Mucho se habla de tarifazos, de los servicio de luz, gas y agua que están congelados desde hace más de cinco años, y algunos medios se lanzan en esto a la caza de brujas, cuando mantienen callada su boca si se trata del tarifazo de Alumbrado Barrido y Limpieza, en la Ciudad de Buenos Aires, que ya subió hace dos años en un ciento por ciento.
Son distintas varas para medir, según la conveniencia política, a unos lo miden con centímetro y a otros con pulgadas.
Sin embargo sobre la eliminación de subsidios a los clientes residenciales caben algunas reflexiones; poco vale para esclarecerlo encerrarse en un acérrimo y ciego oficialismo
Tal vez no fue oportuno el momento elegido, ni el quite total del subsidio. Menos vale la denigrante presentación de un “Certificado de Pobreza” que es la respuesta a la Declaración Jurada que enviarán a todos.
Hace falta una redimensión de los sistemas tarifarios, gravando menos a los consumos pequeños y bajos. Hay usuarios que no son indigentes, tampoco lo quieren ser, sino que consumen poco para poder equilibrar su presupuesto.
No cabe duda de que las tarifas son bajas, pero también son bajos los salarios y sobre todo las jubilaciones. Además está la franja de trabajadores en negro que no tienen “palenque donde rascarse”, porque si protestan “los rajan”. Es deber del Ministerio de Trabajo resolver a corto plazo el tema de los sueldos en negro, comenzando por los propios agentes del Estado que cobran sumas “no remunerativas”.
El pago en negro va directamente contra los jubilados, como también va en su contra la no restitución del porcentaje en el aporte patronal, rebajado por Menem. No valen excusas de castigar a los empresarios; si los usuarios de servicios deben sincerarse, también deben sincerarse los aportes patronales.
Por otra parte, deben adecuarse las jubilaciones a los gastos mínimos de los abuelos, ya que un haber de $ 1.500 promedio a nadie le alcanza. Las jubilaciones un tanto más altas que las mínimas, deben estar ligadas a un porcentaje, que como lo estableció la Cámara Provisional, no puede ser inferior al 70% de los sueldos en actividad, con índices verdaderos y no fraguados como hasta ahora utiliza la ANSES, mientras obliga a los jubilados a penosos e inciertos trámites judiciales.
También deben pagarse todos los juicios ganados que están pendientes, así como agilizar los juicios en trámite, desterrando las apelaciones de ANSES, interpuestas sólo para dilatar, y tal vez esperando que muchos de los abuelos pasen para el otro lado, sin ver su ajuste jubilatorio.
Yolanda Navarro
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