viernes, 25 de junio de 2010

LA MASACRE DE MARGARITA BELÉN


ESTA NOTA FUE PUBLICADA EN EL Nº 125 DEL PERIÓDICO PRIMERA PÁGINA DEL MES DE DICIEMBRE DE 2004


13 de diciembre de 1976: la Masacre de Margarita Belén


“Allí van los muertos, dijo el coronel (Jorge Larrateguy) y no se equivocaba cuando señaló el camión del Ejército. No dijo allí llevan a los muertos, tampoco dijo allí trasladan a los muertos. Dijo: allí van los muertos. Y es así. Porque los muertos de Margarita Belén son muertos que viven ¡y que van!, como dijo el coronel”.


Jorge Giles


Margarita Belén, es un hito más en la larga lista de secuestros, torturas, violaciones, robos, apropiación de bebés y cobarde ajusticiamiento de los detenidos, ya indefensos. Son los crímenes de lesa humanidad de la Dictadura militar que asaltó el gobierno en 1976.

Margarita Belén es un hito más de la pesadilla que vivió la Argentina, América y el mundo y que la historia no puede ni debe olvidar, aunque no se haya logrado aún justicia.

Allí, en Margarita Belén, en un desolado paraje de la ruta 11 hacia Formosa fueron ajusticiados 21 detenidos políticos, secuestrados por el Ejército; en ningún momento se les garantizó mínimamente sus derechos y mucho menos los derechos humanos.

Habían sido trasladados desde distintos centros detención al Regimiento de Resistencia (Chaco) y a la Alcaidía local, donde antes de ser conducidos a la muerte fueron humillados, vejados y torturados nuevamente, para luego fingir el clásico “enfrentamiento”, de moda en aquellos tiempos. “Allí van los muertos, dijo el coronel”.


Estado de situación


El peronismo había vuelto al gobierno con las elecciones del 11 de marzo de 1973. “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, fue el slogan de campaña, y tras el regreso del general Perón y de la “Masacre de Ezeiza” del 20 de junio del mismo año, Cámpora —”El Tío”— es forzado a renunciar y las nuevas elecciones le dan el triunfo a la fórmula Perón-Perón.

Sin embargo, la violencia instalada en el país no cedió; por el contrario, se incrementó, alentada desde el mismo gobierno por López Rega y los sectores reaccionarios y fascistas. Montoneros y el ERP reclamaban cambios profundos que la Derecha no estaba dispuesta a conceder.

Tras el asesinato de Rucci (secretario de la CGT) hace su aparición la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina), y Perón no desalentó su accionar.

El 1º de Mayo de 1974 se produce el rompimiento de Perón con los Montoneros que le reclamaban “Qué pasa, general, que está lleno de gorilas el gobierno popular”, a quienes les contesta llamándolos “Imberbes y estúpidos”.

La enfermedad del líder lo lleva a la muerte el 1º de julio de 1974; había ejercido tan solo ocho meses de gobierno. Muerto Perón, la ofensiva de la Derecha fue más contundente; se producen varios asesinatos de militantes montoneros y pasa el grupo a la clandestinidad. El Parlamento, con mayoría peronista, sanciona la Ley Antisubversiva.

El ERP crea en Tucumán un frente guerrillero rural y Montoneros continúa con su lucha urbana. A todo esto, la Triple A ya se había cobrado más de 500 muertes y las fuerzas represivas debieron contabilizar también las suyas.

Videla asume como Comandante en Jefe del Ejército; se vislumbra un Golpe de Estado que los partidos tradicionales son incapaces de impedir, mientras el gobierno de Isabel se resquebraja a pasos agigantados. El Golpe se produce finalmente el 24 de marzo de 1976 a las 3.10 de la madrugada.

En Chile había sido derrocado Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973; poco antes, en junio, otro golpe desplazaba al gobierno uruguayo. La responsabilidad de los EE.UU. en esta desestabilización continental se conocerá oficialmente más adelante. Pero sería tarde: la sangre ya se había derramado por América latina.

