jueves, 2 de octubre de 2014

BATALLON 601



EL BATALLÓN 601 EN BALVANERA




Batallón 601es el nombre con el que se conoce y se hizo tristemente famoso el Servicio de Informaciones del Ejército (SIE), uno de principales arietes de la represión de la última dictadura cívico militar. Es un edificio de nueve pisos, ubicado en Callao esquina Viamonte.
Allí se reunían buena parte de los datos que luego sirvieron para aniquilar a los militantes políticos, estudiantiles y gremiales de las distintas organizaciones, como fue el secuestro y desaparición del director del diario El Cronista, Rafael Perrotta, y la cacería de quienes retornaron a la Argentina desde el exilio para participar de la frustrada contraofensiva montonera. Allí también se diseñó el Plan Cóndor. Cabe recordar que previamente había sido usado como depósito clandestino del cadáver de Eva Perón después del golpe de Estado de 1955.
El edificio, vaya a saber por qué rara transacción, fue comprado por la Universidad del Salvador y comenzó a ser remodelado para albergar a cinco mil estudiantes.
Parece increíble que el mismo centro que sirvió de sitio de planificación de la represión, los secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones, se convierta en un establecimiento de educación privada donde se formarán futuros profesionales. Los integrantes de Barrios por la Memoria y Justicia-Balvanera y Baldosas por la Memoria, hicieron pública una denuncia por “la irresponsabilidad de quienes por acción u omisión permitieron que se esté modificando la estructura del edificio con refacciones y derrumbes parciales, mientras hoy se desarrollan los juicios por crímenes de Lesa Humanidad, donde pruebas concretas pueden encontrarse todavía en ese lugar”. Además, pidieron suspender las obras en curso, y que se investigue cómo es que salió a la venta por licitación pública en el último semestre de 2002. La compra se concretó en los dos primeros meses de 2003 y ahora, después de una década de estar cerrado, la Universidad del Salvador comenzó las remodelaciones.
 Baldosas para la Memoria de Balvanera señalizó aquel emblemático sitio con varias baldosas recordatorias, que días más tarde, “manos anónimas” embadurnaron de pintura, para lo cual debió efectuarse un nuevo acto de desagravio para restaurarlas.
 No podrán, nunca en la nueva Argentina democrática, implementar actos reñidos con los sentimientos más íntimos de los derechos humanos. Es de esperar entonces dos investigaciones, una por la venta del edificio y otra por el acto vandálico de destruir un homenaje al más caro sentido de la memoria.

Marta Romero




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