sábado, 4 de enero de 2014

EL NAVARRAZO EN CÓRDOBA



EL 27 DE FEBRERO DE 1974
ESTALLA EN CÓRDOBA EL NAVARRAZO O ANTICORDOBAZO


OBREGÓN CANO ANTES DEL GOLPE


“¿Un golpe de estado policial?”

Ocurrió durante el tercer mandato de Perón, ya algo limitado por la enfermedad, en tiempos de su superministro López Rega y la inepta Isabel Martínez. La disputa entre la llamada “tendencia” (montoneros) y el ala fascista del gobierno se encontraba en su máxima expresión, fue entonces cuando comienza a actuar un ignoto grupo autoproclamado “Triple A” (Alianza Anticomunista Argentina). Córdoba era gobernada por Obregón Cano, un hombre poco confiable para Perón.

CIVILES ARMADOS PATRULLAN LAS CALLES

El 27 de febrero de 1974 el coronel Navarro -jefe de Policía relevado por el gobernador-  se alza en armas acuartelando a sus 7.000 efectivos y sacando a las calles guardias civiles armadas, las que siembran el pánico. Detienen al gobernador y a su vice y provocan un “golpe provincial”. Perón, en lugar de reponer a los gobernantes desplazados, interviene la provincia, lo que le sirve para conseguir sacarse de encima a algunas figuras “molestas”.  


ANTECEDENTES

Córdoba “la docta”, escenario de la Reforma Universitaria en 1918, promotora de la llamada Revolución Libertadora en 1955, protagonista del Cordobazo en 1969, también lo fue de su opuesto, el Navarrazo, en 1974.   El Cordobazo inició el fin de la dictadura militar de Onganía, en cambio el  Navarrazo sería la antesala de la dictadura genocida de 1976.  Por entonces la situación política nacional se hallaba convulsionada por alzamientos populares, la guerrilla, el accionar de las Fuerzas Armadas y el comienzo del terrorismo de Estado con la Triple A.  

