jueves, 1 de agosto de 2013

EDITORIAL PRIMERA PAGINA AGOSTO 2013









Los mensajeros de la antigüedad se exponían a perder la vida cuando llevaban noticias infortunadas a los poderosos, muchos fueron los testimonios de ello. Ya en la Edad Media era costumbre azotar al mensajero portador de malas noticias aunque no se le daba muerte, el solo azotarlo alcanzaba para aplacar la ira del poderoso.

  Lo natural es que en lugar de matar o flagelar al mensajero, sería más lógico investigar a fondo el contenido del mensaje que trae.

Sin embargo no ocurre eso en los sonados casos recientes, como el del soldado norteamericano Bradley Manning, prisionero en las mazmorras del imperio, y el del programador, periodista y activista de Internet australiano, conocido por ser el fundador, editor y portavoz del sitio WikiLeaks, Julián Paul Assange. Este último se asiló en la embajada de Ecuador en el hoy alicaído imperio Inglés. En ambos casos se actualizan los infortunios, aplicándolos ahora a los modernos mensajeros informáticos.

 Como si fuera poco, recientemente un nuevo caso ocupa la tapa de los diarios y la pantalla chica: el ex agente de la NSA Edward Snowden, recluido en el aeropuerto de Moscú, que vino a destapar las sospechas de las escuchas telefónicas y de Internet hechas a funcionaros y autoridades mundiales por parte del pretendido “gendarme del mundo”, claro está con la complicidad y participación de Google, Yahoo, Microsoft y compañía.

No obstante las evidencias de ser espiada, Europa –el viejo, corrupto y sacudido ombligo del planeta– no atina a reaccionar. Más bien se aviene a desempeñar un papel de servil “botones” del nuevo amo.

Esta anuencia cómplice produjo la revocación infundada de los permisos de sobrevuelo, aterrizaje y aprovisionamiento del avión presidencial con Evo Morales a bordo, con riesgo inminente de un magnicidio. Se violaron los derechos civiles y políticos consagrados por la Convención de Viena sobre inmunidades diplomáticas, además de la Carta de las Naciones Unidas.

España, Portugal, Francia e Italia fueron dóciles ejecutores de la orden solapada de Washington, para satisfacer al “Señor”, y pugnan por quién será más obsecuente.

Desde Sudamérica en  cambio replicaron con contundencia la UNASUR y el MERCOSUR, repudiando la afrenta sufrida por Evo. Correa reaccionó urgentemente y telefoneó a Cristina, que lo secundó de inmediato para frenar la vil movida.

Los nuevos países liberados de América no serán jamás mancillados por ningún “Atila” de la tierra, por más que éste se rodee de una caterva de adulones. Mientras Europa no reacciona al espionaje, Brasil pide explicaciones al gobierno estadounidense por las infiltraciones yanquis  y Argentina está en alerta, aunque muchos sectores políticos “opositores” miran hacia otro lado, con el rabillo del ojo puesto en la Europa obediente.

A estos últimos tal vez algún día, más temprano que tarde, les cabrá la acusación de infames traidores a la patria, a la memoria de San Martín, Bolívar y los grandes próceres que nos legaron nuestra independencia.

No más alfombras rojas para los que en el mundo moderno azotan, detienen, torturan y hasta matan a los mensajeros que solo trasmiten la información.

No más alfombras rojas para los medios periodísticos también obedientes a las órdenes imperiales, que ocultan y desvirtúan la información.

¡Solidaridad irrestricta con Evo Morales y con los líderes de América que ponen “las bolas” defendiendo la justicia y la dignidad de los libres del mundo!



Hasta la Próxima




 

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