Nació como medio alternativo en septiembre de 1993. Refleja la identidad y la historia de los barrios de Balvanera y Almagro, brindándo un instrumento de ayuda a mejorar la calidad de vida.
En el año 200l recibió el Primer Premio de la “Orden Civil Heráldica de la Amistad”, entre más de 130 Barriales de Capital y Gran Bs As, además el Premio Mario Bonino UTPBA 2012, Palmiro Vanoli 2012 y 2014, y otros. Se lo encuentra en más de 350 lugares, y es de distribución gratuita.
A LA SALIDA DEL CONSEJO CONSULTIVO - 15 DICIEMBRE DE 2016
SI NO ES LIBERADA DEBE SER INDULTADA POR EL GOBIERNO NACIONAL O INTERVENIDO EL PODER JUDICIAL DE JUJUY HOY UNA OFICINA ADMINISTRATIVA MÁS DEL GOBERNADOR MORALES
EL 26 DE JUNIO SE CUMPLIERON 200 AÑOS DEL NACIMIENTO DE BARTOLOMÉ MITRE.
BARTOLOME MITRE SU FUNDADOR
Homero Manzi señaló hace décadas que “Mitre se dejó un diario de guardaespaldas” para custodiar su memoria y su obra. Hoy Macri compró el canal de TV de dicho diario "Tribuna de doctrina".
Juan Bautista Alberdi dijo del ex presidente, historiador, militar y fundador de La Nación:
“El primer inconveniente que hallamos al general Mitre para ser jefe de un partido liberal es que no entiende con precisión lo que es la libertad… La mejor prueba de que el general Mitre ignora la libertad es que la equivoca con el odio, en los que la ejercen contra él. Un hombre de libertad no se pone jamás en posición de razonar de este modo virtualmente favorito del general Mitre: ´¿No es de mi opinión? Luego me odia. ¿Me contradice, me critica? Luego es mi enemigo. ¿Me hace oposición? Luego me hostiliza ¿Me resiste? Luego me provoca, me declara la guerra, me da derecho a exterminarlo” (JBA Escritos Póstumos, Tomo XI).
“El liberalismo, como hábito de respetar el disentimiento de los otros ejercido en nuestra contra, es cosa que no cabe en la cabeza de un liberal argentino. El disidente, es enemigo: la disidencia de opinión, es guerra, hostilidad, que autoriza la represión y la muerte”. (Juan Bautista Alberdi, Escritos Póstumos, Tomo X).
La Argentina debe sumarse a un debate que recorre Latinoamérica
Pobreza y sistema impositivo regresivo
Los niveles de pobreza, indigencia y desigualdad del país se encuentran estrechamente relacionados con un sistema impositivo sumamente regresivo. Las soluciones estructurales a estas cuestiones implican insoslayablemente reestructurar la distribución de cargas y aportes de los integrantes de la sociedad en el marco impositivo.
La discusión en ambos aspectos es urgente, aunque su emergencia aún no le quita el sueño a la clase política.
Con relación a la pobreza, el informe del INDEC “Incidencia de la pobreza y la indigencia en 31 aglomerados urbanos” informa en los resultados del segundo semestre de 2020 que la pobreza alcanzó el 31,6% de los hogares y el 42% de las personas. La indigencia llegó al 7,8% de los hogares y al 10,5% de las personas. Más de la mitad (57,7%) de las personas de 0 a 14 años son pobres.
Por su parte, Cáritas y el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), en la publicación titulada “Un rostro detrás de cada número. Radiografía de la pobreza en la Argentina”, detallan que nuestro país tiene un 41,9 de pobreza multidimensional –pobreza por ingresos y pobreza de carencias–. La franja de personas pobres con tres o más carencias representa el 24% de la población (pobreza estructural acuciante). El 28% no es pobre por ingresos ni por ninguna de las dimensiones de pobreza. Conclusión: existe un tercio de la población estructuralmente incluido, un tercio estructuralmente excluido y un tercio que está afectado por los vaivenes de nuestro devenir económico. Si faltaba más, según este informe, en la Argentina más de la mitad de la niñez es pobre, porcentaje que alcanza casi al 75% en el Conurbano bonaerense y en otras zonas del país.
