EL ASILO DE HUERFANOS DE LA
CALLE MÉXICO 2650
FRANTE DEL EDIFICIO DE MEXICO 2650 EN 1898 |
Hacia el año 1871, motivado por la epidemia de
fiebre amarilla y la brutal Guerra del Paraguay (de la “Triple Alianza” o
Triple Infamia), Buenos Aires debió enfrentar un
problema adicional, la presencia de menores abandonados, producto de familias
desestructuradas por estos flagelos, los niños deambulaban por las calles
reducidos a un estado de mendicidad.
El barrio de Balvanera –que constituía entonces uno de los bordes de la
ciudad– sería el sitio adecuado
para iniciar la construcción de un gran asilo de dos manzanas de extensión que
albergara a estas desdichadas víctimas inocentes
de la desgraciada situación.
Para ello se eligió un amplio predio ubicado entre
las calles Saavedra, México, Jujuy e Independencia, que perteneciera a Adolfo Van Praet, uno de los directores
del primer ferrocarril y padre de una de la presidenta de la Sociedad de
Beneficencia, entidad que por entonces, a falta de una contención oficial, se
ocupaba de asistir a los desamparados.
Antes, se había habilitado un Asilo de Niñas en una escuela de
la Sociedad de Beneficencia, ubicada en la calle Piedad (hoy Bartolomé Mitre)
esquina de Ombú (hoy Pasteur), que luego fue trasladado a la residencia
Bollini.
A su vez el gobierno de la provincia, bajo la
administración del Dr. Emilio Castro, nombró un Comité de cinco caballeros para
atender a los varones desamparados. Se arrendó la vieja residencia de Guido en
las calles Alsina y Virrey Cevallos, donde improvisaron otro asilo, mientras avanzara
la construcción del edificio especial en la calle México. Los
dos asilos continuaron funcionando por separado durante dos años hasta la
terminación del nuevo edificio donde pasaron los internos de Guido y Bollini.
El traslado de los huérfanos fue complicado dado lo inaccesible de esta zona
de arrabal y descampado. Al decir de Meyer Arana: "... una pesada lluvia que había caído desde la noche previa
(...) había obligado a la suspensión de muchos entretenimientos (...) no
impidió a las inspectoras intentar el viaje hacia el orfanato, para llegar al
cual debían cruzar calles casi impasables, enormes pantanos y verdaderas
lagunas (...) Sin embargo Dolores Pacheco y la Sra. Lavalle salieron para
entretener a los huérfanos de la fiebre amarilla. El viaje fue terrible y
penoso, la buena voluntad y la habilidad del conductor no pudieron evitar
atascarse en el barro y tuvo que pedir varias veces ayuda para desencajar la
berlina. Al fin llegaron, y atrás de ellas dos carruajes más se detuvieron en
el asilo, la familia Klein con su pequeño hijo traían juguetes para los huérfanos
(...) sus padres los estaban iniciando en el significado de la vida mediante un
acto de caridad hacia los pobres (sic.) ..."
INTERIOR Y FUENTE EN 1881 |
Este Asilo de Huérfanos será una de las
varias instituciones que dependían de la Sociedad de Beneficencia, modelo en su
género y en la época por la cantidad de internados, su organización y la eficiente formación en distintos oficios.
Hacia fines de la década de 1870 el Asilo albergaba
niños y niñas huérfanos y para 1889 se instalaron varios talleres de Carpintería,
Zapatería, Imprenta, Galvanoplastia, Fotografía y Sastrería.
En 1891 don Raúl Videla Dorna pidió autorización
para costear las instalaciones destinadas a alumnos ciegos que se hallaban bajo
la protección de la entidad benéfica, en un sector del predio.
La entrada de la instrucción primaria se hallaba sobre la calle México 2650, atravesando un zaguán que
conducía al patio octogonal, con galerías sostenidas por columnas en cuyo
centro se descubría una fuente construida en mármol de Carrara. De pie frente
al patio, de espaldas a la calle México, sobre la mano derecha, estaba la capilla cuyo púlpito, tallado por finos
ebanistas italianos, era una réplica exacta del que se encuentra en la Parroquia
de San Cristóbal. Atravesando el espacio octogonal, se sucedían habitaciones,
patios y galerías desembocando en un predio abierto con una gruta, dedicada a
la Inmaculada Concepción, muy cerca de la frondosa sombra de un sauce llorón.
En la intersección de las calles México y Jujuy se hallaba el Hogar de Tránsito. Las
habitaciones eran ocupadas por los jóvenes mayores de dieciséis años, a los que
se les daba almuerzo y cena hasta que consiguieran
cierta estabilidad laboral y pudieran independizarse.
En el ala sur, con entrada por la calle Saavedra 749, existía una placa de
bronce donde se mencionaba a las damas de la Sociedad de Beneficencia de la
Capital.
La beneficencia, era concebida como parte de la
acción de un gobierno ausente en lo social. El capitalismo como idea empresaria
buscaba el autofinanciamiento de las instituciones y la ubicación laboral plena
de los sectores más carenciados de la sociedad, evitando “gastos” en lo social.
Prueba de ello era la cantidad de instituciones y
pupilos dependientes de la beneficencia:
Casa de Huérfanas
242
Hospital Nacional de Alienadas 1.286
Hospital Rivadavia
283
Asilo de Huérfanos
591
Casa de Expósitos 2.890
Hospital de Niños
168
Consultorio Oftalmológico 7
Total asilados y enfermos atendidos 5.467
En el Asilo se impartían cinco grados de enseñanza
elemental para niños y niñas por separado, los que rendían examen ante
representantes del Consejo Escolar que eran detallados exhaustivamente en los
informes. También se desarrollaban talleres muy actualizados para la época.
