sábado, 4 de agosto de 2012

PRIMERA PÁGINA AGOSTO DE 2012



EDITORIAL – AGOSTO DE 2012


El 13 de julio de 2000, meses después de la muerte de Alejandro Olmos, que denunciara la ilegitimidad de la deuda externa, el juez Ballestero dictamina, en un fallo sin precedentes en la historia internacional, que la deuda externa de la Nación “ha resultado groseramente incrementada a partir del año 1976 mediante la instrumentación de una política económica vulgar y agraviante que puso de rodillas al país…”. El fallo declara la deuda como “ilegal, inmoral, ilegítima y fraudulenta”.
Pasaron los cacerolazos del 2000/2001, la huida de de la Rúa en helicóptero, la semana de los cinco presidentes, el anodino gobierno de Duhalde y las elecciones del 2003, en las que resulta electo Néstor Kirchner, cuando la deuda externa trepaba ya a los 178.000 millones de dólares y la Argentina entraba en default.
La disyuntiva era negociar o suspender el pago de esa deuda ilegítima y asumir las consecuencias. Con el FMI instalado en el país, una situación internacional desfavorable y un gobierno débil, recién asumido, que sólo había obtenido al 22% de los votos, Kirchner adopta el famoso canje, por lo que la deuda se reduce a 108.000 mil millones de dólares, quedando un pequeño remanente en poder de los llamados “fondos buitres”.
De allí mucha agua correrá bajo los puentes, surgirán en América otros gobiernos, que junto al argentino rechazarán las perversas recetas del FMI, y nuestro nuevo gobierno toma medidas importantes en el campo económico, paga la deuda al FMI que se retira del país, se nacionalizan los fondos jubilatorios, se recupera Aerolíneas Argentinas y el 51% de YPF.
Nuestro país junto al resto de América latina, conforman hoy un frente poderoso contra el capital financiero internacional, y recupera la dignidad nacional perdida.
Mientras tanto Europa y los EE.UU. caen en una profunda crisis, y a expensas del FMI, aplican las mismas recetas que ocasionaron el desastre argentino del año 2001. Eligen salvar a los bancos y hundir a los pueblos.
Sin embargo en estos años funestos en materia informativa –y pese a la nueva Ley de Medios–, se planea una desinformación que adquiere características desestabilizadoras, de pre-golpe de estado. No olvidemos lo ocurrido en Honduras y en Paraguay. Hoy los nuevos golpes no los hacen los militares, los conciben los mercados y los medios informativos comprados por ellos, con el apoyo logístico de los EE.UU. y sus seguidores.
Entre toda la basura periodística oral, televisiva y escrita surge nuevamente el tema de la deuda externa, desparramando abundantes palabras y poniendo el grito en el cielo por los actuales 179.000 millones de dólares, que si bien no es poco, vale la pena hacer un análisis clarificador, sobre datos emitidos por el BCRA.
La actual deuda externa llega al 42% del PBI global. Si la comparamos con la deuda de 2004, aquella representaba el 130% del PBI de entonces.
Otro elemento a observar es la composición de la deuda actual. El 86% de la misma es pública (o sea está en bonos públicos o con bancos nacionales), y sólo el 13,5% es privada (con organismos internacionales de crédito), lo que invirtiéndose la tendencia anterior de endeudarse con organismos internacionales como el FMI y Banco Mundial.
 También debe considerarse el nivel de reservas actuales de 44.000 millones de dólares (comparados con los apenas 8 mil millones de comienzos del año 2004), suma a la que se debe agregar hoy las reservas de la ANSES (Fondo de Garantía de Sustentabilidad) de 160.000 millones de pesos, que no existían a comienzo del año 2004.
Estas reservas garantizan el pago de las amortizaciones de la deuda externa anual (de 6.700 millones de dólares) durante casi ocho años –incluso sin atesorar ni un solo dólar más–, cosa más que imposible, así como también permiten responder al pago puntual de los haberes mensuales de los jubilados, la asignación universal por hijo y el salario familiar. Lo que sí es criticable, es que las reservas estén depositadas en el Bank for International Settlements (BIS), de Basilea, Suiza. Estas deben transferirse en el futuro al Nuevo Banco del Sur.
Los cotejos aquí expuestos sobre cifras reales de la economía rebaten de forma contundente las afirmaciones que esgrime la oposición para denigrar la realidad macroeconómica actual. Más aún, el país ya no está de rodillas ante “ningún vencedor de la tierra”, como se rendía a fines del año 2003.
                                            
                                             Hasta la Próxima

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