Respecto a la regresividad del sistema tributario argentino, se destaca por adolecer de una inequidad manifiesta, porque la recaudación proviene mayoritariamente de los impuestos a los consumos. El 10% más pobre de la población participa más en el pago de impuestos que en el reparto del ingreso. El carácter regresivo del sistema impositivo obedece principalmente a los siguientes problemas en su configuración: está sustentado en impuestos indirectos que no se ajustan progresivamente a la capacidad de pago de las y los contribuyentes; el impuesto a las ganancias no es suficientemente progresivo; los impuestos patrimoniales padecen una baja recaudación; el gasto tributario es elevado y se caracteriza por numerosas exenciones o privilegios fiscales a sectores de altos ingresos. Magdalena Rúa, en su artículo “Impuestos y propiedad privada”, señalaba que la presión tributaria no es la misma para todas y todos. Los estratos sociales bajos y medios tienen una presión tributaria más elevada porque no pueden reducir la carga tributaria trasladando sus capitales al exterior y debido a la regresividad del propio sistema tributario nacional.
En este alarmante contexto, la propuesta del Ingreso Ciudadano Universal e Incondicional (ICUI) aparece como la más indicada para la protección de los derechos humanos y como norte y razón para repensar la distribución de la riqueza desde la herramienta impositiva.
La propuesta del ICUI
¿En qué consiste la política del Ingreso Ciudadano Universal e Incondicional? La propuesta del ICUI presenta dos ejes. El primero implica el establecimiento de una política estatal que reconozca el nuevo derecho humano de toda persona habitante del país (universal e individual) a recibir una transferencia económica mensual por parte del Estado (ingreso) suficiente para garantizar ingresos tales que, en un principio, la coloquen en un status por encima del umbral de la pobreza. Con el fortalecimiento de la política, se alcanzarán los montos necesarios para el ejercicio de la soberanía política (ingreso suficiente y ciudadano), con independencia de sus ingresos, su condición laboral, su edad, sin importar con quién conviva y sin la exigencia de cumplir ninguna contraprestación (incondicionalidad previa y posterior), es decir, no está mediada ni se subordina a ninguna condición o circunstancia individual, familiar, social o ambiental. El único requisito es ser persona humana.
La segunda columna vertebral del ICUI se relaciona con los cambios estructurales en el sistema impositivo y productivo que deben realizarse tanto para financiar la propuesta como para recapturar el ingreso que se otorgue a las personas que, por sus propios ingresos, no necesitan recibir el ICUI. La universalidad de la propuesta implica que el ingreso lo reciban tanto personas pobres como ricas como método para no dejar a nadie excluido a través de condicionalidades o requisitos característicos de las políticas focalizadas. El ICUI no es una mera política social sino la propuesta de un sistema integrado de transferencia y distribución de los recursos estatales y de la riqueza generada por la sociedad.
Esta integración de impuestos y transferencias económicas logra establecer una “línea de indiferencia fiscal” que divide al universo de destinatarios en dos: los beneficiarios netos (quienes no son alcanzados por estos impuestos, y quienes son alcanzados por ellos, pero pagan menos de lo que reciben gracias al ICUI) y los contribuyentes netos (quienes pagan un monto mayor de impuestos de lo que reciben por el ICUI).
Todas las personas son contribuyentes impositivos al sistema de redistribución social de ingresos públicos, en forma proporcional al conjunto de sus ingresos. Para resumir, resulta importante que se perciba que el ICUI es una política económica que establece un sistema redistributivo que tiene dos caras inseparables: la percepción de la prestación económica universal e incondicional por parte de cada persona y su contribución impositiva. En este sentido, el sistema es una suerte de continuum solidario de percepciones y contribuciones impositivas, con un piso básico, que es la asignación monetaria del ICUI.
Los debates latinoamericanos
La propuesta del ICUI en diversos países latinoamericanos ha dejado de ser una idea marginal para ser adoptada e impulsada por importantes sectores políticos e incluso por coaliciones partidarias y parlamentarias.
En Chile, el 30 de enero de 2020, la Cámara de Diputados acogió el trámite de una iniciativa parlamentaria para reformar la Constitución e incluir el ICUI como un derecho para toda la ciudadanía. El proyecto fue presentado por el diputado Giorgio Jackson del partido Revolución Democrática (RD) y patrocinado por otros/as nueve diputados/as del Frente Amplio (FA). En mayo de este año, se insistió con la reforma constitucional para crear una Renta Básica Universal de emergencia a raíz de la pandemia a través de dos proyectos. Los mismos tuvieron el apoyo de la Democracia Cristiana (DC), el Frente Amplio y el Partido Comunista (PC). Asimismo, la Red Chilena de Ingreso Básico Universal está impulsando la inclusión de la propuesta del ICUI en la nueva Constitución chilena.
