por
el poder en
el interior de
las familias. Eso
es lo que
él había hecho.
Y esta tradición
perduró durante dos
siglos. (Uno de
los casos más atroces
fue el del
sultán Selim quien,
en 1512, asesinó
a sus hermanos
Ahmed y Korkud ,
a los siete
hijos de ellos
y a cuatro
de sus cinco
hijos, dejando sólo al
que consideró más
capaz, Solimán o
Suleimán, como único
heredero al trono).
Luego, como acto
final, refundó la
ciudad, la repobló
con habitantes que
habían logrado huir
antes de la
conquista, a quienes
invitó a regresar, y
con población conquistada
de otras regiones
del Imperio que
fue desplazada al
lugar. (Seguramente habrá
quienes al leer
estas líneas murmurarán
que en Europa pasaba
lo mismo. Y
sí, tendrán razón.
No hay diferencias. Pensemos
en las conquistas
de Nuestro Continente,
especialmente de Nuestra
América, donde el
genocidio se llevó la
vida de 100.000.000 de
integrantes de Pueblos
Originarios, de África
y de Asia.
La vieja Europa,
imperialista y colonialista,
arribó a los Siglos XIX
y XX masacrando
pueblos. Y lo
peor de todo es que
hoy, en pleno
Siglo XXI, lo
sigue haciendo a
través de su
brazo armado, la
OTAN, en alianza
estrecha con EE
UU. No olvidemos que
ella perdió la
guerra, pues como
todos sabemos fueron
la ex URSS,
sobre todo ésta, y
EE UU quienes
derrotaron al nazismo
y sus aliados.
Tampoco que la
sede principal de
la OTAN, es
decir el cuartel
general, se encuentra
en EE UU,
aunque de esto no
se hable. No puede
hacer otra cosa,
no puede rebelarse,
es territorio conquistado
y ocupado, especialmente
Alemania e Italia,
está plagada de
bases militares norteamericanas, además
sin su Amo,
es nada. Y para colmo
de males cada
día que pasa
la decrepitud más la consume.
¡Qué lejanas quedaron
aquellas consignas de
Libertad, Igualdad y
Fraternidad levantadas un
día por la
Revolución Francesa, que al poco
tiempo fueron traicionadas!). Allí,
en Constantinopla, aquel
29 de mayo
de 1453 el huevo de
la serpiente se
manifestó con total
claridad y preanunció
el futuro para
varios pueblos. El
Imperio Otomano tuvo
un trato colonial - militarista con las
minorías. Las deportaciones y
masacres de pueblos
no fueron desconocidas
para ellas. En
1891 el sultán
Abdul Hamid estableció un
sistema de regimientos
tribales de caballería
kurda para utilizarlos,
cuando llegara el momento,
contra los armenios.
Y así lo hizo,
entre los años
1894 y 1896.
Seguramente los huesos
del Gran Kurdo
SALADINO el que
rescató a Jerusalén
de las garras
de los cruzados,
el que respetó
la vida de
sus habitantes, se
revolvieron inquietos y
asqueados en su tumba.
La Historia
seguiría su curso.
Con el tiempo
el estado turco
adquirió un carácter
cada vez más
musulmán y nacionalista. Ello
ocasionó la represión
de otras nacionalidades y
religiones en el
Imperio: de los
árabes que habían
comenzado a despertar
una conciencia propia,
de los cristianos;
y alcanzaría su
punto culminante con
la discriminación, persecución,
expulsión y exterminio masivo,
en realidad Genocidio,
del pueblo armenio
durante los años 1914
- 1915. En
1908 se produjo
la Revolución de
los llamados “Jóvenes
Turcos”. Comenzó a instalarse
la idea que
el Islam prescribía
la dominación y que
los no musulmanes
no podían volverse iguales
a los musulmanes a
menos que se
convirtieran al Islam.
Con la Revolución
de Enero de 1913
terminó de imponerse
el ala radical y
xenófoba. El objetivo
fue purgar al
Imperio de los
elementos no musulmanes;
y el exterminio
de los armenios,
a la primera
oportunidad propicia, fue parte
central de esta
meta. El 30
de junio de 1916 el
embajador alemán Wolff
Metternich, que fue
destituido por protestar,
denunciaba: “La turquificación equivale
a la licencia
para expulsar, matar
o destruir todo
lo que no
sea turco, y
de tomar posesión
de los bienes
ajenos por la violencia.” En palabras
del Vice Cónsul
alemán en Erzurur,
Max Erwin Von
Scheubner - Ritcher ,
en el Informe
elaborado para su Canciller el
4 de diciembre
de 1916 : “El plan
de los dirigentes
unionistas consiste en
rehacer el Imperio sobre
una base estrictamente
islámica y panturca.
