sábado, 5 de julio de 2014

PRIMERA PAGINA Nº 230 - EDITORIAL



EDITORIAL AL Nº 230 DE JULIO 2014


“Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...”




Si Enrique Santos Discépolo (nuestro Discepolín) viviera, reeditaría una versión aumentada y corregida de Cambalache, aquel enfoque pesimista de país que compuso en 1934, en la década infame, algo así como: “Siglo XXI Cambalache”.
 Permanecen aún abiertas las heridas de aquella Argentina de 1934, y de otras de muchos años atrás, desde los albores de la Revolución Inconclusa, protagonizada valientemente por Moreno, Castelli, Belgrano, French, Beruti y tantos otros anónimos que regaron con su sangre el ocaso del Virreinato del Río de La Plata.
Estamos a 204 años del nacimiento de La Gazeta de Buenos Ayres, cuando no existían otros medios más que la palabra oral y escrita para trasmitir los objetivos de la emancipación, tal como la calificara Andrés Rivera, “la revolución no es un té a las cinco de la tarde”.
Y todo se precipita: a Moreno, acusado de Jacobino, maximalista y marxista (antes que Marx) lo envenenan en alta mar, nunca le perdonaron su “Plan Revolucionario de Operaciones”. A Castelli (el orador de la revolución), le cortaron la lengua; a Monteagudo otro patriota, lo asesinaron en Lima; Belgrano muere en la miseria, y a French y a Beruti, los deportan. Más tarde San Martín debe retirarse para no ser usado en los enfrentamientos internos.
Durante La Vuelta de Obligado, en 1845, “argentinos cipayos” (término que acuñara Jauretche) venían en las naves enemigas inglesas y francesas para pisotear nuestra soberanía invadiendo los ríos interiores.

 “En el quinientos seis
 y en el dos mil, también...”

Saltando etapas históricas, golpes de estado y dictaduras genocidas, llegamos al año 1989, cuando Menem remata el país: todo debía importarse y exportar solo materias primas, haciendo suyo el postulado sarmientino que señalaba en su Facundo de 1845. “…No somos ni industriales ni navegantes… y la Europa nos proveerá por largos siglos de sus artefactos a cambio de nuestras materias primas…”.
Así, cumpliendo a pie juntillas aquel legado, nos despojó de la industria incipiente, de los ferrocarriles, de todas las empresas públicas, de YPF, de Aerolíneas. Privatizó las jubilaciones e incrementó la deuda externa más grande de la historia, que aún estamos pagando.
Hoy la oposición demoniza el “pensamiento nacional”, hasta se atreve a atacar al intelectual Ricardo Foster, todo un demonio. Nadie se salva de la andanada desestabilizadora de Clarín, La Nación, Perfil, Canal 13, TN, Radio Mitre y compañía. Otro demonio, Sabbatella, que con la ley de medios osó rozar sus intereses.
Y claro está: la principal andanada va contra la Presidenta Cristina, que en resarcimiento continúa con su programa de redistribución, ahora para llegar a cubrir el 100% de los trabajadores en edad de jubilarse, mientras muchos “…se prueban la ropa que vas a dejar…”.
No hay duda de que todavía queda mucho por hacer, como dictar una nueva ley tributaria más equitativa, recuperar los aportes patronales para revitalizar el sistema jubilatorio, proveer al PAMI de sanatorios que cubran un sistema que colapsa con los nuevos miles de jubilados, y terminar con el trabajo informal (en negro), donde hasta el propio Estado paga sumas no remunerativas.
Pero ¿producirán esos cambios los rematadores del país, los que lo endeudaron? ¿Aquellos que cercenaron las conquistas sociales, los incondicionales de las multinacionales y el FMI, los de las relaciones carnales con los EE.UU., los que volaron Fabricaciones Militares de Río Tercero (para borrar pruebas), los asesinos de Kosteki y Santillán, los del corralito y el corralón, los que dejaron un tendal de muertos el 19 y 20 de diciembre del 2001 en Plaza de Mayo?
¡¡¡Difícil de creer!!!, se avecina otro mamarracho, un “Cambalache versión 2015” que ¡no se debe permitir!
Para colmo, una decisión de la Corte de los EE.UU. coloca al país en una situación propicia para el ataque artero de los fondos buitres de afuera y de los buitres locales.

“…Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar La Biblia
junto a un calefón...”

Hasta la próxima





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