sábado, 3 de mayo de 2014

ALFREDO ALCÓN



Hasta siempre Alfredo

 

A los 84 años nos acaba de dejar este colosal actor, que había nacido el 3 de marzo de 1930 en Ciudadela, provincia de Buenos Aires, en el seno de una familia española. 
Canturreando aprendió a hablar el español con acento bien ibérico, lo que le ayudó a desempeñarse en escenarios afines con total soltura, y con éxito, pues fue aclamado en todas y cada una de las obras que lo llevaron a cruzar el Atlántico a lo largo de su vida.
Su primer gran protagónico lo tuvo en cine, en 1955, junto a Mirtha Legrand, en El amor nunca muere, dirigido por Luis César Amadori. La pareja fue un éxito. Lo volvieron a convocar para acompañar a la actriz al año siguiente en La pícara soñadora, dirigida por Ernesto Arancibia. Luego, un par de años después, en Con gusto a rabia, de Fernando Ayala.
A continuación vendría otra dupla que marcó historia en su carrera, la que formó con Leopoldo Torre Nilsson. Junto a este director el trabajo de Alcón alcanzó su cúspide, con Un guapo del 900, Martín Fierro, El santo de la espada, y en 1971, Güemes, la tierra en armas, a la que siguió La mafia, en 1972, Los siete locos, Boquitas pintadas y El pibe Cabeza.
Aunque le molestaba el calificativo, Alcón fue ante todo un maestro del teatro. "Yo no oigo cuando me dicen maestro. Contesto, «sí, maestro», y me río. El que se cree un maestro es un pelotudo. El que encuentra rápido es porque busca poco: cuando empiezo a trabajar, estoy tan inseguro, que me sobran los brazos", decía sobre su trabajo, aunque al resto de los mortales le pareciera increíble que justamente él pudiera tener alguna inseguridad.
Intérprete inigualable de los textos de Ibsen, Lorca, Arthur Miller, John Osborne, Eugene O’Neill, Edward Albee, Tennessee Williams, Samuel Beckett, Marlowe, fue dirigido por nombres históricos como los de Margarita Xirgu, Carlos Gandolfo y Omar Grasso, aunque también se animó a dirigir con igual talento obras tales como Los caminos de Federico, Bocca-Alcón, Homenaje Ibsen, ¡Shakespeare todavía! y Final de partida.
Obtuvo en dos ocasiones el premio Martin Fierro y otras tantas el Cóndor de Plata y el Estrella de Mar de Oro; recibió el ACE de Oro, el María Guerrero, el Ollantay, el gran premio de honor de la Fundación Konex, el García Lorca y distinciones especiales en festivales realizados en Colombia y en España.
En una de sus últimas entrevistas, a propósito del estreno de Filosofía de vida, reflexionaba: "No me detengo a pensar qué clase de vida llevo, porque un día quiero una cosa, y al siguiente, otra. Quizás puedo mirar hacia atrás y ver qué dibujos hice. Otros siguen como si fuese una brújula a una institución, religiosa o ideológica. Eso no es estar vivo. Es respirar según un molde y convertir tu alma en una cosa".
Por si su trayectoria fuese poca, el actor leyó para el programa Vida y Vuelta, que conduce Felipe Pigna en Canal 7, el texto que se ha convertido en el manifiesto de denuncia de los crímenes de la dictadura, el horror de los campos de concentración, de los secuestros y las torturas.
"En medio de la lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad del pueblo, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su hermano", decía Walsh, con la voz de Alcón, en la carta difundida un día antes de su secuestro.





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