Con el Plan Cóndor se cerrará el cerco represivo, y la tortura para obtener información se torna más sádica, como castigo tendiente a destruir moralmente al detenido. Las violaciones fueron cosa corriente; comenzaron a funcionar centros clandestinos de detención. En muchos casos se obligaba a las víctimas a ceder sus propiedades.

Las Ligas Agrarias y la noche de San Bartolomé

Hacia la mitad del año 1975, un grupo de militantes urbanos de Montoneros se instala en Sáenz Peña (Chaco) dando los primeros pasos para estrenarse como militantes rurales, en apoyo a los campesinos de las Ligas Agrarias Chaqueñas.

Un casual encontronazo de uno de ellos con un ex guardiacárcel delata su presencia y el alerta de las fuerzas represivas, que ya preparaban una operación que denominaron “La noche de San Bartolomé”.

Metieron presos a casi todos los dirigentes de las Ligas Agrarias, familias enteras de chacareros, y se inauguró el “Botín de Guerra”, llevándose de las chacras más de un chanchito para el horno o asador de los milicos.

Los gringos y no gringos de las Ligas pagarían con cárcel el pecado de organizarse y defender un pedazo de tierra, el precio de la yerba mate, el té o el algodón.


El cautiverio


Hasta el abogado que mandaron para asistirlos cayó “en cana”. Fueron trasladados a Resistencia y alojados en la Brigada de Investigaciones de la Policía del Chaco; el grupo de detenidos, que superaba los treinta, pasaría por aquel infierno conducido por la policía local y más tarde por el general Facundo Serrano y el coronel Alcides Larrateguy. Allí, al compás de un viejo acordeón —para tapar los gritos— el cabo Sotelo (José Marcos Marian) aplicó la picana en pleno pecho. El Dr. Grillo era el encargado de tomar el pulso para continuar la “sesión”. Allí se sucedieron la tortura, la violación, el insulto y la denigración.

Un día vino “de visita” a presenciar una de las sesiones un conocido torturador de Santiago del Estero —Musa Azar—, hombre de confianza de los Juárez.

Jorge Giles, un sobreviviente de aquel infierno, cuenta su historia en el libro “Allí va la vida - La masacre de Margarita Belén”, un desgarrador testimonio de las crueldades a las que pueden llegar los seres humanos convertidos en bestias.

Giles es descendiente de Antonio Mamerto Giles Núñez, más conocido como “El Gauchito Gil”, lanceado y degollado en 1878.

“Y me amarraron a una cama de sunchos (…) las muñecas y tobillos y siento primero algo que me quema, y a medida que quema chorrea (…) Dale más en la boca, en los huevos, en el culo, en el pecho, en la oreja… (es la orden) —no te desmayes guacho de mierda. La picana, el teléfono y otros métodos brutales de castigos se repetían diariamente. De allí nos trasladaron a la Alcaidía provincial y un par de meses después a la U7”.

“Por aquella época los presos sospechaban que los vendrían a buscar para matarlos. Un día se llevaron a Miguel Sánchez, apodado “Gato”; lo metieron en el baúl de un coche. Al poco tiempo nos enteramos de que habían entregado a sus padres el cadáver con signos de tortura”.

Después del Golpe del ’76, el general Díaz Bessone dispone la prohibición absoluta de visitas familiares, correo, comida y ropa para los presos políticos (para ellos, “delincuentes terroristas”).

“Allí nos fuimos enterando de supuestos ‘enfrentamientos armados’ con muertos de un solo lado; entraba en plena vigencia la llamada ‘Ley de Fugas’ “.

De común acuerdo, los presos resolvieron mantener oculto un receptor de radio a transistores para escuchar durante la noche una emisora brasileña. Era el único vínculo con el mundo exterior.

Sin embargo —cuenta Giles— la moral de los presos se mantenía alta; idearon un entretenimiento —supuestos monólogos telefónicos con el exterior, con familiares y amigos— donde sólo había muros, hierros, cemento, garrotes y soledad.

