TALLERES DE ESPARCIMIENTO |
La tercera
edad es uno de los sectores más vulnerables de la sociedad. Por ello, resulta
doblemente encomiable la labor que desarrolla el grupo de Promotores Voluntarios de Salud para Adultos Mayores del Hospital Ramos
Mejía, dependiente de la Unidad de
Geriatría del centro asistencial dirigida por el Dr. Miguel Hadid, quien está acompañado por la Dra. Maya Sinjovich. Es un programa que surgió en 2003 a partir de
una iniciativa de la Secretaría de Salud del Gobierno de la Ciudad y del PAMI. Es
gratuito y funciona de lunes a viernes a la mañana. Se trata de efectuar un
seguimiento de la salud de los mayores y velar por su bienestar. Se cuenta
–desde el lado oficial- con la colaboración de la Comuna 3, se reciben
donaciones de empresas farmacéuticas y fundaciones, y se hacen minicolectas
entre los integrantes del colectivo.
El grupo –de
quince voluntarios- realiza una tarea preventiva en las plazas de Balvanera, una
vez por mes, que consiste en diferentes pasos. Primero,
se toman los datos personales de los mayores: nombre, domicilio, teléfono, edad, con quién
vive, si tiene cobertura médica, cuáles son sus hábitos en cuanto a actividad
física, relaciones sociales, si se hace controles. Luego, se mide la estatura,
el peso, la glucemia y la presión. “La presión y la glucemia son casi excusas
para que los mayores entren en contacto con nuestro equipo de promotores,
quienes también son mayores. Lo más importante es lo que se conversa con esta
gente que está activa, que rompe con el mito del viejo pasivo, quieto, con poca
vida, y que promueve hábitos saludables”, explica Hadid. Después, los voluntarios
brindan una charla junto con el doctor y se invita a los mayores a moverse.
La labor no
culmina allí sino que alguien del grupo, dos o tres meses después del
encuentro, llama a las personas que estuvieron en la plaza y las interroga
sobre cómo se encuentran, para ver si cambiaron los hábitos negativos que
tenían. “Vemos que nueve de cada diez personas modifican por lo menos uno de
los hábitos y a veces hasta cinco. Es notable, es impresionante cómo ayuda el
estímulo de un par que te muestra que podés. Los adultos mayores primero ponen
un poco de asombro y después mucho entusiasmo porque todas las actividades
tienen un tono vital, alegre y que invita a la participación”, expresa sonriente
el gerontólogo.
La atención
de los mayores se complementa con varios talleres muy valiosos, coordinados por
promotores y profesionales, que cuentan con una amplia participación. El más
antiguo es el taller de movimiento. En tanto, en el taller de armonía se incentiva
la relación social, el trabajo intelectual y la expresión artística. Gracias a
las donaciones de una hilandería, el año pasado empezó un taller de tejido, donde
se confeccionan mantitas y ropa para los bebés del sector de Neonatología del
hospital que no tienen recursos. Asimismo, en el taller de prevención de caídas
y fracturas se les enseña a los mayores a caerse sin lastimarse. Hace poco
comenzó un taller de tango. Además, hay charlas abiertas a la comunidad una vez
por mes, donde la gente participa y discute. Ahora se incorporaron las
caminatas una vez por semana.
Para actuar
como voluntario, se requiere asistir previamente a un curso en el hospital,
dictado por los profesionales y los promotores. El grupo es una organización
horizontal en la cual nadie da órdenes sino que permanentemente todos aportan
ideas por igual. A principios de año se lleva a cabo una reunión para programar
en conjunto todas las actividades.
Dos veces
por año los mayores visitan escuelas donde sostienen jugosos encuentros con los
chicos y sus familiares en los que se comparten juegos y actividades creativas.
La intención es mejorar la relación entre las diferentes generaciones. El Dr.
Hadid señala su satisfacción al respecto: “La interacción con los chicos es sumamente
fructífera, es descubrir tanto los chicos como los mayores que somos todos
personas con vivencias que podemos intercambiar y enriquecernos mutuamente. Es
muy estimulante y productiva”.
Marga es la voluntaria encargada de
coordinar el grupo de tejido: “Yo me siento bárbara colaborando porque estoy
activa, que es una necesidad, y además, ayudo a bebés desconocidos. No importa
que no los conozcamos, me parece espectacular que los que estamos por irnos
ayudemos a los que llegan”, reflexiona emocionada.
Elena Bauer, otra voluntaria, se ocupa de
conseguir colaboración: “Yo empecé a participar porque conocí el
grupo en una plaza y me ofrecieron la posibilidad de hacer el curso. Hay gente
que viene prácticamente todos los días, no porque esté enferma sino justamente
para no enfermarse”, comenta.
El doctor
efectúa un balance positivo en relación al programa que dirige desde el inicio:
“Yo
estoy muy contento porque el grupo tiene autonomía, es gente que trae ideas, propuestas,
discute los métodos y participa activamente tanto en el diseño como en la
ejecución de las tareas”.
Aquellos que
quieran participar en las actividades o incorporarse como voluntarios deben
llamar a la Unidad de Geriatría al 4127-0270 o dirigirse al hospital –Urquiza 609- de 8 a 12.
LAURA BROSIO
Muy buenas tardes. Queria consultarles si seguían realizando el voluntariado, y si podíamos desde una institución vecina donar tejidos recien realizados para los bebes recien nacidos en el hospital. Muchas gracias, espero su contacto (ivannatravaini@gmail.com)
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