Una gran parte
de estos dirigentes
opina que los
habitantes no musulmanes
del Imperio deben
islamizarse y turquificarse
por la fuerza
y cuando esto
no es posible, deben
destruirse…. La liquidación
de los armenios,
para lo cual
estos caballeros consideran
el presente (la Primera
Guerra Mundial)
como el momento
más propicio es
la primera parte
del programa”. Por
su parte el
coronel Stange, que
revistaba en las
filas del ejército otomano
y que observó
en persona el
exterminio, informó el
23 de agosto
de 1915 a
la Misión Alemana
en Turquía “estas medidas
de expulsión y
aniquilamiento son el
resultado de una
decisión tomada por
el Comité de
los Jóvenes Turcos
en Estambul y
se han puesto
en práctica según
un plan de
larga data”. Documentos oficiales
de Alemania y
Austria - Hungría, el testimonio, entre
otros del General
Mehmet Vepik, Comandante
del III Ejército,
que ordenó una
investigación, corte marcial
y ejecutó a
dos de los
responsables de la
masacre de un
batallón de trabajo
armenio en su
jurisdicción, que vio
los restos carbonizados
de mujeres, niños
y hombres armenios
en distintos lugares, que
no participó de
las masacres, y
que declaró “Difícilmente se encuentre
en el Islam
un paralelo a semejante
atrocidad y salvajismo”,
el relato
de los sobrevivientes, dan
cuenta del Primer
Gran Genocidio del
Siglo XX. A
ellos debemos sumarle los relatos
recogidos por el
historiador británico Arnold Toynbee,
las narraciones
de los
médicos y enfermeras
de la Cruz
Roja Internacional, especialmente del
médico norteamericano George
B. Hyde, de
misioneros europeos, del
cónsul norteamericano en
Jarput, Leslie Davis,
de testigos europeos
y judíos, del
Embajador estadounidense
Henry Morgenthau…. Para
llevar a cabo
este Genocidio fueron
liberados miles de
criminales de las cárceles del
Imperio a los
cuales se unieron
miles de kurdos
y chechenos del
Cáucaso y de
la Península Balcánica.
Una página especial
merecen los niños
y niñas. Su destino
fue ser ahogados en
mares, ríos y
lagos; mutilados; torturados hasta morir;
enterrados vivos; quemados
vivos; degollados; muertos a
bayonetazos; violados. En las
provincias de Diarbekir,
Jarpur, Bitlís y
Alepo, se aplicó
el quemar vivos
a los niños
encerrándolos en edificios
y enterrarlos vivos
en grandes zanjas.
El 25 de
agosto de 1916,
día del Festival
del Sacrificio Musulmán,
5.000 niños/as fueron
rociados con nafta
y quemados vivos.
Lo mismo ocurrió
con las mujeres
y hombres. Y
en Bitlís ciertos grupos
tribales kurdos tuvieron
activa participación. Allí,
el holocausto fue
iniciado por el gobernador
Mustafá Abdulhalik que
ordenó quemar a 1000 niños ante la
presencia de notables
y de una
multitud de turcos
que festejaban y
gozaban con la
agonía de los
que morían. Luego,
todos, incluso los que
aún permanecían vivos,
fueron arrojados a
zanjas preparadas de antemano
y los gemidos de
los que no
fueron completamente consumidos
se pudieron oír
durante días. Multitudes
de niñas fueron
transportadas a Constantinopla para satisfacer deseos
sexuales de los
que mandaban y
sus subordinados. Las iglesias armenias
fueron usadas como
burdeles. El teniente
Hasán Marif reconoció a
sus captores británicos
que “Los casos de
violación de mujeres
y niñas, incluso
en público, eran
muy comunes. Se
las mataba sistemáticamente después
del ultraje”. Igual
suerte corrieron los
niños. A los
que no morían enseguida, se
los torturaba hasta la muerte.
Cuentan los testigos
que los gritos
de ¡Mami! Mami! estremecieron el
aire; pero no
conmovieron ni el
corazón ni el
alma de los
asesinos. El
término “Solución Final”
aparece la Acusación
Clave en los
juicios de Yozgat llevados
a cabo por
la Corte Marcial
turca en 1918 que
afirmó que el
objetivo oculto de
la deportación en
masa de los
armenios fue su destrucción. Pero al
final, nada pasó. La
Justicia continuó con
sus ojos vendados. Los
funcionarios civiles y
militares de alto
rango que se
opusieron a este
plan y los
resistieron, fueron perseguidos,
encarcelados, cesanteados , cambiados
de destino, y
muchos de ellos
asesinados. Un ejemplo
claro fue el
del Gobernador de
Alepo Mehmet Dehelâl
que se negó
a masacrar a
los restos de
las columnas de deportados
armenios que sobrevivieron
a la odisea
y llegaron a
Alepo en condiciones
tristísimas. Fue transferido
a Konia y
luego quedó cesante.
