jueves, 1 de septiembre de 2011

“LA POPULAR” Compañía de Tabacos


“LA POPULAR” Compañía de Tabacos

(MEXICO 3486, esquina MAZA)

La comercialización del tabaco, tanto en nuestro país como en el mundo, resultó siempre un lucrativo negocio, al punto de que el fisco argentino no despreció la posibilidad de sacar tajada y gravó impositivamente la actividad en el año 1895.

Esta manufactura se constituyó en una de los principales rubros de la endeble y naciente industria nacional.

El barrio de Almagro fue uno de los primeros en el que se afincaron numerosas fábricas de cigarrillos y tabacos, destacándose entre otras:

-Abdulla, De Reszke, hacia 1932-1940, en Sarmiento 3980.

-Tabacalera La Unión, hacia 1930, en Victoria 4251.

-Héctor Bertone y Cía, entre 1930 y 1935, en Potosí 4234.

-La Popular, de Juan Posse, desde 1902, en México 3486.

“LA POPULAR”

Juan Posse (1854-1915), uruguayo que llegó al país cuando lo trajo su familia a los 3 años de edad, instala su primer comercio minorista de cigarrillos, “La Popular”, en la esquina de su casa paterna de Florida y Lavalle, cuando apenas tenía 20 años. Ya desde entonces comenzó a escalar posiciones en el mercado mayorista del tabaco, a la vez que fue adquiriendo grandes extensiones de tierras en la provincia de Buenos Aires.

La firma pasa por diferentes etapas: de Florida se traslada a la calle Rivadavia y Cerrito, con la denominación de Fábrica de Tabacos y Cigarrillos Posse y Cia., y de allí pasa a levantar una amplia fábrica en México 3486, en el año 1892. A su vez, en Callao 353 (entre Sarmiento y Corrientes), en el mismo edificio que había ocupado el Teatro Edén, funcionaron los talleres donde 200 trabajadoras elaboraban cigarrillos de tabacos finos, tipo francés.

El 9 de octubre de 1906 la compañía se convierte en sociedad anónima, con el nombre de Compañía General de Tabacos S.A. En 1935, cuando ya había fallecido su fundador, se conforma la sucesora Massalini y Celasco S.A., que funcionará hasta 1965 en México 3486 comercializando las marcas Arizona, Saratoga, Colorados y Caravana.

En 1966 se traslada a Donato Álvarez 1351, quedando desde entonces en desuso aquel monumental edificio de la calle México, donde pasaría más tarde a funcionar un gimnasio.

En 1980 la empresa se fusiona con otras dos: Manufactura de Tabacos Particulares V.F. Greco S.A. y Manufactura de Tabacos Imparciales S.A. La compañía resultante comienza a girar con el nombre de Massalin Particulares S.A., y pasa a dominar el mercado nacional, con el respaldo de Philips Morris Internacional y Reemtsma Cigarretten Fabriken que en ese momento ostentaba el 66% de las ventas locales de tabaco.

Por entonces se establecían plantas en Corrientes, Rosario de Lerma (Salta) y depósitos en Misiones, Tucumán y Jujuy.

LA FÁBRICA DE MÉXICO 3486

Ramón Letamendi adquiere en 1832 una antigua quinta de Almagro, de más de 3 hectáreas, situada entre las actuales calles Independencia, Boedo, México y Liniers. En ella Letamendi explotaría un horno de ladrillos, actividad que dio lugar a quejas vecinales, ya que “originaban la formación de desniveles y lagunas con pérdidas de terrenos para el cultivo”.

Medio siglo después, Posse emplazará en 1892, en el sector norte de la quinta, un gran edificio para su fábrica, en la calle México 3486, esquina Maza. Ocupaba un terreno de 4.600 m2, casi la mitad de la manzana. El establecimiento era de estilo grecorromano; fue diseñado y dirigida su construcción por el arquitecto J. R. Sutton (constructor también del Palacio Hisrch, en Conde 2066, Belgrano). Pero el 4 de febrero del año 1900 un impresionante incendio, cuyos resplandores y humo se veían desde todo punto de la ciudad, consumió depósitos, maquinarias y demás instalaciones. Las pérdidas fueron enormes, sin embargo, con la cobertura de las compañías aseguradoras el edificio pudo ser reconstruido sobre las mismas bases del anterior en apenas cinco meses.