En 2004, en Brasil se aprobó la ley 10.835 que instituyó la renta básica de ciudadanía (equivalente a la propuesta del ICUI) como derecho de todos los brasileños residentes y de los extranjeros que hayan residido por lo menos cinco años en el país, independientemente de su condición socioeconómica, a recibir, anualmente, un beneficio monetario. Se estableció que la renta básica sería implementada en etapas, a criterio del Poder Ejecutivo, priorizando los sectores más necesitados de la población. Su implementación en los hechos quedó suspendida.
En julio de 2020 se creó el Frente Parlamentario Mixto para la Defensa de la Renta Básica, con el apoyo de 317 parlamentarios de 23 partidos de centro, izquierda y derecha, de los 24 partidos con representación en el Congreso Nacional. Cuenta con el apoyo de la Red Brasileña de Renta Básica (RBRB) que coordina a 160 organizaciones de la sociedad civil. En la localidad de Maricá, de 150.000 habitantes, desde 2019 está vigente el programa municipal de Renta Básica de la Ciudadanía (RBC) que consiste en otorgar 32 dólares mensuales a 42.000 habitantes a través de la Tarjeta Mubuca.
En Colombia, en marzo de 2021, se radicó en el Senado un nuevo proyecto de Ley sobre Renta Básica Permanente. La iniciativa contó, en principio, con el respaldo de 51 senadores de 10 movimientos políticos. En la misma línea, 584 organizaciones y más de 4.100 personas firmaron una carta que respalda la propuesta que sería discutida en el nuevo período legislativo. En junio de 2021, la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, anunció que implementará un ambicioso programa de Renta Básica para casi un millón de familias. Las transferencias monetarias se ampliarán a 350.000 hogares, llegando a más de 950.000 personas. “El 60% del empleo en la ciudad es informal, y de ese, más de la mitad es literalmente en la calle, en rebusque. Quien no pueda salir, probablemente no puede comer”, afirmó López. La aplicación sería progresiva (no de carácter universal en la primera etapa) pero sí sería incondicional, permanente y suficiente para no ser pobre.
En nuestro país, el primero que planteó el ICUI fue el Frente Nacional contra la Pobreza (FreNaPo), impulsado por la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), en 2001. Actualmente, Claudio Lozano es una de las figuras que desde la CTA continúa la lucha por la implementación del ICUI.
A principios de la pandemia, el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, anunció que una especie de ingreso universal surgiría luego de la finalización del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). La propuesta que el ministro sostenía por entonces no cumplía con una de las principales características del ICUI (la incondicionalidad), ya que exigía la realización de trabajo o formación como contraprestación. El 22 de agosto de 2020, en diálogo con La Nación, Arroyo descartó que el gobierno fuese a implementar un “ingreso universal”. Sin embargo, el 16 de junio de 2021 afirmó que la Argentina tiene que ir a un ingreso ciudadano universal. Luego de un año de pandemia, no hay IFE ni el gobierno nacional avanzó con la discusión institucional del ICUI.
Este es el gran debate nacional pendiente que debe ser abordado en toda su envergadura. El ICUI no es una política social focalizada que alcanza a millones de personas y que exige contraprestaciones. Es una política universal para todos los habitantes que exige redistribución de la riqueza y reestructuración del sistema impositivo. No podemos permitir estos niveles de pobreza y desigualdad: el ICUI es parte necesaria de la solución.
Es casi imposible pensar y llegar a creer que un artista popular, cantor de tangos , pueda mantener durante ese tiempo una vigencia , a la que me atrevo a decir ETERNA.
Ese es Carlos Gardel.
Yo no podré llegar a verlo pero me encanta pensar que con sólo 14 años más podemos seguir recordándolo en el Centenario de su partida física.
Washington que lideró la invasión a Libia hace diez años, ahora pide la retira de los militares presentes en Libia.
¡ES UN CASO DE LOCOS!
"Has lo que bien digo..."
El secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, pidió el miércoles la retirada de las fuerzas extranjeras de Libia, una de los cuestiones que consideró clave, junto a la celebración de elecciones, de una cumbre internacional en Berlín, Alemania.
