viernes, 3 de julio de 2009

LA REVOLUCIÓN SANDINISTA



EL 19 DE JULIO DE 1979

TRIUNFA EN NICARAGUA LA REVOLUCIÓN SANDINISTA

“Tiene unas horas de edad la Nicaragua recién nacida

en los escombros, verde nuevito entre ruinas del saqueo

y la guerra: y la cantora luz del primer día de la

creación alegra el aire que huele a quemado”.

Eduardo Galeano

Aquel 19 de julio de 1979, tras 40 años de dictadura somocista, alumbrará una nueva Nicaragua que pretende ser libre y más justa. Se levantaban entonces las banderas del líder revolucionario Augusto César Sandino, asesinado por Somoza en 1934, a instancias de los EE.UU.

Tratará de liberarse de las ataduras del imperio del norte, como lo había hecho ya en la época del filibustero William Walter, que a mediados del siglo XIX inauguró la secuencia de invasiones y golpes en el país del verdor y los poetas, pero también del yugo y las agresiones de terratenientes y vendepatrias.

BREVE HISTORIA NICARAGÜENSE

Nicaragua fue parte de las “Provincias Unidas de Centroamérica”, un estado formado en 1823 y luego fraccionado como “Provincias del Río de la Plata”, en el sur del continente. Con un 74 por ciento de población mestiza, nació y creció entre revueltas, invasiones y una azarosa historia en la que el contubernio entre liberales y conservadores abrió las puertas a la penetración extranjera.

Los conservadores, por su lado, respondían a los intereses de los grandes comerciantes, hacendados y productores agrícola-ganaderos. Los liberales, por otro, agrupaban a medianos y pequeños propietarios rurales, y hasta a prósperos comerciantes. Poco o nada los diferenciaba, salvo el odio hacia el campesino mestizo super explotado, que dejaba en el surco sudor, lágrimas y hasta la vida, para engordar las arcas de aquéllos.

Al igual que en el resto de América Latina, primero serán los ingleses vestidos de piratas y luego los piratas de los EE.UU. disfrazados de “marines”, quienes harán de Nicaragua uno de los países que más ha sufrido las consecuencias de la llamada “Política del Garrote”.

El Caribe se transformará en un lago norteamericano, el “mare nostrum” de la “diplomacia del dólar” (dollar diplomacy) que compraba gobiernos, o la del “garrote” (big stick diplomacy), para cuando el dinero no era suficiente.

Se inauguró una historia de gobiernos títeres que llegaban a convivir con los ejércitos norteamericanos de ocupación, donde prevalecían los políticos más sumisos, con pequeñas lapsos de gobiernos “díscolos y revoltosos” que siempre quisieron pero nunca pudieron. De entre ellos surgirá Julio César Sandino, el “General de Hombres Libres”.

¿Pero quién era Sandino (18 de mayo de1895 – 21 de febrero de 1934)?

Fue el líder indiscutido de la resistencia nicaragüense contra las ocupaciones directas, indirectas o solapadas, de quienes consideraban aquella geografía como “patio trasero” (Doctrina Monroe 1823 – Corolario Roosevelt 1904): “América para los norteamericanos”, a fin de cerrarles el paso en la zona a las potencias europeas.

De la “Madre Europa” al “Padre Estados Unidos”.

No era Sandino un ideólogo sino un combatiente por la libertad, que se convirtió en el “General de Hombres Libres”, logrando en 1934 la expulsión de las fuerzas invasoras. Pero lo traicionaron sus propios connacionales, y fue asesinado el 2 de febrero de 1934 por Somoza, quien se convirtió en dictador, en una secuencia familiar de cuarenta años.

La infantería de marina de los EE.UU. lo utilizó para alumbrar una santa trilogía: Marines-Somoza-United Fruit Company (1).

La guerrilla de Sandino era invencible en el orden interno, pero terminó sucumbiendo por la falta de ayuda internacional, necesaria por tratarse de un enemigo externo diez veces más poderoso.

EL FRENTE SANDINISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL (FSLN)

Fundado en 1961 bajo el liderazgo de Carlos Fonseca Amador, Tomás Borge, Silvio Mayorga y Noel Guerrero, tenía el fin de contar con una vanguardia político-militar que canalizara las distintas manifestaciones de protesta popular y resistencia a la dictadura.

