Desamparo de la población frente a la desidia estatal
El 1 de diciembre de 2009 marca un antes y un después en la vida de la pequeña Zahira Morales, entonces de seis años. Esa tarde estaba jugando en la Plaza Almagro acompañada por sus padres y su hermanito Agustín, cuando una enorme rama de un plátano se desprendió y golpeó su cabeza, provocándole fractura y hundimiento de cráneo. La lesión era gravísima; sin embargo, después de un mes de internación, salió caminando milagrosamente del Hospital Gutiérrez, donde se le había colocado una prótesis craneana de silicona.
La pesadilla está lejos de terminar, ya que las secuelas del accidente son tan severas que le impiden llevar una vida normal. Su mamá, Bárbara Leccaditto, brinda detalles al respecto: “Hay muchas cosas que ella no puede hacer. Le falta la mitad de la cabeza, por lo tanto, un golpe o un pelotazo puede ser fatal. No puede correr porque tiene la parte izquierda del cuerpo paralizada. A veces, el cerebro no le envía la información necesaria, lo que hace que trastabille y caiga. Por eso, usa unas valvas en la pierna. Tampoco puede, por la silicona, exponerse al sol sin gorro”. Además, padece ataques de epilepsia, vértigo, temperatura corporal inestable, problemas de control de esfínteres y dificultades en la memoria de corto plazo. A nivel anímico tiene sus altibajos; cuenta con una acompañante terapéutica que la ayuda mucho. Sigue un tratamiento periódico: va al hospital dos veces por semana, a los sectores de Kinesiología, Neurología, Neuroortopedia y Urología. En marzo le van a aplicar inyecciones de botox en la pierna porque, debido a la parálisis, se le entumecieron los músculos, y se le realizará un estudio a raíz de un coágulo muy grande en la cabeza, que nunca se reabsorbió. En octubre volvió a la escuela, iba una hora tres veces por semana, estaba acompañada constantemente por una celadora. Los chicos la recibieron con mucho afecto y Zahira estaba muy contenta.
Bárbara desmiente que el gobierno porteño les haya otorgado una ayuda económica: “No recibimos ningún subsidio. Conseguir los medicamentos es una lucha, la mayoría de las veces los tenemos que comprar, porque no los mandan. Todo lo que la nena necesite le corresponde proveerlo al Gobierno de la Ciudad. Necesitamos urgente un vehículo: ella no puede viajar en colectivo porque tiene vértigo crónico. El trámite está paralizado. El que tendría que intervenir es Macri. Hace meses que vengo pidiendo una reunión con él pero no me la da. La ministra Vidal no me atiende el teléfono, a Rodríguez Larreta tampoco podemos llegar. No sé por qué tanto miedo”. La familia va a solicitar una subvención mensual: los costos del tratamiento son elevados y Bárbara no puede trabajar porque se debe dedicar al cuidado de su hija.
Se está llevando adelante un juicio penal, donde hay diecisiete imputados por el presunto delito de “lesiones culposas gravísimas”. Entre ellos está el ex Ministro de Ambiente y Espacio Público, Juan Pablo Piccardo, y otros ex funcionarios del área, como Félix Alsagat, Guillermo Balo, Eduardo Villar y Carlos Paltrinieri, quienes declararon en indagatoria a fines de diciembre ante el juez Gabriel Ghirlanda. Según Bárbara, hay sobradas pruebas que los incriminan. En el libro de actas consta que desde hacía dos años los guardianes de la plaza venían denunciando la caída de ramas y reclamaban una poda urgente, incluso del mismo árbol que golpeó a la nena. En una planilla figura que esos árboles habían sido podados, cuando nunca se había hecho poda alguna. “Mi bronca es que el hecho se podría haber evitado. A mí me da pánico que vuelva a pasar algo así”, expresa angustiada la mamá de Zahira. A propósito, una pericia de la Facultad de Agronomía reveló que todavía hay árboles con peligro de inminente caída en la plaza.
El abogado de la familia presentó una demanda para que se le impute a Macri el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público. “Macri me dijo que no puede controlar a todos sus funcionarios. Si es Jefe de Gobierno y no puede manejar a su gente, entonces que no asuma. La responsabilidad recae en él, le guste o no. Yo la voy a pelear hasta el final. Yo sé que se va a hacer justicia. Estamos peleando contra un monstruo pero vamos a salir victoriosos, es algo que ellos le deben a Zahira”, anuncia tajante la mamá, Bárbara. A esta mujer valiente no la amedrentan ni el ofrecimiento de un cheque en blanco para callarse la boca, ni los dos hombres armados que entraron al departamento en octubre, buscando papeles de la causa.
Zahira tiene un grupo en Facebook con tres mil seguidores, quienes están organizando un festival a beneficio del Hospital Gutiérrez para la compra del “resonador”. La nena nos despide con una amplia sonrisa mandando un “saludo para todas las mamás”. Será dado.
Laura Brosio
A ese tipo de gente no se les tiene que caer una rama.. se les tiene que caer un bosque entero.
ResponderEliminarExplíquenme por qué la culpa del árbol recae en Macri? Es Dios quizá? Ya que estamos culpémoslo del tsunami de Japón o el volcán de Chile...
Negros de mierda, vuelvánse a la villa y dejen de reclamar por derechos que no tendrían que tener