En los viejos
entretenimientos de los purretes de los
barrios humildes se solía jugar a “vigilantes
y ladrones”; todos preferían casi siempre elegir el roll de ladrones, tal vez por bronca con el vigilante de
la esquina de entonces, que les confiscaba
la pelota de goma, comprada dificultosamente con una mini vaquita.
Hoy la
situación social cambió totalmente,
desapareció el vigilante de la esquina y los tipos de delincuencia
adquirieron ribetes tan confusos, que la propia policía suele estar involucrada en sonados casos delictivos.
Así, la Navidad
del 2013 se convirtió en un reclamo generalizado de aumentos salariales en un
sector que no es precisamente el más castigado: la policía (un mal necesario
dentro del sistema que nos toca vivir). “La rebelión de las gorras” no fue un hecho casual, comenzó en Córdoba,
una provincia salpicada por el narcotráfico, casualmente infiltrado en las
filas policiales.
Los luctuosos incidentes que derivaron en “saqueos planificados”, se extendieron
a casi todas las provincias, con asaltos a comercios chicos, medianos y
supermercados de las grandes cadenas y de la colectividad china. Llegaron hasta
el bolichero de la villa, marcaron también un alto grado de violencia y falta
de códigos nunca visto ni aun en los momentos de convulsiones.
Pero lo más alarmante fue descubrir que el
narcotráfico financiaba a la policía de Córdoba con un adicional que variaba
según las jerarquías, y que cesó tras
el descabezamiento de aquellas cúpulas policiales.
En los
días posteriores se produjo el mal llamado “efecto contagio”, que no es tal sino que
fue el producto de una solapada
planificación desestabilizadora, de
la que no son ajenos medios informativos,
los políticos y los sindicalistas coaligados, y acaso algo
tuvieron que ver los intempestivos cortes de luz en la ciudad y el conurbano.
Si bien
es cierto que las policías se encontraban mal remuneradas, no son los únicos
sectores de la sociedad en esas condiciones. ¿Qué tendrían que decir entonces
los jubilados, los maestros, los médicos y las enfermeras?
Tenemos
aquí un tema complejo, que debe tratarse de forma urgente en los niveles más
altos del gobierno nacional y los gobernadores,
para establecer responsabilidades y juzgar a quien corresponda. Este desmadre no puede quedar impune. En
febrero comienzan a discutirse los convenios colectivos de trabajo.
Un dato
sintomático y llamativo es la escasez de declaraciones de muchos conocidos
operadores opositores, ¿será casualidad o causalidad?
Dos
grandes flagelos sacuden la sociedad en este
momento: el narcotráfico y la trata de personas,
además de la devoradora inflación fomentada por los grandes formadores
de precios. Todo en un clima mediático tendiente a desestabilizar, que hizo
fracasar el “acuerdo” con el gobierno, burlando los envases de presentación,
¡¡¡una gran truchada!!! Es de esperar que el nuevo acuerdo no sea otra
frustración.
No solo se
desestabiliza a un gobierno, sino también a todo un
país. Y no es casual que esto ocurra además de en la Argentina, en toda
la América “rebelada”, que sufre
las mismas penurias desestabilizadoras; vale
recordar a la policía de Ecuador, que casi “se
carga” al presidente Correa.
El gran desestabilizador en el orden
mundial tiene nombre y apellido,
que todos conocemos, y es el mismo que en Medio Oriente bombardea a los pueblos
desde sus drones asesinos. El
que también regentea la “ILEA” Escuela
de Policías, que funciona en El Salvador, institución desestabilizadora y
golpista a imagen y semejanza de la que fue para los ejércitos la antigua Escuela de las Américas de Panamá.
Todo ocurre en el mes de diciembre, cuando se conmemoran
los 30 años en democracia, y se está
juzgando a los genocidas y destapando grandes negociados y delitos cometidos
por la dictadura y sus socios civiles, como el más burdo caso Graiver.
El país y América marchan por un camino
de justicia y liberación, rompiendo con la dependencia; es necesario continuar
por esa senda y no estropear el sacrificio que costó consolidar una decena de
países que se rebelaron contra el imperio y el FMI.
El futuro cercano tendrá la última
palabra, y los argentinos tienen en ello una gran responsabilidad.
Hasta
la Próxima
desetabilizan aquellos que le dan 2400 pesos a los jubilados.
ResponderEliminardesestabilizan aquellos que ponen a un delincuente como Milani al frente del ejercito.
desetabilizan aquellos que esconden a los pobres bajo las cifras truchas del Indek.
desetabilizan aquellos que tienen a la gendarmería para reprimir y para espiar a los militantes de izquierda.
desetabilizan aquellos millonarios que le sacan al que menos tiene para darle al que no tiene nada.
desetabilizan los que aumentan 66% y ajustan por inflación porque son socios con el IVA de los formadores de precios
en sintesis desetabilizan aquellos que se dicen populares y son la peor derecha multimillonaria y corrupta que ha tenido la Argentina