“Ni en los calabozos de aislamiento (donde que mandaban a los presos ante la menor falta), dejaba de latir la vida. Allí donde hay un hombre, allí donde hay una mujer, allí hay vida, hay angustia, dolor, hay esperanza”.


Sorpresa y desconfianza: llega un cura


Una conmoción produjo en la U7 el anuncio de que el Padre Brisaboa daría misa en la Capilla del Penal los días lunes y viernes a las 16 hs. Primero fue la sorpresa, luego la desconfianza y más tarde el debate sobre si asistir o no. Finalmente se decidió concurrir pero con reservas, aunque no faltó la esperanza —ante el aislamiento— de convertir al cura en “paloma mensajera”; fue lo que ocurrió luego de un tiempo.

Se logró así mantener un fluido contacto con el exterior por medio de la sotana del cura. Pero la cosa no duró demasiado. El día que asesinan a Angelelli en La Rioja, el cura se rebela y en la misa hace referencia a “nuestro hermano mayor, mi obispo Angelelli”. “¡Basta! —gritó el oficial Casco—. ¡Todos al pabellón!” Terminó la misa y terminó la estadía del cura Brisaboa en el centro de detención.

La lista de la muerte

“Durante una caminata, ‘¡de dos en dos!’, nos gritaban; después de un largo tiempo sin salir al patio cualquier salida era bienvenida, aunque con desconfianza. Fue así que el guardia más anciano me dice: ‘No se dé vuelta, siga caminando… cuando den la vuelta y yo quede delante suyo, tiraré una paloma (mensaje) al suelo, recójala y llévela bien escondida al pabellón’ “.

Aquella lista sólo contenía nombres. Ni una frase, sólo nombres: los nombres de los condenados; allí comenzó la cuenta regresiva. Y nuevamente el debate sobre la credibilidad de la lista y cómo enfrentar la supuesta muerte que vendría armada hasta los dientes.

“Que en el minuto fatal de la partida pudiéramos ser capaces de tener aquellos mismos ojos, aquella bella y sentenciosa mirada que alumbró en una escuelita boliviana, allá en la Higuera. Para siempre”.

“La situación tensaba el viento, desenvainaba las convicciones más puras de los presos; serían las mismas que tendrían los esclavos al enfrentar a los leones, o las de Juan Moreira soñando saltar el muro”.

¡Se los llevan!

Llegó la hora. Un domingo, el 12 de diciembre de 1976, a la hora de la siesta comienzan a circular los nombres: Néstor Sala, del pabellón 2; Patricio Blas Tierno (El Pato) y Barquito, del 3; Carau Duarte, Fransen y Cuevas. Todos fueron trasladados a la Alcaidía provincial, donde suspendieron las visitas y reinó el terror.

Pasadas las 3 de la mañana del lunes 13 de diciembre reagrupan a todos y se los llevan, casi muertos, torturados una y mil veces, empujados por sus verdugos, arrastrados de los pelos. El resto de los presos se muerde las manos de impotencia.

En la calle, frente a la Alcaidía, dos camiones del Ejército, un Mercedes Benz 1114 y un Unimog 416 esperaban junto a un Peugeot 504, una camioneta Chevrolet, un Renault 12 y un Ford F 100. En estos últimos irían los detenidos y servirían para armar el “enfrentamiento”.


Los verdugos


Jorge Larrateguy, Jefe del Area 233, GM 7; Horacio Losito, Germán Riquelme, Guillermo Reyes, Athos Renés, Rafael Sabo, Norberto Trozzo, Luis Alberto Pateta, Ernesto Simoni, Aldo Martínez Segón. Posiblemente hayan participado también los capitanes Bianchi y Rampulla del Grupo de Artillería Nº 7 y los suboficiales de Inteligencia Carnero, Bertoli, Romero, Pavón y los auxiliares civiles Valussi y Edgardo Eugenio Vicente. A ellos se sumaron los policías Carlos Alcides Thomas, Gabino Manader y José María Cardozo.


