EDITORIAL Nº 241
JULIO DE 2015
Muchos, muchísimos años después de la
desaparición de los primitivos imperios (los hubo de todos los gustos y medidas
en épocas de la “sociedad esclavista”),
sobrevino la sociedad feudal, típica de la Edad Media, donde el señor era el amo
de la vida y la muerte de sus sirvientes, “los siervos de la gleba” (por definición gleba = terrón que levanta el
arado; siervo = semi esclavo). Ese esclavo o siervo formaba parte de la propiedad
hereditaria y era enajenado con ella.
Con la Edad Moderna aparecen las llamadas “monarquías constitucionales”
(aberración política, jurídica y falsedad semántica), y con la Revolución
Francesa nacerán los estados modernos y también los Imperios Modernos.
Dividido el mundo en imperios, a cual
peor, como el inglés, el portugués, el español, el francés, el belga, el
holandés, el otomano… en una escala de poderío diferenciado, pero solidarios
entre sí.
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial,
el planeta queda partido en dos mitades: el campo
capitalista y el campo socialista, y con la amenaza
latente de una Tercera Guerra Mundial bajo la
llamada Guerra Fría, plagada de armamentismo preventivo y tensiones subyacentes.
Con la caída del campo socialista, emerge entonces Estados Unidos como amo y
gendarme del mundo.
Así, el nuevo y poderoso imperio del
norte trascenderá los límites de su “patio trasero”, Latinoamérica, y pasará a
entender en la totalidad de los conflictos mundiales, principalmente en los
geopolíticos de las grandes cuencas petroleras.
No por casualidad surgen los graves
conflictos del mundo árabe: chiítas y sunitas, y
las variantes del grupo Al Qaeda (organización paramilitar
yihadista). Aparece
su
novedosa y sanguinaria superación, el “EI” (Estado
Islámico), en nombre de la sharía, xaría, charía o ley
islámica; todos ellos fomentados por el Imperio,
con el fin de dividir al mundo árabe aprovechando sus diferencias tribales.
Al Qaeda comienza
en tiempos de la Guerra Fría, y con el respaldo
de Estados Unidos para combatir a la Unión Soviética en Afganistán, estrategia
que luego se le vuelve como búmeran con el
atentado a las Torres Gemelas.
El EI o ISIS, que aprovechó la potencia norteamericana para intentar destruir a Siria,
hoy también se le fue de las manos, al crear éste
un Gran Califato Sunita contra el mundo.
No obstante la nueva situación, continúa sirviendo para la venta de armas y
la compra de petróleo que negocia impunemente este grupo.
Para que el ISIS-EI pueda vender
petróleo tiene que haber alguien que se lo compre, y ¿quién puede ser en última
instancia el comprador? Nada puede moverse en el planeta sin ser percibido por el perfeccionado nivel de espionaje yanqui,
que detecta el vuelo de una mosca en la tierra.
Pero hay mucho más en este mundo
convulsionado: son los nuevos gobiernos
latinoamericanos que se rebelaron de su
antiguo amo y hoy surgen pujantes como
Venezuela, Bolivia, Ecuador, y en menor medida Argentina, Brasil y Uruguay, que
ya no mantienen relaciones carnales con el imperio
del norte, a pesar
del constante acoso de aquel.
Además, la crisis consume a las otrora poderosas economías europeas,
lo que conduce a la reacción de sus pueblos, hartos ya de reajuste tras
reajuste, de desocupación y del nuevo fenómeno de perder la propiedad: el
desahucio.
El salvataje del FMI solo vino para preservar
a los bancos y para que estos se queden con las propiedades y con las hipotecas
de los caídos en desgracia. Grecia ya reaccionó y España le sigue de cerca; en
la península ibérica hay un 24% de desocupación –50% en el sector juvenil–, y existe el famoso desahucio con 400 mil ejecuciones hipotecarias. Ha habido 3.800 suicidios, todo ello como resultado de los planes del FMI. ¿Qué ocurrirá
con el resto de Europa? ¡Ajuste o
distribución es la disyuntiva!
La guerra en Ucrania es otra cara de la misma moneda: el Imperio intenta en este caso
cercar a Rusia, que reaccionó a tiempo y arremetió en una alianza estratégica
con China, acercarse a Latinoamérica y crear
el Grupo BRICS, formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica; un tercio del
mundo en extensión territorial y magnitud económica,
y el doble en población.
Estos son
los desafíos de hoy, pero como día a día se mueven las fichas del ajedrez mundial,
¡cuidado con el nivel de recalentamiento!
Que no desemboque en una situación sin
retorno, y la declarada “Nueva Guerra Fría” llegue
a transformarse en algo incontrolable.
La
realidad política mundial suele ser mucho más compleja que las versiones
emanadas de la madriguera del Imperio.
La
paz por sobre todas las cosas, pero atención, no puede haber paz con intrigas,
injusticias y un imperialismo que intenta deglutirlo todo.