Antony Blinken en una conferencia de prensa conjunta en Berlín con su homólogo alemán, Heiko Maas expresó: "el acuerdo de alto el fuego del 23 de octubre debe aplicarse plenamente, incluida la retirada de todas las fuerzas extranjeras de Libia".El cónclave internacional tiene lugar con la participación de las principales potencias regionales y el propio Gobierno de transición libio.
"Compartimos [con Alemania] el objetivo de una Libia soberana, estable, unificada y segura, libre de toda injerencia extranjera, eso es lo que el pueblo merece, y es esencial para la seguridad regional", argumentó Blinken sin referir la guerra de 2011, encabezada por Barack Obama.
El presidente Nicolás Maduro catalogó la Batalla de Carabobo como "la gran victoria antiimperialista de nuestro Padre Bolívar, del Negro Primero y del Ejército Patriota del 24 de junio de 1821".
Autoridades y ciudadanos de Venezuela comenzaron la madrugada de este jueves los festejos para conmemorar los 200 años de la Batalla de Carabobo, la gesta más memorable y significativa de la independencia nacional.
Las celebraciones por el bicentenario de la gesta independentista dieron inicio con la rendición de honores en el Panteón Nacional.
El ministro de la Defensa, general Vladimir Padrino, y el comandante estratégico operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), Remigio Ceballos Ichaso, presidieron la ceremonia de izamiento de la Bandera Nacional con motivo de los 200 años de la Batalla de Carabobo y Día del Ejército.
En estos días de tanta discusión y poco debate se hace necesario recurrir a aquellos que pensaron el país antes que nosotros. Recurrir al pensamiento de uno de nuestros padres fundadores, el primero que pensó económicamente estas tierras, a las que soñó distintas, prósperas y justas.
Se llamaba Manuel Belgrano y había nacido en Buenos Aires el 3 de junio de 1770. Estudió en el Colegio de San Carlos y luego en España, en las Universidades de Valladolid y Salamanca. Llegó a Europa en plena Revolución Francesa y vivió intensamente el clima de ideas de la época.
Así pudo tomar contacto con las ideas de Rousseau, Voltaire, Adam Smith y al fisiócrata Quesnay.
Se interesó particularmente por la fisiocracia, que ponía el acento en la tierra como fuente de riqueza y por el liberalismo de Adam Smith, que había escrito allá por 1776 que “La riqueza de las Naciones” estaba fundamentalmente en el trabajo de sus habitantes, en la capacidad de transformar las materias primas en manufacturas. Belgrano pensó que ambas teorías eran complementarias en una tierra con tanta riqueza natural por explotar.
En 1794 regresó a Buenos Aires con el título de abogado y con el nombramiento de Primer Secretario del Consulado, otorgado por el rey Carlos IV. El consulado era un organismo colonial dedicado a fomentar y controlar las actividades económicas. Desde ese puesto, Belgrano se propuso poner en práctica sus ideas. Había tomado clara conciencia de la importancia de fomentar la educación y capacitar a la gente para aprendiera oficios y pudiera aplicarlos en beneficio del país. Creó escuelas de dibujo técnico, de matemáticas y de náutica.
Las ideas innovadoras de Belgrano quedarán reflejadas en sus informes anuales del Consulado en los que tratará por todos los medios de fomentar la industria y modificar el modelo de producción vigente.
Desconfiaba de la riqueza fácil que prometía la ganadería porque daba trabajo a muy poca gente, no desarrolla a la inventiva, desalentaba el crecimiento de la población y concentraba la riqueza en pocas manos. Su obsesión era el fomento de la agricultura y la industria.
Daba consejos de utilidad práctica para el mejor rendimiento de la tierra recomendando que no se dejara la tierra en barbecho, pues “el verdadero descanso de ella es la mutación de producción”... Aconsejaba el sistema que se usaba en aquel tiempo en Alemania, que hacía de los curas párrocos verdaderos guías de los agricultores, realizando éstos, gracias a sus conocimientos, experimentos de verdadera utilidad, enseñándoles las prácticas más adelantadas.
Belgrano, el más católico de todos nuestros próceres, entendía que estas eran funciones esenciales de los curas que encuadraban dentro de su ministerio, “pues el mejor medio de socorrer la mendicidad y miseria es prevenirla y atenderla en su origen”.
El secretario del Consulado proponía proteger las artesanías e industrias locales subvencionándolas «un fondo con destino al labrador ya al tiempo de las siembras como al de la recolección de frutos». Porque «La importación de mercancías que impiden el consumo de las del país o que perjudican al progreso de sus manufacturas, lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación».
