JOSÉ GRINBLAT

Melodías y una lágrima para “el hombre orquesta”

 Transcurrió sus años de niñez en Palermo y Floresta. A los 7 años ya estudiaba teoría y solfeo, ya que su padre tenía su propia orquesta y reconoció sus condiciones para la música. Estudió piano a los 8 y clarinete a los 11. Luego en el Conservatorio Municipal. A los 16 años fue contratado con su orquesta en RCA, fueron 2 ediciones, el primer long-play de música judía con alegría.

También grabó en Radio León, fue director musical de espectáculos en los teatros Soleil, Excelcior, Mitre, Pichincha, Nuevo Teatro, Teatro del ex Banco Patricios, acompañando a esas grandes figuras cuyos destellos brillaron en grandes comedias musicales.

Contenido de su profesión: veinte años demostrador de órganos en Pro Música, director de la Banda Sinfónica de la Prefectura Naval, donde dirigía y tocando clarinete solista. Treinta años como organista de templo. En radio en varias emisoras y como pionero de Canal 7 con clarinete o piano.

Tuvo satisfacciones personales expresadas por la cantidad de artistas que acompañó. Animó fiestas para tres generaciones. Dos años en el programa “Feliz Domingo”.

Tenía actualmente instrumentos modernos que permiten en un solo teclado toda una orquesta.

Su familia compuesta por su esposa, su hija Gabriela (actriz y animadora) y su hijo Víctor (músico). Tenían una orquesta Klezmer de músicos, un quinteto y el trío “Los Grinblat”.

José “Iosele” Grinblat ayer un adolescente precoz. Una importante trayectoria en sus espaldas, en su mente 3.000 melodías internacionales y nacionales.

Actuó durante muchos años, los sábados y domingos a la hora del té, con baile de la 3ª edad, humor y deliciosos momentos, eran las “deliciosas tertulias” en la clásica confitería “Ideal”, donde desplegaba sus multivariadas melodías y las matizada inteligentemente. Al terminar de escucharlo, se añadía a la salida una cuota de alegría. Fiesta para la mente, que ayudaba a liberarse de la preocupación cotidiana.

Allí   concurría un público habitué en un clima armónico y familiar, para cantar, bailar y deleitarse.

Los turistas opinaban y valoraban que en sus países no había espacios así, con tanta calidez y con música en vivo tan expresiva y completa, satisfaciendo pedidos, con la actuación de “Iosele” Grinblat.

Lamentablemente hoy surge una lágrima, para recordar al director musical que se fue a otro plano de la vida inesperadamente el 14/11/2013, faltaban pocos días para el   “Día de la Música,” que es la herramienta equilibrio del espíritu universal y donde este importante músico nos dejó su marca.

Natan Blum