EDITORIAL (Nº 204 Marzo 2012)
En el mes de marzo se abren las negociaciones paritarias de las distintas Asociaciones Gremiales, versión 2012, y como todos los años comienza el “tira y afloja” y las chicanas del sector empresarial. Un rito que se repite año tras año entre quienes pretenden recuperar el nivel adquisitivo del salario devorado por la inflación y quienes lo retacean.
Pero vale detenerse en este concepto inflación, que según el diccionario significa “un desequilibrio en la emisión de billetes sin respaldo en divisas”. Sin embargo existe otro ingrediente oculto que distorsiona la realidad, cual es el incremento de los precios por sobre los costos lógicos como producto de la especulación, mientras se adjudica sutilmente el alza a los costos laborales.
Grave, irresponsable y embustera tal afirmación, ya que el costo del salario industrial y comercial representa una pequeña parte de los costos totales. En efecto, insumen un promedio de solo el 16% que muy bien puede ser inferior, como en las actividades de refinación petrolera, en las que apenas alcanza al 7.8%. En alimentos y bebidas ese costo salarial llega al 12.8%, y en materia de transportes tiene un tope del 15.7%. Por supuesto, en los casos del “trabajo en negro” dicha incidencia es aún mucho menor.
Si efectuamos la comparación en moneda extranjera (para los exportadores), el costo laboral se achica. Desde la crisis del 2001 tuvo una caída del 55%, con el consiguiente súper beneficio adicional para las empresas.
En moneda local el costo salarial se achicó desde ese año 2001 entre un 22 y un 34%; la diferencia fue a parar a las faltriqueras de los empresarios quienes, a pesar de todo, lloran y pelean la concesión de aumentos.
Si hacemos la comparación con los llamados países “del norte”, encontramos que en el mismo período allá el costo laboral tuvo una participación creciente (al menos antes de la crisis de 2010). Estos datos surgen de un trabajo efectuado por el Departamento de Estudios Laborales del Ministerio de Trabajo de la Nación, publicado en el diario Página 12 el domingo 20 de febrero de 2011.
Si un producto aumenta, por ejemplo en un 10%, solo el 1.6% de ese aumento obedece a la mayor incidencia laboral, la parte restante se debe a otros factores, entre ellos, repetimos, a la especulación.
Esta trampa que se viene repitiendo año tras año, provoca artificialmente aumentos de precios preventivos que conforman un mullido colchón de ganancias, mientras los salarios pierden valor adquisitivo.
Otro dato ilustrativo es que en el período analizado, entre los años 2001 y 2010, los salarios crecieron un 285%, mientras la productividad lo hizo un 357%. Más trabajo por menor salario.
Pese a todo, el ministerio laboral pretende arbitrariamente digitar un tope de aumento de remuneraciones en las paritarias que no supere el 20%, cuando el incremento de precios reales es mucho mayor.
No para todos los gremios es igual la negociación, hay algunos poderosos y privilegiados como camioneros, judiciales o petroleros, con básicos que rondan los 6 a 8 mil pesos, y hay otros más débiles que apenas llegan a 2.500 pesos. Toda una desproporción que algún día debe sincerarse.
Otra situación injusta: el Poder Ejecutivo prorrogó por un año más la rebaja de los aportes patronales instituidos por Ley 26476, que los reduce en el 50 y 25% en el primero y el segundo año de relación laboral, respectivamente. Esta franquicia representa un perjuicio directo para los jubilados que en su enorme mayoría ―más del 80%― debe conformarse con un mínimo irrisorio de poco más de $ 1.600 pesos.
En conclusión: por un lado reducción de aportes patronales, aumento de la productividad y aumentos de precios. Por el otro, retaceos a los incrementos salariales y jubilatorios.
Mientras el empresariado está ganando más plata que nunca y además se queja, al asalariado pretenden conformarlo con poco, y si reclama más es perverso y antipatriota. Algo no está funcionando bien en la viña del Señor, ¿Hasta cuándo será?
Hasta la próxima
Para mi opinión:
ResponderEliminarLos únicos "empresarios" que ganan mas que nunca son los de siempre, los que lucran gracias a las prebendas y coimas a los gobernantes de turno que les aseguran monopólios artificiales, que no son el motor de la economía, los otros, la mayoría, las Pymes que tienen menos de 100 empleados, se están fundiendo y yo puedo dar prueba de ellos ya que soy proveedor de hosting para sus sitios web. Los impuestos son impagables, haciendo un breve repaso de los impuestos que paga una Pyme, 35% de las Ganancias, 3% de Ingresos Brutos, 1.2% de cada chque emitido, parte del IVA que no pueden trasladar, sobretasas de IVA, impuestos a la importaciones de insumos (cuando los dejan importar), creo que habría que hacer una importante diferencia discursiva entre los empresarios de verdad y los coimeros de siempre, salu2 y muchas gracias