Anastasio Somoza fue sucedido por su hijo Luis y éste por su hermano Anastasio Somoza Debayle. Todos ejercieron un poder despótico y absoluto.

Si bien el terremoto de 1972 devastó casi por completo la capital del país, Managua, y dejó 15.000 muertos y 200.000 personas sin vivienda, fue la guerra civil la que finalmente trasladó la destrucción al resto del país.

Al principio, el FSLN actuó en zonas rurales del noroeste, trasladándose paulatinamente hacia el centro y sur del país y hacia las zonas más pobladas, con una estrategia de guerrilla urbana, con grupos comandos bien pertrechados y organizados que le asestaron duros golpes a la Guardia Nacional. En las zonas rurales se organizaron comités de acción, aprovechando el potencial humano de los pobladores locales. Con estos recursos se realizaron grandes ataques a los cuarteles de Rivas y Granada.

Una de las acciones más destacadas del FSLN fue la del 27 de diciembre de 1974, durante un agasajo que el gobierno le ofrecía al embajador de los EE.UU., Turner Shelton. Un comando de trece guerrilleros copó el castillo donde se realizaba ls recepción y tomó a los asistentes como rehenes. Durante una larga negociación que duró cuatro días -en las que intercedió el obispo Miguel Obando y Bravo- se logró la liberación de muchos prisioneros políticos, entre ellos Daniel Ortega, además de que se obligó al gobierno a conceder un aumento de salarios para los trabajadores y un monto de rescate de cinco millones de dólares por los rehenes.

En agosto de 1978 otro comando tomó por asalto el Palacio Nacional, cuando ya el gobierno de Somoza se encontraba en franco deterioro. La ofensiva final se desencadenó un mes más tarde, en septiembre de 1978, sobre las ciudades de Matagalpa, León, Masaya, Chinandega y Estelí, lo que se transformó en una insurrección generalizada.

Fue declarada la Ley Marcial y una estricta censura a la prensa extranjera. Mientras tanto, la Guardia Nacional desataba violentos bombardeos indiscriminados sobre poblaciones enteras, los que produjeron innumerables e innecesarias muertes, fundamentalmente en la población civil, cuando ya todo estaba perdido.

No le alcanzó al dictador la represión ni las masacres para frenar la ola revolucionaria que se extendió implacable a todos los rincones del país. A pesar de todo, la caída de Managua se produjo el 19 de julio de 1979.

“Lo van y se va. Al alba, Somoza sube al avión hacia Miami. En estos últimos días los Estados Unidos lo han abandonado, pero él no ha abandonado a los Estados Unidos: ‘En mi corazón, yo siempre seré parte de esa gran nación’.

Somoza se lleva de Nicaragua los lingotes de oro del Banco Central, ocho papagayos de colores y los ataúdes de su padre y de su hermano. También se lleva, vivo, al príncipe heredero.

Anastasio Somoza Portocarrero, nieto del fundador de la dinastía, es un corpulento militar que ha aprendido las artes del mando y el buen gobierno en los Estados Unidos. En Nicaragua fundó y dirigió, hasta hoy, la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería, un juvenil cuerpo del ejército especializado en el interrogatorio de prisioneros y famoso por sus habilidades: armados de pinza y cuchara, estos muchachos saben arrancar uñas sin quebrar las raíces y saben arrancar ojos sin lastimar los párpados.

La estirpe de los Somoza marcha al destierro mientras Augusto César Sandino pasea por toda Nicaragua, bajo lluvia de flores, medio siglo después de su fusilamiento. Se ha vuelto loco este país: el plomo flota, el corcho se hunde, los muertos se escapan del cementerio y las mujeres de la cocina”, así describe Galeano aquel momento.

PLANES DE ACCIÓN DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO

La primera junta del Gobierno de Reconstrucción Nacional, integrada por Daniel Ortega Saavedra, Violeta Barrios de Chamorro, Sergio Ramírez Mercado, Alfonso Robelo Callejas y Moisés Hassan Morales, encaró como primer objetivo la reconstrucción de un país devastado.

Fueron derogadas la Constitución y las leyes de la dictadura, disueltas las cámaras legislativas y las cortes. En su reemplazo se estructuró un Consejo de Estado de 33 miembros elegidos por organizaciones políticas, económicas, sociales y sindicales.