DIARIOS DE LA ÉPOCA INFORMAN DEL GOLPE
Perón, sin deshacerse de López Rega y su banda criminal, cede a las  presiones de este superministro, al defenestrar uno a uno a los gobernadores que respondían en mayor o menor grado a la llamada “tendencia”.
          La entrada de la Juventud Peronista (JP) como política de masas de montoneros al escenario nacional, cambió la forma de los enfrentamientos políticos en el país. Para el ensayista Alejandro Horowicz, autor de Los cuatro peronismos "antes bastaba con amenazar la caja de los sindicatos o su estatuto de legalidad para poner fin a cualquier resistencia más o menos seria".
             Según el historiador Norberto Galasso, "desde el exilio, Perón creía que si volvía a la Argentina los jóvenes se desarmarían y se integrarían al movimiento, aceptando la verticalidad. A su vez, los jóvenes pensaban que Perón aceptaría su proyecto porque, después de todo, ellos se habían jugado la vida en la lucha armada".  
Ambas partes estaban equivocadas: los jóvenes no eran absolutamente obedientes a las órdenes de Perón, eran militantes revolucionarios con un proyecto propio, aunque encolumnados detrás de la figura de Perón; era el inicio de la la controversia de la “juventud maravillosa” y “los imberbes”. 
Con el amplio triunfo de la fórmula Cámpora-Solano Lima, en marzo de 1973, se había fortalecido la JP , el Frejuli acompaña la tendencia revolucionaria que obtiene cinco gobernaciones importantes: Córdoba, Buenos Aires y Mendoza y, en menor medida, Salta y Santa Cruz. También “la tendencia” consigue ocupar varios cargos cruciales en el gobierno: Juan Carlos Puig en Relaciones Exteriores, Esteban Righi en el Ministerio del Interior, Jorge Alberto Taiana en Educación, Rodolfo Puiggrós en la dirección de la Universidad de Buenos Aires y Arturo Jauretche en la presidencia de Eudeba.
El gobierno cordobés de  Obregón Cano – Atilio López era el único de ese tipo en toda la Argentina, de hecho expresaba una situación muy particular, según Horowicz reflejaba “la incandescencia del Cordobazo. Además, representaba no solamente a las organizaciones político-militares o al movimiento obrero, sino a la relación entre ambos".
La fórmula presidencial Perón – Perón produjo un gran malestar en los sindicatos que apoyaban la fórmula Perón – Cafiero, esto provocó una lucha muy fuerte que modifica la situación con el regreso de Perón el 20 de junio de 1973, cuando ocurrió “la masacre de Ezeiza”.
Perón advirtió que no dirigiría  la movilización general de la sociedad, por lo que     comenzó a actuar en términos de desmovilización. Esto se evidenció en las provincias donde “la tendencia” tuvo mayor influencia: Córdoba, Mendoza y Buenos Aires, pero particularmente en Córdoba.
El 20 de enero de 1974 el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) atacó el regimiento del Ejército en Azul, allí murieron el jefe de la unidad y su esposa. Este fue un hecho de amplia repercusión pública, que sirvió de excusa para responsabilizar al gobernador electo de Buenos Aires, Oscar Bidegain, considerado como infiltrado de izquierda dentro del peronismo. Lo mismo se dijo de los gobernadores Alberto Martínez Baca de Mendoza, Jorge Cepernic de Santa Cruz, Obregón Cano de Córdoba y Miguel Ragone de Salta. Este último se convertiría en el único ex gobernador desaparecido por la dictadura del 76.
Como Atilio López (vice de O. Cano) había sido un dirigente clave del Cordobazo, junto a Agustín Tosco y René Salamanca, la derecha peronista puso mayor atención sobre esa cuestión y es así que posteriormente carga contra aquel gobierno provincial. Sin embargo esta situación estuvo facilitada por el quiebre definitivo entre las juventudes y Perón, quiebre que se dio con el asesinato de José Ignacio Rucci el 25 de septiembre de 1973.
A fines del 73 la seccional cordobesa de UTA, con la impronta de Atilio López, obligaba al gobierno nacional a otorgar un aumento salarial que sobrepasaba lo fijado por el Pacto Social a nivel nacional. Ante eso, voceros del gobierno acusan a Córdoba de procurar romper el Pacto Social.

EL GOLPE PROVINCIAL

                El miércoles 27 de febrero de 1974, el Teniente Coronel (RE) Antonio Domingo Navarro es relevado de su cargo de Jefe de Policía provincial por el gobernador de Córdoba Obregón Cano, por considerarlo "poco confiable".
Refieren crónicas de la época que el propio Raúl Carcagno, jefe de las FF.AA., informó a allegados del gobierno cordobés que el Navarro hacía inteligencia para la derecha peronista y no peronista, y que estaba sindicado como miembro de fuerzas de choque.  
Al enterarse del relevo, el jerarca policial decide acuartelar a unos siete mil hombres de la ciudad que se encontraban a sus órdenes con la excusa de una "infiltración marxista" en el gobierno popular.
Esa misma tarde, grupos de civiles toman las emisoras LV2 -La Voz del Pueblo- y LV3 -Radio Córdoba- a través de las que comienzan a  emitir comunicados en apoyo al jefe de la insurrección. Una de las transmisiones sostenía que Navarro representaba "una garantía de orden" y era "el vehículo necesario para el proceso de liberación".
Al caer la noche se escucharon tiroteos. Civiles armados e identificados con brazaletes rojos comienzan a patrullar las calles. Esa misma noche, la custodia policial de la Casa de Gobierno apaga las luces exteriores y se retira de los puestos de vigilancia. Un grupo de más de cincuenta policías provinciales, vestidos de civil y con armas largas, ingresa a la Gobernación, depone al gobernador peronista Obregón Cano y a su vice, el dirigente gremial Atilio López. También detiene a más de 50 funcionarios del gobierno provincial, a gremialistas e inclusive a periodistas.
El jueves 28 a las 22.00, el presidente de la Cámara de Diputados provincial, Mario Dante Agodino, asume en forma interina la gobernación. A la misma hora ocurría un atentado contra el domicilio de Obregón Cano.
En un principio las palabras de Perón fueron que “los problemas de Córdoba deben resolverlos los cordobeses”,  pero el sábado 2 de marzo al mediodía, anunciaba la    intervención la provincia.  Refiriéndose al golpe de Estado provincial, el gobernador Obregón Cano replicaba por su parte que “el gobierno nacional no respondió como tenía que responder de acuerdo a la Constitución”.
Entre el 28 de febrero y el 15 de marzo de 1974 será interventor Mario Dante Agodino; entre el 15 de marzo y el 15 de septiembre Duillo Oscar Brunelli, y entre el 20 de septiembre hasta el 19 de setiembre del siguiente año 1975 el Brigadier Raúl Oscar Lacabanne.
Perón fallecía el 1º de julio de 1974.


