martes, 4 de septiembre de 2012

LA GUERRA DE SIRIA



Siria: una guerra de mentiras

ESTADOS UNI8DOS MUEVE LOS HILOS DE UNA GUERRA PERVERSA

            Nada más real que la sangre derramada en Siria. De ambos lados, la violencia es feroz y no respeta sexos ni edades. Pero los fundamentos con lo que Occidente basa su intervención en la realidad de los sirios, están basados en mentiras y en medias verdades que encubre el conflicto geopolítico que es motivo de todos los conflictos modernos: el petróleo.
            Los gobiernos occidentales encabezados por Estados Unidos justifican el vital apoyo que les otorgan a los sediciosos sirios en la supuesta violencia dictatorial que el régimen de Bashal Al Assad aplica sobre su pueblo. Esta rebelión, que ya es guerra civil, sería un coletazo de la famosa primavera árabe, que llevó o estaría llevando la democracia a lugares antes lejanos a esta.
            Sin embargo, esto es más aparente que real. Las fuerzas que componen a los rebeldes sirios están apoyadas por países que de democráticos no tienen nada. Tanto Qatar y Arabia Saudita financian y arman a los rebeldes, pero no podrían aprobar un examen sobre las libertades de sus pueblos porque sencillamente son dictaduras autocráticas que, si  se aplicara la misma vara para todos los países, deberían haber sido invadidos hace rato. Tanto el mandatario sirio, como sus pares de Arabia y Qatar heredaron el poder de la misma manera: de sus familias.
            Estados Unidos replica en todas sus intervenciones el mismo dispositivo discursivo que viene aplicando desde el 11 setiembre de 2001: demoniza a sus víctimas y les inventa conspiraciones y una capacidad de hacer daño que están lejos de la realidad. Deberían recordar que los terroristas del 11S eran en su mayoría ciudadanos de Arabia Saudita, un firme aliado de Estados Unidos, que no ha recibido represalias por esto.
            Todo este teatro bélico montado tiene como objetivo terminar con el poder de un jugador importante de Oriente Medio como es Siria con lo que se lograría un doble objetivo: se fortalece a Israel y se aísla aún más a Irán, próximo objetivo del poderío norteamericano. Para intervenir sobre Irak se habló de un arsenal de armas de destrucción masiva que nunca se encontró. Contra Irán, la amenaza ya es de carácter atómico, pero todavía no surgió ninguna  prueba contundente que testimonie una amenaza real para la paz mundial.
            Sabemos que Estados Unidos no necesita evidencias tangibles para intervenir. Es que en realidad poco le importa la veracidad de los hechos. El interés real es hacerse del dominio estratégico de las cuantiosas reservas petrolíferas de Irán y de paso tener a tiro de misil de corto alcance a sus dos rivales reales: Rusia y China.
            El objetivo de debilitar a Siria está cumplido: gane o pierda esta guerra, la influencia siria en la región surgirá devaluada. Habrá que fijarse entonces, de que manera la Casa Blanca buscará darle el golpe de gracia a Irán ¿Podrá?

Pablo Salcito

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