LA
QUINTA DE PASSO
RECUADRO: SITIO DE LA QUINTA EN EL PLANO DE SOUDEAUX DEL AÑO 1850 |
El
estudio de las quintas y “quintones” que configuraron
la llamada prehistoria del barrio de Almagro (y la de casi todos los barrios
de la ciudad de Buenos Aires) es un tema apasionante. El propio nombre del
barrio proviene de la subdivisión de uno de aquellos predios
de 18 hectáreas, que perteneció
originalmente a Carlos de los Santos
Valente.
Es así como Julián
de Almagro le compra a Miguel Ramón Rodríguez la mitad norte de aquella gran quinta el 28
de septiembre de 1839, hecho que curiosamente
le da el nombre al barrio.
Julián,
era uno de los numerosos hijos del terrateniente y
funcionario de la Colonia Juan María de Almagro y De la Torre (1755-1843),
dueño de grandes extensiones de tierras en
la provincia de Entre Ríos y en la Banda
Oriental del Uruguay.
La quinta que nos ocupa hoy
es la de Martiniano Passo, una “modesta” fracción
de cuatro manzanas, ubicada en los límites de la urbe que entonces finalizaba
en las actuales avenidas
Sáenz-Boedo-Medrano, para lindar con el Partido
de San José de Flores.
UBICACIÓN ACTUAL DE LA EX-QUINTA |
Esta quinta perteneció inicialmente a Andrés Padín,
quien la vendió en 1794 a don Miguel Luna en $ 470 de aquella época. Luna la transfiere a Manuel García en $ 583, valores
estos que pese a ser de otra moneda, reflejaban el bajo costo de la tierra en
esos momentos. Las cuatro manzanas de esta propiedad estaban entre las
hoy calles Boedo-Venezuela-Pasaje Pérez-México.
Si observamos el Plano Topográfico de Sourdeaux
(1850), vemos que no existían la mayoría de
las actuales calles, era una ciudad que se
abría en abanico hacia el oeste, el norte y el sur, en un inmenso cordón verde
que rodeaba al reducido
casco urbano. Aquel paisaje difícilmente es
imaginado por el actual habitante de Almagro.
Incidentalmente digamos que en el año 1807 pasaron por el costado de la quinta (actual
calle Boedo), las tropas invasoras inglesas rumbo a los Corrales de Miserere, para establecer su cuartel general en la Quinta
vecina de Liniers (Boedo-Venezuela-Virrey Liniers-Moreno).
Tras la muerte de Manuel García, la esposa heredera
le vende la quinta a Martiniano Passo, un próspero boticario que establecía su comercio en 1847, en la Calle
Rivadavia 579 (de la antigua numeración) a la altura de la hoy calle Paraná.
Vale hacer mención al inventario de la quinta practicado
entonces, para tener una idea de la gran riqueza de
árboles frutales que había en el
lugar: 46 naranjos, 89 perales, 8 higueras, 6 granados, 318 damascos y 980
durazneros. Además adornaban el predio 40 rosales.
Passo, enviuda en 1860 y se casa en segundas nupcias
con Gumersinda Sánchez, cuarenta años más joven que él de
donde nacen dos hijos, que se
suman a los de su primer matrimonio, lo que dará lugar a
un complicado conflicto hereditario cuando Martiniano
fallece, dejando a su viuda de 30 años embarazada de un tercer hijo.
ESCRITURA DE 1797 EN QUE PADIN TRANSFIERE A LUNA |
Nuestro atribulado titular
de ésta quinta, sufrió numerosas
vicisitudes en su ajetreada vida, una de ellas cuando alguien le
falsifica su firma y retira de la Casa de Moneda, entidad donde tenía los
ahorros, una fuerte suma de dinero y lo obliga a entablar un juicio que ganará
18 meses más tarde. En ese entonces los juicios eran más rápidos, por cierto. Tras este
percance, padece una grave enfermedad que lo
postra durante largo tiempo, más aun, lo obliga
a movilizarse con muletas.
En 1862 uno de los hijos menores de su primer
matrimonio, Abel, se presenta ante la justicia reclamando la cancelación de la
sucesión materna que incluía la farmacia de Rivadavia y Paraná, una casa quinta
cercana al Mercado Once de Septiembre, otro terreno en Balvanera y la quinta que nos ocupa, lo que obliga a poner en
venta esta última propiedad.
El 24 de mayo de 1868 Martiniano fallece a los
setenta años de edad. No obstante la complicada herencia pendiente, el entierro
se realiza con cierta pompa, para la época: coche fúnebre tirado por cuatro
caballos, tres carruajes de acompañamiento, tres de luto, el cajón de caoba y
plomo interior, y un funeral en la iglesia de la Piedad.
A todo esto y en pleno juicio sucesorio, fallecen
varios de sus hijos, víctimas de la epidemia
de fiebre amarilla de 1871, dos del primer matrimonio –entre ellos Abel, el litigante
principal– y
también dos hijos del segundo matrimonio, por
lo que los herederos se reducen.
El paso del tiempo y el abandono hace estragos en
los edificios de la quinta y en el cuidado de los
frutales. En 1872 la Municipalidad abre las calles Colombres y Agrelo, de modo que la quinta queda separada en cuatro
fracciones. La situación es propicia para una subdivisión definitiva en
numerosos lotes. Así termina la quinta y la sucesión “Martiniano Passo-Narcisa
Sánchez”.
Termina también el cuasi novelón familiar que rodeó
esta quinta de cuatro manzanas en Almagro. De manera parecida, aunque tal vez menos abrupta,
fueron desapareciendo las decenas de quintas que
derivaron en el Barrio, al que por algo se le anexó a su
nombre durante mucho tiempo “Barrio
Campero”, el que pasó a convertirse de verde, en el gris de los
edificios y calles asfaltadas.
Miguel
Eugenio Germino
Fuentes:
-Cutolo,
Vicente, Buenos
Aires. Historia de sus calles, Elche, 1994.
-Periódico
Primera Página nº 168, noviembre de
2008.
-Plano
Topográfico de Adolfo Sourdeaux año 1850.
-Razónico,
Carlos A., “La Quinta de Passo”, Historias de la Ciudad nº 35, marzo 2006.
-Taullard,
A., Antiguos Planos de Buenos Aires, Peuser,
1940.
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