Se disolvió la sangrienta Guardia Nacional, el Servicio de Inteligencia del Ejército y todas las dependencias represivas, las que fueron reemplazadas por un nuevo ejército integrado por el FSLN.

Se nacionalizó el comercio exterior, los recursos naturales y la banca, y se expropiaron las cuantiosas propiedades de la familia Somoza. Fue instrumentado un plan de alfabetización con programas para adultos y se tomaron medidas urgentes para revertir las precarias condiciones de salud. Baste decir que al final de la dictadura la perspectiva de vida sólo alcanzaba a 52 años.

Todo ello frente al aislamiento internacional impuesto por los EE.UU., que desde el triunfo sandinista había comenzado a alentar a los restos de la guardia nacional somocista.

Desde Buenos Aires, la dictadura de Videla se opuso a la condena internacional del régimen de Somoza, al que además le había proporcionado socorro militar, entrenamiento e inteligencia, así como ayuda para la contrarrevolución.

En 1983 EE.UU. realiza las maniobras militares “Pino Grande I” y “Pino Grande II”, en abierta provocación contra Nicaragua, violando reiteradamente sus aguas territoriales y su espacio aéreo.

En el año 1984 se efectúan elecciones generales en las que Ortega gana por amplio margen, a pesar de la campaña de difamaciones orquestada desde Washington. En 1985 Reagan acentúa la intromisión armada, con fondos obtenidos por la venta ilegal de armas a Irán durante la guerra con Irak (Irangate). Vale recordar que los EE.UU. estaban entonces aliados con el Irak de Sadam Husein.

El gobierno de Ortega se vio obligado a promover una movilización general, grandes contingentes de trabajadores y campesinos debieron abandonar la producción y marchar a cubrir las fronteras infiltradas por los llamados “contras”.

EL ACTA DE CONTADORA

Con el concurso de cinco países centroamericanos vecinos, se establece en 1983 un acuerdo de no agresión, con amplio respaldo internacional. Sin embargo a los EE.UU. le interesó muy poco la distensión y continuó apoyando a los contras, aún quebrantando una votación del Congreso.

Se creó el “Grupo de Apoyo a Contadora”, integrado por Colombia, Venezuela, Panamá y México, de allí sale un documento de veintiún puntos que los EE.UU. rechazan por considerarlo favorable a Nicaragua; uno de esos puntos determinaba elecciones generales en 1990.

A todo esto la Corte Internacional de Justicia de La Haya, por 14 votos a 1, condenaba a EE.UU. y le ordenaba cesar de inmediato las agresiones militares. Lo cierto es que el país del norte hizo caso omiso al fallo.

En las elecciones de 1990, y debido al desgaste de la guerra continua y la propaganda emanada desde los medios dominados por la potencia norteamericana, triunfa la coalición opositora con una antigua aliada sandinista como candidata, que se había pasado a la oposición, Violeta Chamorro.

Tras 16 años de gobierno opositor, en el 2006 gana en nuevas elecciones el FSLN, otra vez de la mano de Daniel Ortega, con el 38 por ciento de los votos contra el 29 por ciento que recoge el candidato de los EE.UU., Eduardo Montealegre.

Esta es la penosa historia contemporánea del sufrido pueblo nicaragüense. Al fin, hoy logra sobreponerse al aparato militar y propagandístico del imperio de turno y marcha a su definitiva liberación, acompañando el nuevo proceso de cambios que se puede presenciar en Latinoamérica.

Miguel Eugenio Germino

(1) United Fruit Company (1899-1970): multinacional de los EE.UU. que monopolizó la producción y el comercio de la fruta en los países de Centroamérica y el Caribe. A partir de su accionar, dominó sus economías, derrocó a sus gobiernos y terminó por convertirlos en “Países Bananeros”.

FUENTES

-Cussianovich, Guillermo Ernesto, Ortega: La revolución en Nicaragua, CEAL, 1986.

-Galeano, Eduardo, Memorias del Fuego, Tomo III, Catálogos, 1986.

-http://es. Wikipedia. Org/Wiki/revoluci%c3%B3n_sandinista

-http://www.elvoceromichigan.com/news.php?nid=25198

-Selser, Gregorio, Sandino General de hombres libres, CEAL, 1984.

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