Esta era, a su entender la única manera de evitar “ los grandes monopolios que se ejecutan en esta capital, por aquellos hombres que, desprendidos de todo amor hacia sus semejantes, sólo aspiran a su interés particular, o nada les importa el que la clase más útil al Estado, o como dicen los economistas, la clase productiva de la sociedad, viva en la miseria y desnudez que es consiguiente a estos procedimientos tan repugnantes a la naturaleza, y que la misma religión y las leyes detestan».
En Memoria al Consulado 1802 presentó todo un alegato industrialista: “Todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus estados a manufacturarse, y todo su empeño en conseguir, no sólo darles nueva forma, sino aun atraer las del extranjero para ejecutar lo mismo. Y después venderlas.”
En unos de sus últimos artículos en el Correo de Comercio, resaltaba la necesidad imperiosa de formar un sólido mercado interno, condición necesaria para una equitativa distribución de la riqueza: “El amor a la patria y nuestras obligaciones exigen de nosotros que dirijamos nuestros cuidados y erogaciones a los objetos importantes de la agricultura e industria por medio del comercio interno para enriquecerse, enriqueciendo a la patria porque mal puede ésta salir del estado de miseria si no se da valor a los objetos de cambio y por consiguiente, lejos de hablar de utilidades, no sólo ven sus capitales perdidos, sino aun el jornal que les corresponde. Sólo el comercio interno es capaz de proporcionar ese valor a los predichos objetos, aumentando los capitales y con ellos el fondo de la Nación, porque buscando y facilitando los medios de darles consumo, los mantiene en un precio ventajoso, así para el creador como para el consumidor, de que resulta el aumento de los trabajos útiles, en seguida la abundancia, la comodidad y la población como una consecuencia forzosa.”
Belgrano fue el primero por estos lares en proponer a fines del siglo XVIII una verdadera Reforma Agraria basada en la expropiación de las tierras baldías para entregarlas a los desposeídos: “es de necesidad poner los medios para que puedan entrar al orden de sociedad los que ahora casi se avergüenzan de presentarse a sus conciudadanos por su desnudez y miseria, y esto lo hemos de conseguir si se le dan propiedades ( …) que se podría obligar a la venta de los terrenos, que no se cultivan, al menos en una mitad, si en un tiempo dado no se hacían las plantaciones por los propietarios; y mucho más se les debería obligar a los que tienen sus tierras enteramente desocupadas, y están colinderas con nuestras poblaciones de campaña, cuyos habitadores están rodeados de grandes propietarios y no tienen ni en común ni en particular ninguna de las gracias que les concede la ley, motivo porque no adelantan …».
Se trata como puede leerse de un pensamiento sabio, muy avanzado para la época, de una actualidad que asombra y admira, la de aquel hombre que se nos fue un 20 de junio de 1820 en medio de la indiferencia general, mientras en plena guerra civil Buenos Aires tenía tres gobernadores en un mismo día, aquel genial Manuel Belgrano que alcanzó a decir “Yo espero que los buenos ciudadanos de esta tierra trabajarán para remediar sus desgracias.»
Fuente: Felipe Pigna - www.elhistoriador.com.ar
TAMBIÉN EL 20 DE JUNIO SE CONMEMORA EL DÍA DE LA BANDERA - HOY UN TANTO DEVALUADA Y REDUCIDA A UN PATRIOTERISMO EN MANOS DE LOS SECTORES MAS RECALCITRANTES QUE NADA TIENEN DE PATRIÓTICOS
«Saludo a La Bandera»
Letra: Leopoldo Corretjer
Salve, Argentina, bandera azul y blanca. Jirón del cielo en donde impera el Sol. Tú, la más noble, la más gloriosa y santa, el firmamento su color te dio.
Yo te saludo, bandera de mi Patria, sublime enseña de libertad y honor. Jurando amarte, como así defenderte, mientras palpite mi fiel corazón.
«Mi Bandera»
Letra: Juan Chassaing Música: Juan Imbroisi
Aquí está la bandera idolatrada, la enseña que Belgrano nos legó, cuando triste la Patria esclavizada con valor sus vínculos rompió.
Aquí está la bandera esplendorosa que al mundo con sus triunfos admiró, cuando altiva en la lucha y victoriosa la cima de los Andes escaló.
Aquí está la bandera que un día en la batalla tremoló triunfal, y llena de orgullo y bizarría a San Lorenzo se dirigió inmortal.