Tiempo después declararía:
“Yo parecía
un hombre que,
imposibilitado, sin medios
de rescate, estaba
parado en la
orilla de un río
por el que,
en lugar de
agua, fluía sangre.
Miles de niños
inocentes, ancianos sin
culpa, mujeres desahuciadas,
fuertes jóvenes se
hallaban impulsados por
el vórtice de esta
corriente de sangre
a su extinción”.
Conmueve la
historia de un
Mullah, un juez
religioso, turco de
Mush, que murió
tratando de salvar
a mujeres y
niños armenios. El
jefe bandido kurdo
Mussa Beg, se
preparaba para quemar
vivos a los
habitantes de la
aldea de Avzud. Por
supuesto que antes
había apartado para
su placer sexual
y el de
sus hombres a
las armenias más
jóvenes y bellas.
El mullah sostuvo
que ninguna religión,
musulmana o cristiana
permite quemar vivos
a mujeres y
niños, permite asesinar,
e intervino protestando enérgicamente. Tratando
de impedir el
holocausto, se introdujo
en el mismo edificio
atestado de víctimas.
Los asesinos simplemente
se burlaron de
él e incendiaron
el lugar. El
mullah murió junto
con las víctimas
que intentó salvar.
¿Qué nombre recibe aquel
que da su
vida por sus hermanos/as? ¿Habrá
rescatado o rescatará su
nombre la Historia? Entre
1914 y 1918
más de 1.500.000
armenios, 200.000 asirios
y cristianos ortodoxos
griegos y 50.000
asirios en Irán,
fueron masacrados. A
ellos se sumaron,
entre 1919 y
1928, 800.000 armenios
y griegos. No
ha habido ni
reconocimiento del Genocidio,
ni pedido de
perdón, ni menos
aún reparación y
justicia por parte
de los sucesivos
gobiernos turcos. Esta
impunidad, vigente aún
hoy, es la
que permitió el
Genocidio llevado a
cabo por el
nazismo . Recordemos la
declaración de Hitler
“Al final
¿quién habla hoy de la
destrucción de los
armenios? A la
luz de todos
estos hechos ¿Se
puede pensar o
creer que el
gobierno turco ayudará
a los pueblos
y gobiernos elegidos
por sus pueblos
que luchan contra
las fuerzas terroristas
del DAESH llamado
por Occidente Estado
Islámico (EI)? ¿Hay
alguna diferencia entre
Turquía y el
DAESH?
El pasado nos
sirve para comprender
el presente. Parece
que algunas mentes
calenturientas sueñan en
Turquía con reeditar
el Imperio Otomano,
al menos en
Asia. El DAESH es
más ambicioso: anhela
ser el Imperio
Romano del Siglo
XXI, superando incluso
a la expansión
del Islam a
partir del Siglo
VII. En aras
de su ambición el
gobierno turco no ha
vacilado en aliarse
a EE UU
y a la
OTAN, y en procurar la
destrucción de Palestina,
El Líbano, Iraq
y Siria, en
este tiempo, especialmente
de esta última.
Con el apoyo
de Francia insiste
en desmembrar a
Siria creando una
zona de amortiguación
en la frontera.
Pretexto ideal para
lanzar una invasión
cuando sea oportuno.
Por su parte
EE UU y
la OTAN sueñan
con el desmembramiento de
Iraq. Conviene recordar que
EE UU, la
OTAN, Israel, Arabia Saudita,
Bahrein, Turquía y
Qatar, crearon, entrenaron
y apoyaron a
los terroristas del
DAESH, del Frente
Al Nusra y
del Ejército “Libre”
Sirio. Sin contar
a otros grupos
terroristas menores como
Yund al -
Aqsa, Ahrar al
Shaam, Brigadas de
Yeroud Horan, Brigadas
de al - Sabirin,
Movimiento de al
Mogana, y Brigada
de los Mártires
de Bader (afiliados
a Al Nusra). Y
los siguen apoyando
a pesar de
las declaraciones rimbombantes
de algunos. Conviene
recordar que los
terroristas del Frente
al Nusra, cuando
quedan heridos en sus enfrentamientos con el Ejército
Sirio y alcanzan
a huir o
son rescatados por
sus compinches, son
atendidos en hospitales
israelíes y protegidos
por las fuerzas
armadas de Israel.
