CRITICA
LITERARIA
NUMERO
CERO
Título:
NUMERO CERO
Autor:
UMBERTO ECO
Editorial
LUMEN
218
páginas
Umberto
Eco y una provocación para pensar este momento histórico y el rol de los medios
de comunicación globales y también en nuestro país. Como intelectual interpela
sobre su rol. El semiólogo aporta en una entrevista un concepto para pensar hoy
“…el intelectual verdadero no es el que habla a favor de su partido, sino en
contra de su partido”.
Cuando tenemos noticias de que una nueva
obra de Umberto Eco está por llegar
a las librerías, nos ponemos ansiosos esperando la novedad del escritor.
Siempre es un nutriente leer a Eco.
Filósofo, novelista, lingüista, pero por
sobre todo un observador y analista profundo de la realidad de los medios de
comunicación. Es casi un periodista que se permite tomar una “distancia óptima”
para analizar aquello que los mismos medios se niegan a sí mismos.
Número
Cero es una novela corta, provocadora de reacciones
diversas que interpelan al lector descuidado tanto como a los que se
referencian en el relato.
La obra se ubica en el año 1992 en Milán,
característica ésta que la diferencia de sus otras obras de ficción más emparentadas con situaciones
históricas no contemporáneas.
Hay una historia de amor, una muerte
extraña, un reportero/ investigador que trae en forma fantasiosa una extraña
trama sobre la muerte de Mussolini décadas después de acontecido el hecho. Toda
la trama de ficción le sirve a Eco para ejercer una durísima crítica al
periodismo.
Número Cero nos habla de Domani, el diario
que nunca va a salir, y de Colonna, el protagonista de la novela.
Un hombre de alrededor de 50 años,
fracasado como documentalista que es convocado por Simei, un personaje oscuro,
para que sea jefe de redacción del diario. Se trata de elaborar y diseñar el
diario del día siguiente que nunca verá la luz.
Domani tiene un ideólogo dueño al que
hay que satisfacer, hacerle un medio a su medida. Persigue objetivos que
necesita cumplimentar a cualquier costo.
Es el Commendatore.
Eco se propone (y lo logra) una crítica
al lenguaje de la prensa que distorsiona tanto lo conceptual como lo formal.
Colonna tiene como tarea coordinar a los
redactores para que nadie escriba algo que pueda contradecir o perjudicar al
Commendatore. Eco hace decir a uno de sus personajes “no son las noticias las
que hacen el diario, sino el diario el que hace las noticias.”
Este concepto marca plenamente el
discurrir de esta ficción.
Pocos renglones necesita para hablar del
racismo, para hablar del Norte y el Sur de Italia.
También una caminata y un trago en algún
lugar le bastan para mostrar el Milán oculto,
seductor, dueño de viejas historias nunca contadas.
Pero para qué pensar en un diario que
nunca va a salir. Un diario para el que el lector común no importa. Solamente
se puede entender si se piensa en otros objetivos. Un medio creado para tener
poder, para llegar a ciertos círculos y
convertirse en una amenaza… ¿Cómo lo logra? Sencillamente fabricando la
noticia, dando algo que no ocurrió, manipulando, mintiendo. O también
provocando, si es necesario, un acontecimiento al que
luego se lo transforma en noticia.
La información usada como herramienta de
extorsión armando y desarmando relaciones financieras.
Capítulo a capítulo abre espacios que
permiten identificar el “cómo” demostrar la mentira, la corrupción y como
juegan este juego los medios de comunicación.
El periodismo independiente no existe.
Siempre hay una intencionalidad última que se relaciona en forma directa con el
ejercicio del poder.
¿Sabe el Commendatore el cómo de un
diario? ¿Sabe Simei, el encargado de reclutar a los redactores y directores del
diario el cómo desarrollar la noticia, la información? Parece que no. Ellos
tienen el poder del dinero, de la llegada a los círculos, de la mentira.
Colonna y el resto de los redactores son
perdedores.
La verdad pierde. La erudición pierde.
El que sabe pierde.
Pierde una comunidad cuando el lector
queda a merced del poder del medio.
Eco muestra la desigualdad que existe
entre el poder del medio y los lectores. El medio como manipulador. El lector
como un ser manipulable, vulnerable, crédulo. Sola hay que inventar una
noticia, entrecomillarla como si existiera la fuente, y darla al gran público.
Nadie queda afuera de este ralato: la fantasía
sobre la muerte y el cadáver de Mussolini sirven para poner en cuestión los
secretos del Vaticano, de las redes informales de los gobiernos, de las sectas,
de los gobiernos incluso de otros países.
Como dijimos, la novela se sitúa en el
año 1992. Es la época de la esperanza de Italia en los jueces de las Manos
Limpias. Dos años más tarde Silvio Berlusconi accede al cargo máximo en el
consejo de ministros de Italia. Es un hombre poderoso en la política, en el
deporte, y especialmente en los medios de comunicación.
¿Será el Commendatore de la novela un
preanuncio del poder de Berlusconi?
Una novela muy crítica hacia el
periodismo y los medios actuales. Revulsiva para aquellos que no se hacen cargo
de ninguna autocrítica. Pero imprescindible para el lector que es a veces
tenido como rehén por algunos medios.
La contratapa del libro tiene un
comentario de Roberto Saviano que considera a esta novela como el manual de
comunicación de nuestro tiempo.
Algunas obras de Eco:
El cementerio de Praga
El péndulo de Foucault
La Isla del Día de Antes
El nombre de la Rosa
Y una obra emblemática para los
interesados en la semiología y los medios: Apocalipticos e integrados.
Alicia
Usardi
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