Aquí está como el cielo refulgente ostentando sublime majestad, después de haber cruzado el Continente, exclamando a su paso: Libertad! Libertad! Libertad!
Historia:
El tema fue cantado por primera vez por los soldados de Campo de Mayo en 1906. La letra fue compuesta por el porteño Juan Chassaing nacido el 15 de julio de 1839 y la música por el italiano Juan Imbroisi.
Chassaing, hijo de un artesano francés, nació en Buenos Aires el 15 de julio de 1839. Se recibió de abogado en 1862 y se destacó como soldado, periodista y además parlamentario. Trabajó en el periódico «La Espada de Lavalle», pasó por «El Nacional» y en 1864 fundó el diario «El Pueblo» donde también fue redactor.
Imbroisi había nacido en Paola (Italia) en1866 y llegó al país a fines del siglo XIX. Se instaló en Córdoba donde estudio música. En 1889 formó parte del Ejército como Director de Banda. También formó parte de la Escuela de Música Militar y fue maestro de la banda del Regimiento 7 de Infantería. Compuso la música de varias marchas y canciones patrióticas. Murió en 1942.
«Aurora»
Letra: H.C. Quesada y L. Illica Música: Héctor Panizza
Alta en el cielo, un águila guerrera audaz se eleva en vuelo triunfal; azul un ala del color del cielo, azul un ala del color del mar.
Así en la alta aurora irradial, punta de flecha el áureo rostro imita, y forma estela al purpurado cuello.
El ala es paño, el águila es bandera. Es la bandera de la patria mía, del sol nacida, que me ha dado Dios; es la bandera de la patria mía, del sol nacida, que me ha dado Dios; es la bandera de la patria mía, del sol nacida que me ha dado Dios.
Historia:
El aria «Alta en el cielo» ó «Canción a la Bandera» (conocida simplemente como «Aurora»), perteneciente a la ópera Aurora del compositor y director argentino Panizza (1875-1967), es utilizada en Argentina como himno de tributo a la bandera.
La ópera Aurora es considerada la primera ópera nacional argentina; fue un encargo del gobierno argentino para la inauguración de la primera temporada del Teatro Colón. Originalmente en italiano, compuesta por Héctor Panizza y libreto de Luigi Illica (autor de los textos de Madame Butterfly entre otros éxitos de la época), acompañó a Héctor Quesada en su versión en castellano.
Martín Miguel de Güemes, el líder de la guerra gaucha que frenó el avance español con sus tácticas guerrilleras, nació en Salta el 8 de febrero de 1785. Estudió en Buenos Aires, en el Real Colegio de San Carlos. A los catorce años ingresó a la carrera militar y participó en la defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas como edecán de Santiago de Liniers. En esas circunstancias fue protagonista de un hecho insólito: la captura de un barco por una fuerza de caballería. Una violenta bajante del Río de la Plata había dejado varado al buque inglés "Justine" y el jefe de la defensa, Santiago de Liniers ordenó atacar el barco a un grupo de jinetes al mando de Martín Güemes. Tras la Revolución de Mayo, se incorporó al ejército patriota destinado al Alto Perú y formó parte de las tropas victoriosas en Suipacha. Regresó a Buenos Aires y colaboró en el sitio de Montevideo. Pero Güemes no olvidaba su Salta natal, a la que volverá definitivamente en 1815. Gracias a su experiencia militar, pudo ponerse al frente de la resistencia a los realistas, organizando al pueblo de Salta y militarizando la provincia. El 15 de mayo de 1815 fue electo como gobernador de su provincia, cargo que ejercerá hasta 1820.
