lunes, 9 de abril de 2012

EL DIARIO CLARIN INVADE LOS BARRIOS


BARRIOS AÑO 4 · Nº 44 · NOVIEMBRE 2002


Editorial

Clarín invade los barrios

Los pequeños editores zonales asistimos perplejos por estos días a un fenómeno inédito en la vida periodística argentina: el multimedios líder del mercado salió a competir con las publicaciones barriales. En los últimos meses el diario Clarín ha desembarcado en distintos rincones de la ciudad con suplementos exclusivos de esos lugares. Hace dos años inició esta práctica en diversas localidades bonaerenses y este año decidió probar la experiencia en territorio porteño: primero en Caballito, Flores y Parque Chacabuco y hace pocas semanas en Villa Devoto, Villa del Parque, Agronomía y Santa Rita. Para fines de noviembre se anuncia el suplemento correspondiente a Belgrano, Villa Urquiza, Coghlan, Núñez y Saavedra. Nada permite suponer que será el último emprendimiento barrial de la viuda de Roberto Noble, ya que la tendencia apunta a cubrir toda la ciudad.

Si bien los suplementos editados en la Capital Federal tienen por ahora el carácter de “especiales”, es decir que no se ha aclarado su frecuencia de salida, da toda la sensación de que vinieron para quedarse. Por supuesto que para acceder a ellos es necesario comprar la edición nacional de Clarín, con lo cual pierden el carácter de gratuito que sí ostentan los periódicos zonales, y que sus tarifas publicitarias son entre cinco y diez veces más elevadas que las de la prensa barrial. Sin embargo, estas “debilidades” son contrarrestadas por la insuperable infraestructura del monopólico grupo, que dispone de ilimitados recursos para herir a sus más precarios adversarios editoriales: fuerza de ventas, redacción full time y aceitados canales de distribución. Todo ello se traduce naturalmente en un producto de altísima calidad, aunque más distantes del lector.

¿Es legal la invasión de una empresa de las dimensiones de Clarín a un mercado tan reducido como el de los barrios? Los dueños de los periódicos zonales son mayormente periodistas a los que en su momento los medios masivos de comunicación les dieron la espalda. Esos mismos medios pretenden quedarse ahora con la porción más suculenta de una torta exigua. Sin ser abogados, se nos ocurre que la llegada de Clarín a los barrios transgrede los más elementales principios jurídicos. La Constitución de la Ciudad establece en su artículo 48 que “las autoridades proveen a la defensa de la competencia contra toda actividad destinada a distorsionarla y al control de los monopolios...”. Y la Ley de Defensa de la Competencia señala que “están prohibidos y serán sancionados los actos que constituyan abuso de una posición dominante en un mercado”.

Es por todo esto que no podemos darle la bienvenida al “gran diario argentino” en el escenario barrial. No obstante reconocemos que su incursión fue en parte posible debido a la vulgaridad de muchos editores vernáculos, quienes se creyeron capaces de sobrevivir en esta plaza con publicaciones que privilegiaron el aspecto comercial por sobre los contenidos. Lo único que lograron con esta inapetencia periodística es revelarle a Clarín un terreno fértil donde desarrollar nuevos negocios.

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