miércoles, 2 de septiembre de 2009

COUS COUS, LA GRAN CENA


ESTAS DESPEDIDO

COUS COUS, LA GRAN CENA

Dirección y guión: Abdellatif Kechich.

Intérpretes: actores no profesionales.

Origen: Francia, 151 min.

Arteplex Centro - Sala Lorraine.

Tal como hemos visto en varias películas francesas, se nos invita aquí a presenciar un aspecto del mundo que está cambiando, y para mal. El capataz de la obra en construcción le dice a Slimani, un obrero: “Ya no eres rentable”. El obrero deberá aceptar una suerte de indemnización, para hacer frente a los gastos de sus dos familias, ya que rehúsa la jubilación. Optará por seguir en carrera en otra actividad.

Slimani y la hija que tiene con su segunda esposa -la joven Hafzia Herzi- pondrán su iniciativa en movimiento, vencerán toda suerte de trabas burocráticas e instalarán un restaurante en un barco abandonado. Especialidad de la casa: “cous cous”, un preparado de sémola de trigo, acompañado con pescado y verduras, típico del Norte de África.

Pero la empresa no será nada fácil, sobre el tapete quedarán los tragicómicos enfrentamientos familiares de Slimani.

Es una pequeña historia que narra los avatares de una familia fragmentada de origen magreví, que se jacta de su procedencia y trata de conservar sus costumbres. Esta narración en torno a las filiaciones, que vira por momentos a la técnica documental, nos permite observar de cerca a esa comunidad extranjera, que con su modo de comer defiende aquí firmemente su identidad.

El cous cous no sólo es un manjar sino que es un símbolo representativo de esa comunidad y termina uniendo a las dos familias, caracterizadas por la presencia de mujeres fuertes y aguerridas que llevan la delantera sobre los hombres.

La película tiene escenas notables, entre las que se cuenta aquella en que los viejos amigos músicos del protagonista critican acerbamente su conducta y su revolucionaria idea del barco, para luego adherir a la iniciativa y cooperar con total entrega y entusiasmo al proyecto alocado de dos familias a la vez unidas y enfrentadas, casi siempre en medio de cómicas peripecias. Quedará esta escena en la antología de personajes de pueblo chico, en el que todo se sabe y se juzga de inmediato.

Es el tercer largometraje de este director tunecino del cual ya vimos Juegos de amor esquivo (2003), una película entrañable, con un grupo de estudiantes adolescentes de la misma procedencia étnica que representan una obra de teatro en un colegio secundario y ponen en evidencia conflictos interraciales.

Cous cous ha recibido numerosos premios, entre ellos el del Festival de Venecia y el Cesar de Francia.

Martha Silva

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