REPRESENTADO POR ALCON EN EL CINE
A fines de noviembre de 1815, tras ser derrotado en Sipe Sipe, Rondeau intentó quitarle 500 fusiles a los gauchos salteños. Güemes se negó terminantemente a desarmar a su provincia. El conflicto llegó a oídos del Director Supremo Álvarez Thomas quien decidió enviar una expedición al mando del coronel Domingo French para mediar en el conflicto y socorrer a las tropas varadas en el norte salteño a cargo de Rondeau, quién parecía más preocupado por escarmentar a Güemes y evitar el surgimiento de un nuevo Artigas en el Norte que por aunar fuerzas y preparar la resistencia frente al inminente avance español. Finalmente, el 22 de marzo de 1816 se llegó a un acuerdo: Salta seguiría con sus métodos de guerra gaucha bajo la conducción de Güemes y brindaría auxilio a las tropas enviadas desde Buenos Aires. Dos días después, iniciaba sus sesiones el Congreso de Tucumán que designó Director Supremo a Juan Martín de Pueyrredón. El nuevo jefe del ejecutivo viajó a Salta ante las críticas y sospechas de muchos porteños, que dudaban de la capacidad militar de Güemes y sus gauchos. Pueyrredón quedó tan conforme que ordenó que el ejército del Norte se retirara hasta Tucumán y ascendió al caudillo salteño al grado de coronel mayor. San Martín apoyó la decisión de Pueyrredón y confirmó los valores militares y el carisma de Güemes y le confió la custodia de la frontera Norte. Dirá San Martín: "Los gauchos de Salta solos están haciendo al enemigo una guerra de recursos tan terrible que lo han obligado a desprenderse de una división con el solo objeto de extraer mulas y ganado". Belgrano también valoraba la acción de Güemes. De esta forma nació entre ellos una gran amistad. Esto expresó Güemes a su amigo en una carta: "Hace Ud. Muy bien en reírse de los doctores; sus vocinglerías se las lleva el viento. Mis afanes y desvelos no tienen más objeto que el bien general y en esta inteligencia no hago caso de todos esos malvados que tratan de dividirnos. Así pues, trabajemos con empeño y tesón, que si las generaciones presentes nos son ingratas, las futuras venerarán nuestra memoria, que es la recompensa que deben esperar los patriotas". El jefe de las fuerzas realistas, general Joaquín de la Pezuela, envió una nota al virrey del Perú, señalándole la difícil situación en que se encontraba su ejército ante la acción de las partidas gauchas de Güemes. "Su plan es de no dar ni recibir batalla decisiva en parte alguna, y sí de hostilizarnos en nuestras posiciones y movimientos. Observo que, en su conformidad, son inundados estos interminables bosques con partidas de gauchos apoyadas todas ellas con trescientos fusileros que al abrigo de la continuada e impenetrable espesura, y a beneficio de ser muy prácticos y de estar bien montados, se atreven con frecuencia a llegar hasta los arrabales de Salta y a tirotear nuestros cuerpos por respetables que sean, a arrebatar de improviso cualquier individuo que tiene la imprudencia de alejarse una cuadra de la plaza o del campamento, y burlan, ocultos en la mañana, las salidas nuestras, ponen en peligro mi comunicación con Salta a pesar de dos partidas que tengo apostadas en el intermedio; en una palabra, experimento que nos hacen casi con impunidad una guerra lenta pero fatigosa y perjudicial." A principios de 1817, Güemes fue informado sobre los planes del Mariscal de la Serna de realizar una gran invasión sobre Salta. Se trataba de una fuerza de 3.500 hombres integrada por los batallones Gerona, Húsares de Fernando VII y Dragones de la Unión. Eran veteranos vencedores de Napoleón. Güemes puso a la provincia en pie de guerra. Organizó un verdadero ejército popular en partidas de no más de veinte hombres. El 1º de marzo de 1817, Güemes logró recuperar Humahuaca y se dispuso a esperar la invasión. Los realistas acamparon en las cercanías. Habían recibido refuerzos y ya sumaban 5.400. La estrategia de Güemes será una aparente retirada con tierra arrasada, pero con un permanente hostigamiento al enemigo con tácticas guerrilleras. En estas condiciones las fuerzas de La Serna llegaron a Salta el 16 de abril de 1817. El boicot de la población salteña fue absoluto y las tropas sufrieron permanentes ataques relámpago. El general español comenzó a preocuparse y sus tropas empezaron a desmoralizarse. No lo ayudaron las noticias que llegaron desde Chile confirmando la victoria de San Martín en Chacabuco. De la Serna decidió emprender la retirada hacia el Alto Perú. Las victorias de San Martín en Chile y de Güemes en el Norte permitían pensar en una lógica ofensiva común del ejército del Norte estacionado en Tucumán a las órdenes de Belgrano y los gauchos salteños hacia el Alto Perú. Pero