REFLEXIONES POSTERIORES
                        
Eduardo Angeloz, presidente del radicalismo cordobés en esa época, aseguró que el Navarrazo “nunca hubiera sucedido sin la anuencia de Perón”.
Dante Gullo, dirigente peronista, sostuvo lo contrario,  afirmó que el ex presidente no tuvo injerencia en la rebelión de Navarro y que “desgraciadamente, Perón actuó en función de los hechos consumados”.
El historiador Norberto Galasso también exime de responsabilidad a Perón en el golpe. Sin embargo, admite que desde el punto de vista institucional, “lo que correspondía era reponer a las autoridades”.
Han pasado los años y aún nadie pudo explicar cómo Navarro contó con tanta libertad de acción sin que ninguna autoridad federal pusiera fin a sus atropellos. ¿Es posible imaginar que un presidente, a quien no le temblaba el pulso para ejercer la autoridad, ignorara que en Córdoba se iba a producir un golpe de Estado? La polémica parece no tener fin.
En Córdoba ningún grupo guerrillero le daba excusa alguna a nadie para imaginar aquel golpe, aunque había que hacer algo para terminar con un gobierno tildado de zurdo, y lo hizo el jefe de policía, un caballero de nombre Antonio Domingo Navarro, el mismo que meses después la policía encontró en un campo de la provincia, junto con otros mercenarios de primera línea, practicando tiro. Navarro les dice que se trata solo de un pasatiempo. Lo saludan y le piden disculpas. Navarro ya era parte de la Triple A y se preparaba para matar zurdos a granel bajo las órdenes del sanguinario brigadier Lacabanne, un hombre de la estirpe de Ottalagano y López Rega, según lo afirma un célebre texto de Mariano Grondona que lleva el exquisito título de “Meditación del elegido” y que fuera ya analizado por este periódico tiempo atrás (“Los que hacen la tarea”).
El 16 de septiembre de 1974 el dirigente sindical y ex vicegobernador de Córdoba, Atilio López, era asesinado por sicarios de la Triple A. Lo acribillaron con 132 disparos.
El 11 de marzo de 1976 (13 días antes del golpe de Estado que destituyó a Isabel Perón) el gobernador de Salta, Miguel Ragone, era secuestrado cuando salía del almacén de Don Arredes, a tres cuadras de su domicilio. Eran las 8.30 hs. de un día lluvioso. Su cuerpo nunca apareció; fue el único gobernador desaparecido bajo la dictadura cívico-militar de 1976.

              Miguel Eugenio Germino


Fuentes

                   
                            cordoba-militarizada.html
           
                  
-https://www.facebook.com/permalink.php?id=520309747999559&story_fbid=553692927994574
                  
-http://alpargatasparaescobar.blogspot.com.ar/2011/02/el-navarrazo.html
                 
 -http://www.elortiba.org/ocano.html
                 
 -http://www.pts.org.ar/Cordoba-1974-el-golpe-de-Peron







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