Los condenados


Néstor Sala, Carlos Alberto Duarte, Carlos Alberto Zamudio, Carlos María Caire, Carlos Enrique Tereszcuk, Delicia González, Eva Beatriz Cabral, Fernando Gabriel Pierola, Julio Andrés Pereira, Luis Alberto Díaz, Luis Angel Barco (Barquito), Luis Arturo Fransen (El Colorado), Manuel Parodi Ocampo, Mario Cuevas, Patricio Blas Tierno (El Pato), Reinaldo Zapata Soñez, Roberto Horacio Yedro y dos mujeres y tres hombres sin identificar.


El viaje a la muerte


El convoy arranca pasadas las 3 de la madrugada del lunes 13 de diciembre y avanza por la ruta 11 rumbo a Formosa. Unos kilómetros antes del destino final se detiene para soltar la última furia de los criminales. Allí nuevamente son violadas las mujeres y torturados los hombres; tres de ellos son castrados. Sería el último “ablande” antes del final.

Dan las últimas órdenes: “Señores, esto es Margarita Belén. Corten la ruta. Coloquen a Sala en el Peugeot, al volante. Recuerden que esto lo hacemos por Dios y por la Patria. ¡Viva la Patria! ¡Viva! Suelten a esos prisioneros. Vamos, corran, hijos de puta, corran les digo. ¡Fuego! ¡Fuego!”.

Eran las 6.30 de la mañana y los disparos se prolongaron hasta las 7. La muerte había jugado una batalla desigual. Al costado del camino los milicos comieron un asado, todos masticaron chorizos y morcillas al lado mismo de los cadáveres.


“¡Allí van los muertos!”, dijo el coronel. ¡Allí va la vida!, responde el silencio.


Miguel E. Germino


Fuentes:

- Allí va la vida, La masacre de Margarita Belén, Jorge Giles, Colihué, 2003.

- Historia argentina contemporánea, Felipe Pigna y otros, A-Z, 2000.

- Diario Clarín, sábado 8 de marzo de 2003 y viernes 8 de octubre de 2004.



ANEXOS:


1)“Comunicado Oficial” de la Séptima Brigada de Infantería con asiento en Corrientes

“…Siendo aproximadamente las 4.45 del día 13 de diciembre, una columna que transportaba detenidos subversivos hacia Formosa, fue atacada por una banda armada en la ruta Nacional nº 11, próximo a la localidad chaqueña de Margarita Belén. Tres delincuentes subversivos fueron abatidos en el enfrentamiento producido, logrando escapar los restantes aprovechando la confusión y la oscuridad…”.



2)Un juez invalida el Punto Final

El Juez Federal de Resistencia, Carlos Skidelsky (a pesar del tiempo transcurrido) declaró que las leyes de Obediencia Debida y Punto Final son inconstitucionales. De esta forma se sumó a las decisiones anteriores de sus pares Claudio Bonadío y Gabriel Cavallo, por lo que dejó la vía abierta para la detención de trece militares hoy retirados, entre ellos el ex Jefe del Ejército Cristino Nicolaides y 37 miembros de la Policía del Chaco, todos relacionados con la denominada “Masacre de Margarita Belén”. Como presuntos autores materiales están imputados los ex tenientes Alberto Martínez Segón y Luis Pateta, otros dos militares de apellido Trozzo y Carnero y los policías Gabino y Cardozo. (Marzo de 2003).



3)El Juez Federal correntino Carlos Soto Dávila ordenó la detención de dos militares en actividad; uno de ellos es Horacio Losito, que en el año 2003 se desempeñaba como agregado militar en la Embajada argentina en Roma, sujeto éste involucrado en la Masacre de Margarita Belén. (Octubre de 2004).

Tarde, pero es de esperar que se haga justicia, ya que los crímenes de lesa humanidad no proscriben.


4)Junio del año 2010: Comienza finalmente el juicio. es de esperar que se haga justicia.

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