lamentablemente las cosas no fueron así. La partida de San Martín hacia Lima, base de los ejércitos que atacaban a las provincias norteñas, se demorará en Chile por falta de recursos hasta agosto de 1820. Belgrano, por su parte, será convocado por el Directorio para combatir a los artiguistas de Santa Fe. Güemes y sus gauchos estaban otra vez solos frente al ejército español. En marzo de 1819, se produjo una nueva invasión realista. Güemes se preparaba nuevamente a resistir. Sabía que no podía contar con el apoyo porteño: su viejo rival José Rondeau era el nuevo Director Supremo de las Provincias Unidas. La prioridad de Rondeau no era la guerra por la independencia sino terminar con el modelo artiguista en la Banda Oriental, que proponía federalismo y reparto de tierras. El nuevo director llegó a ordenarle a San Martín abandonar su campaña libertadora hacia el Perú y regresar a Buenos Aires con su ejército para reprimir a los federales. San Martín desobedeció y aclaró que nunca desenvainaría su espada para reprimir a sus compatriotas. El panorama de la provincia de Salta era desolador. La guerra, permanente, los campos arrasados y la interrupción del comercio con el Alto Perú habían dejado a la provincia en la miseria. Así lo cuenta Güemes en una carta a Belgrano: "Esta provincia no me representa más que un semblante de miseria, de lágrimas y de agonías. La nación sabe cuántos y cuán grandes sacrificios tienen hechos la provincia de Salta en defensa de su idolatrada libertad y que a costa de fatigas y de sangre ha logrado que los demás pueblos hermanos conserven el precio de su seguridad y sosiego; pues en premio de tanto heroísmo exige la gratitud que emulamos de unos sentimientos patrióticos contribuyan con sus auxilios a remediar su aflicción y su miseria".Pero los auxilios no llegaron nunca y la situación se hacía insostenible porque las clases altas de Salta le retaceaban su apoyo por el temor de aumentar el poder de Güemes y por la desconfianza que le despertaban las partidas de gauchos armadas a las que sólo toleraban ver en su rol de peones de sus haciendas. En 1820, la lucha entre las fuerzas directoriales y los caudillos del Litoral llegó a su punto culminante con la victoria de los federales en Cepeda. Caían las autoridades nacionales y comenzaba una prolongada guerra civil. En ese marco, se produjo una nueva invasión española. En febrero, el general Canterac ocupó Jujuy y a fines de mayo logró tomar la ciudad de Salta. San Martín, desde Chile, nombró a Güemes y le pidió que resistiera y le reiteró su absoluta confianza nombrándolo Jefe del Ejército de Observación sobre el Perú. A Canterac no le irá mejor que a La Serna: terminará retirándose hacia al Norte. El año 1821, fue sumamente duro para Güemes porque a la amenaza de un nuevo ataque español se sumaron los problemas derivados de la guerra civil. Güemes debía atender dos frentes militares: al Norte, los españoles; al Sur, el gobernador de Tucumán Bernabé Aráoz que, aliado a los terratenientes salteños, hostigaba permanentemente a Güemes, quién sería derrotado el 3 de abril de 1821. El Cabildo de Salta, dominado por los sectores conservadores, aprovechó la ocasión para deponer a Güemes de su cargo de gobernador. Pero a fines de mayo Güemes irrumpió en la ciudad con sus gauchos y recuperó el poder. Todos esperaban graves represalias, pero éstas se limitaron a aumentar los empréstitos forzosos a sus adversarios. Estas divisiones internas debilitaron el poder de Güemes y facilitaron la penetración española en territorio norteño. Los sectores poderosos de Salta no dudaron en ofrecer su colaboración al enemigo para eliminar a Güemes. El coronel salteño a las órdenes del ejército español José María Valdés, alias "Barbarucho", buen conocedor del terreno, avanzó con sus hombres y ocupó Salta el 7 de junio de 1821. Valdés contó con el apoyo de los terratenientes salteños, a los que les garantizó el respeto a sus propiedades. Güemes estaba refugiado en casa de su hermana Magdalena Güemes de Tejada, "Macacha". Al escuchar unos disparos, decidió escapar a caballo pero, en la huída, recibió un balazo en la espalda. Llegó gravemente herido a su campamento de Chamical con la intención de preparar la novena defensa de Salta. Reunió a sus oficiales y les transfirió el mando y dio las últimas indicaciones. Murió el 17 de junio de 1821 en la Cañada de la Horqueta. El pueblo salteño concurrió en masa a su entierro en la Capilla de Chamical y el 22 de julio le brindó el mejor homenaje al jefe de la guerra gaucha: liderados por el coronel José Antonio Fernández Cornejo, los gauchos de Güemes derrotaron a "Barbarucho" Valdés y expulsaron para siempre a los españoles de Salta.