Esta coordinación fue
denunciada por el
Secretario de la ONU ,
Ban Ki Moon
y se da
en la zona
de separación de
los Altos del
Golán, territorio sirio
usurpado y ocupado por
Israel. El genocidio,
el exterminio y
la limpieza religiosa
y étnica están
a la orden del
día. Turquía espera
que el DAESH
masacre a la
población kurda hasta
exterminarla y cree
que es posible
apoderarse de Siria y
de Iraq. No olvidemos
los recursos naturales
con que ambas naciones
cuentan. Es vergonzoso
ver a todos
estos países, verdaderos
patrocinadores del Terrorismo,
hablar de Derechos
Humanos en las
Naciones Unidas acusando
a Siria ¡porque
se defiende! Son
las mismas acusaciones
contra la Resistencia
Palestina. Ni una
palabra sobre los
crímenes de los
terroristas del DAESH,
del Ejército “Libre “ Sirio, del
Frente Al Nusra
y de los
otros grupos armados;
que por ser
pequeños no son
menos peligrosos. Y
como si con
esto no alcanzara,
falsas organizaciones defensoras
de los Derechos
Humanos, todas financiadas
por las agencias
gubernamentales europeas y
norteamericana y con
sede en esos
países, como el
“Observatorio Sirio de los Derechos
Humanos”, con sede
en Londres ¿lo
financiará también la
UKAID, prima hermana
de la USAID?,
echan aún más
leña al fuego.
Y los grandes
medios de comunicación
de Occidente guardan
silencio, son cómplices o
mienten. Esos
países, que practican
Terrorismo de Estado
contra sus propios
pueblos y en
el caso de
Israel sobre Palestina
ocupada. Ellos que
torturan, reprimen, asesinan, les
recuerdo que la
pena de muerte
que algunos de
ellos aplican es
un crimen, vejan,
humillan a sus
ciudadanos. Ellos que
violando los nombres
de Dios, de
la Libertad, de
la Paz, de
la Justicia, de
los Derechos Humanos,
masacran pueblos, destruyen
países, les roban sus
recursos naturales, los
esquilman y saquean.
Ellos que han
violado y violan
la Carta de
la ONU; y
las Resoluciones del
Consejo de Seguridad
que llaman a
unificar los esfuerzos
de la comunidad
internacional contra el
Terrorismo, a perseguir
a los combatientes
extranjeros e impedir
su infiltración por
la frontera en
Siria. Ellos, el
Amo y sus
Esclavos, han perdido
la dignidad, el
valor, la ética, la
moral y el
honor.
Resiste la
ciudad kurda -
siria de Kobane.
Resiste el León
Sirio de la mano
del Presidente Bashar
al Assad abroquelado
con su pueblo,
las milicias patriotas,
los comités populares, y
las Fuerzas Armadas, al
mando del General
Suhail Hassan “El Tigre”.
Su pecado: ser
socio y aliado
de Rusia e
Irán y mantener
su independencia. Resiste
Iraq, que tomado
de sorpresa por el
DAESH perdió parte
de su territorio
a manos de
aquél. Hoy, de
la mano solidaria
del General iraní
Qassem Soleimani que
brindó su asesoramiento
y experiencia a
nivel de organización
y táctica a
las Fuerzas Armadas
iraquíes y a
los kurdos peshmergas,
va recuperando lo
perdido. Resiste El
Líbano, de la
mano de sus
Fuerzas Armadas y de
Hezbollah. Y la
victoria les sonríe
y el DAESH,
el Frente Al
Nusra, el Ejército
“Libre” Sirio y
los otros grupos
terroristas son derrotados
una y otra
vez. Como también
resisten Palestina, Irán
y Yemen.
Para Ustedes, los
que resisten al terrorismo, al
imperialismo y al
colonialismo , las páginas brillantes
y luminosas de
la Historia; mi solidaridad y mi respeto
porque también para mí la
Patria y la
Nación no son pasiones
inútiles. Los saludo
con un ¡HASTA LA
VICTORIA SIEMPRE!
PROFESORA ELSA M.
BRUZZONE
BUENOS AIRES,
ARGENTINA, DICIEMBRE DE
2014
(1) “El huevo de la serpiente”
es una metáfora popularizada por una película de Ingmar Berman, de los años 70 sobre el
proceso que condujo a la destrucción de la democracia alemana y su
paulatina sustitución por un régimen totalitario a partir de 1920. Se
refiere a que cuando está en la etapa de gestación, la serpiente puede
ser vista a través de la cáscara transparente del huevo. Y lo que se ve
es un bichito insignificante y hasta simpático, que puede incluso
inspirar compasión. Por eso, nadie se atreve a destruirlo impidiendo su
nacimiento. Pero cuando sale del huevo y comienza a actuar, el proceso
no para hasta que la destrucción es total. Y cuando por fin alguien
quiere hacer algo al respecto, es demasiado tarde.