sábado, 1 de noviembre de 2014

CHINA ZORRILLA




“Mi vida fue una gran comedia”




China Concepción Zorrilla (talento, humor, ternura, emoción) nació el 14 de marzo de 1922. Comenzó desde muy joven en teatro en el Uruguay; en cine lo hizo a partir de Un guapo del 900, para luego participar en más de 50 películas tales como Pubis angelical, La peste, Los gauchos judíos, Besos en la frente, Esperando la carroza ( una de las mejores comedias argentinas), Darse cuenta.
Conmovió lo tierno de su actuación en Elsa y Fred.
Se lució en más de 60 obras teatrales, entre ellas El diario de Adán y Eva, Fiebre de heno, Eva y Victoria, Tap, Emily, Charlando de todo con China (unipersonal). Y como directora se destacó en Perdidas en Yonkers y La pulga en la oreja.
Reconocida por la Asociación de Cronistas del Espectáculo, recibió el ACE de Oro por Camino a la Meca (que ofreció 100 representaciones). Obtuvo el Premio “Clarín” espectáculo en el Luna Park lleno, que le fue entregado por Alfredo Alcón.“¡Con cuánto placer voy a hacer la Clarin Grilla!”, decía divertida China.
El 18 de diciembre de 2006 la TV disfrutó de su presencia como hilo conductor en Como en China. También la vimos en telenovelas, comedias, reportajes, participaciones.
Algunos comentarios de China: “Cuando tengas algo que decir y cuando no también”. “Escribe siempre”. “Todos pasamos por la vida sumando amigos: mis colegas, mis pares lo son, gente con la cual compartimos sueños, proyectos, ansiados y realizados”.
Bajó el telón para China. A los 92 años se fue la actriz y directora. El funeral, con honores de Jefe de Estado en el Palacio Legislativo de Montevideo, convocó al presidente José Mugica, familiares, Soledad Silveira, Carlos Perciavalle y un público agradecido. En Argentina decretaron duelo nacional.
Los restos partieron del Congreso hasta el teatro Solís en la ciudad vieja. Dijo Mugica: “Un día triste, agridulce, diría nuestra China”, muy querida, respetada y valorada tanto en Argentina. Sus restos reposan en el Cementerio Central de la capital uruguaya.


UNA ESCENA DE "ESPERANDO LA CARROZA"

En marzo de 2012 se retiró del plano artístico. Apoyada en el bastón, fue recibida ansiosa por una platea colmada, donde esperaban para aclamarla como sinónimo de teatro sus familiares, pares y admiradores teatro. Esa noche China se convirtió en nonagenaria, justo allí, en el teatro Cervantes, con una carrera gloriosa y una voz llena de matices. China trataba de crear “la ilusión de que el mundo en el que vivimos puede ser mejor, aunque sea una hora y media”…
Al bajar el telón todos los presentes acompañaron al elenco con un Feliz Cumpleaños. China, emocionada, sopló la velita de una súper torta.
La actriz siguió viviendo por un tiempo más muy cerca de ese mismo teatro que la despidió, en la calle Uruguay (casualidad de la vida). En diciembre de 2012 volvió a cruzar el Río de la Plata, al lugar que la vio nacer y crecer. En su casa de Montevideo, retirada del escenario, siguió contando historias y anécdotas que ya había relatado tantas veces, pero siempre agregándole algo que las hacían aparecer nuevas.
La acompañaba su familia cercana y  recibía diariamente el llamado de muchos colegas argentinos. Asimismo la visitaron Susana Giménez, Mirtha Legrand, Goldie (la melliza), Carlos Perciavalle. Con este último habían actuado en Broadway, ya que se puede decir que fue una China internacional.
Profundamente apenada por la partida de la brillante compañera, Graciela Borges dijo: “No me toma por sorpresa, sabía de su deterioro y su lenta ida, de su retiro a descansar, tomar té y escuchar pájaros. Fue un tiempo de muchas partidas amadas”. “La última vez que tomamos el té, dijo China: no me gusta hablar con el corazón tan abierto”. “No estaba mal, estaba con su cabeza de 92 años, ¡tantos años!, ¡tanta gloria! ¡idas y venidas!” “Hay dos personas que yo nunca olvido: una es Beatriz Guido y la otra es China Zorrilla, alguien que siempre tuve tan presente, que tengo su foto al lado de mi cama”.
Su personalidad ayudaba a su manera de expresarse. Graciela y el público extrañarán su calidez e histrionismo. Su alegría y su humor tan característicos, con una punta de lanza de un pensamiento creativo, quedará en el histórico teatral.

Natan Blum






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