Estaba coronado por una torre, con una estatua en su cumbre que sostenía un poderoso foco eléctrico como símbolo del progreso, además de un gran reloj que era visible desde considerable distancia, porque emergía por sobre las chatas casas del barrio en aquel principio de siglo. Constaba de 22 departamentos, ocho de los cuales daban a una rotonda central. Todas las dependencias tenían mucha ventilación y luz natural, a través de grandes ventanales. Constaba de planta baja y un piso alto, en los que funcionaban máquinas, salas de secado, depósitos, administración, laboratorio, servicios de mantenimiento y talleres mecánicos. Además contaba con una imprenta equipada con cuatro máquinas litográficas, donde se imprimían mapas del país, con el trazado de las líneas férreas, retratos y semblanzas de personalidades y políticos de la época; estos textos iban dentro de los paquetes de cigarrillos, como promoción e incentivo de compra.

LOS CONFLICTOS LABORALES DE “LA POPULAR”

En el año 1901, debido a las extenuantes jornadas laborales que se imponían a la generalidad de los obreros, y en el clima de la efervescencia proletaria de principios de siglo, se desató una prolongada huelga en el establecimiento, en la cual jugó un papel principal el movimiento anarquista.

La empresa de Juan Posse se convirtió en el foco del conflicto, ya que los obreros consideraban a éste como uno de los patrones más despóticos del país. El paro se prolongó por la intransigencia patronal, y sobrevino un boicot obrero, que le ocasionó a la tabacalera una caída brusca de las ventas.

Llegaron a trabajar en el lugar, en su mejor época, más de 600 obreros y obreras que manejaban grandes y modernas máquinas trituradoras, mojadoras y limpiadoras del tabaco, elaboradoras y empaquetadoras de cigarrillos.

La cantidad de tabaco almacenado en sus depósitos era del orden de las 600 toneladas. La fábrica podía abastecer de cigarrillos a toda la Argentina, con una producción de 350.000 atados diarios. Además empaquetaba, en el mismo tiempo, 30 mil kilos de tabaco en bolsitas.

Por su parte, la familia Posse habitaba una amplia casa de la calle Bartolomé Mitre esquina Ayacucho.

DE TABACALERO A TERRATENIENTE

Hacia 1909 Posse compra a la familia Cascallares un campo de 759 hectáreas en el partido de Merlo. Lo que es para nuestros lectores urbanos, una superficie aun mayor que la extensión de los barrios Balvanera y Almagro juntos. Con el fin de comercializar esas tierras, la Compañía de Tabacos abrió oficinas en Esmeralda 309 (luego pasaron a Cangallo 499, esquina San Martín), rubro en el cual fueron socios junto a Juan Posse, sus hijos Carlos y Rodolfo.

Así subdivide tierras y funda un barrio que promocionará a través de las etiquetas de sus cigarrillos “Mitre” (Posse adhería políticamente al mitrismo). Con notable criterio comercial, se premiaba con la entrega de una de las sesenta casas construidas en la zona (se conocieron como las casas de “La Compañía”) a quienes lograran juntar 500 paquetes vacíos. Así se formó Villa Posse, a solo 40 kilómetros de la Capital. Pasado el tiempo, resultó ser el núcleo del pueblo Mariano Acosta, lugar donde hoy se levanta un monumento a la persona de Juan Posse.

Pronto llegarían al lugar las vías del Ferrocarril Oeste (Sarmiento), aunque para 1970 la nueva localidad queda sin este medio, como resultado de los sucesivos levantamientos de ramales dispuestos desde entonces a través de todo el país.

Tras el fallecimiento de Posse, la sociedad continuó a cargo de su esposa e hijos, y finalmente se extinguió en1982 al fallecer el último descendiente.

EL HÁBITO DE FUMAR EN EL SIGLO XXI

A pesar de la disminución del consumo en el mundo debido a una mayor conciencia acerca de lo dañino del tabaquismo, el negocio continúa siendo rentable. En 2009 los EE.UU. registraron ventas por 614 billones de dólares.

A fin de compensar el menor consumo en los llamados países centrales, las multinacionales del tabaco trasladan su veneno envasado y el “negocio” a países de Oriente con grandes poblaciones, como Indonesia y Filipinas. La Phillip Morris aún tiene en el mundo, unos 75.000 trabajadores.

En nuestro país, por Ley 23344 (antitabaco), ya no es posible fumar en lugares cerrados, y en unos meses más regirá la total prohibición de publicidad para este producto.

Pero queda en el barrio de Almagro este edificio que, aunque maltratado y falto de conservación, sigue en pie como testimonio mudo de una época.

Miguel Eugenio Germino

FUENTES

-Anuario Diario “La Nación”, 25 de mayo de 1910, Biblioteca Nacional.

-Rezzónico, Carlos A., Antiguas quintas porteñas, Interjuntas, 1996.

-http://www.casmarianoacosta.com.ar/mariano%20acosta/historia.htm

-http://.rincondelvago.com/mercado-de-cigarrillos-en-argentina.html

-http://archivo.lacapital.com.ar/2006/10/14/opinion/noticia_334215.shtml

-http://cpcca.com.ar/cma/fab/JUANOSSE.HTM

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