La Sra. Albina Van Praet de Sala,
presidenta de la Sociedad en 1899 dice en un informe que "En el Asilo de Huérfanos se ha instalado el alumbrado eléctrico,
por sus propios medios, y llevado a cabo por los alumnos que se dedican al
estudio de la electricidad pudiendo ya en este ramo demostrar sus competentes
servicios fuera del establecimiento".
La producción interna, en algunos rubros competía
satisfactoriamente con actividades privadas, entre ellos los talleres gráficos.
También la panadería proveía a las necesidades del asilo, produciendo un saldo que se comercializaba en todas las
instituciones asistenciales oficiales.
La documentación gráfica fue otro producto del
trabajo realizado por los alumnos del taller de fotografía, entre los que se
deben destacar los de carácter científico realizados sobre preparados
anatomopatológicos, intervenciones quirúrgicas, enfermedades, etc., por encargo de los hospitales públicos de la
ciudad.
En otro informe se sostiene que "la enseñanza profesional en los talleres es eminentemente
práctica; los alumnos adelantados están en condiciones de ejecutar una obra
completa de su ramo, los principiantes son auxiliares de los maestros y
oficiales iniciándose con la observación y la práctica de trabajos sencillos. "
Se encontraron algunos aspectos de la formación que
llaman la atención, entre los que se destaca la importante educación musical
que recibían. Poseían una banda integrada por cincuenta y dos alumnos que era
invitada a participar en muchas celebraciones oficiales.
Por ejemplo, en los aniversarios de Rivadavia,
fundador de la Sociedad de Beneficencia, día en que marchaban al son de la
música hasta la plaza de Miserere, distante siete cuadras del asilo. También quedó consignada su participación en
los actos de homenaje al presidente de Brasil Campos Salles, que visitó nuestro
país en el año 1900.
En 1874 se fundó el Batallón Maipú, integrado por
los huérfanos. Había surgido como una posible solución al raquitismo y
debilidad que se observaba en los muchachos. Su evolución revela parte de la
historia argentina. Se cuenta que en los primeros años alguna dama les regaló a
los niños escopetas diciéndoles que eran "...para
matar santiagueños..." , como cierto sector de la sociedad porteña
llamaba entonces a los provincianos, para descalificarlos.
Hacia fines de siglo fueron militarizados los
internos y recibían instrucción militar de un jefe del Ejército, el teniente coronel Ratto. Se hacían
maniobras y simulacros de combate en los terrenos descampados por entonces
abundantes en las proximidades del asilo.
Usaban uniformes de soldado confeccionados
integralmente en la sastrería de la institución y actuaban como guardia de
honor cuando se entregaban los premios a la virtud. En 1908 aún existía el
batallón, aunque había perdido su importancia y era entrenado por los alumnos
mayores. Quienes informaban sobre el funcionamiento de este "cuerpo de
soldados" decían que "...cumplía
una función puramente educativa y no cuartelera".
Era notable también la
atención que se les dispensaba a los niños y niñas ciegas, si bien a veces las
autoridades del asilo se quejaban de la falta de instrumentos especiales o los
inspectores anotaban que la educación que se les impartía era poco práctica. Se
ponía el acento en la música y en el canto coral, tal vez porque veían en estas
actividades una posible salida laboral. El practicismo por sobre todo. La
enseñanza de las técnicas de Braille formaba parte de la preparación de estos
menores, aunque es de hacerse notar que paralelamente se les enseñaba la
escritura común, como lo demuestran algunos documentos obrantes en archivos.
Roberto Garabaglia –quien fuera interno en el establecimiento hacia el año 1938– afirma que por aquella época
los internos superaban los mil, distribuidos en salas de aproximadamente 70
pupilos cada una. El rector y sólo una docena de celadores configuraban el
escaso personal, ya que se impartía enseñanza primaria, secundaria, artes y
oficios.
El más destacado de los oficios era el de panadería, que tenía atención
al público por la calle Independencia, desde donde se llegaba a un vecindario ávido de los excelentes panificados.
Durante los períodos vacacionales los internos eran enviados en
tandas a la estancia “La Porfía” de
General Madariaga.
Sobre la calle México, casi esquina Jujuy, existía una antigua
pensión para los alumnos que egresaban y tenían problemas de inserción en la
sociedad. Más tarde funcionó en el lugar
un hogar materno infantil, hasta que finalmente fue demolido hacia 1980,
juntamente con las ya viejas y derruidas instalaciones del que se pueda
considerar el famoso Asilo de Huérfanos, toda una
institución histórica de Balvanera.
En 1948, al desaparecer el asilo, comenzó a
funcionar en el lugar una Escuela Fábrica, el resto del predio fue ocupado por
la Plaza Sargento Cabral, luego renombrada José María Velazco Ibarra –quien
fuera cuatro veces presidente constitucional del Ecuador–,
la Escuela Primaria "Dr. Guillermo Correa", la Escuela Técnica N° 25
"Tte. 1° de Artillería Fray Luis Beltrán" dependientes del Gobierno
de la Ciudad, y el Instituto Nacional de Educación Técnica (Ex CONET).
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
- Agradecemos la colaboración de Roberto
Garabaglia, ex interno del lugar, y de
Manuel Gómez.
- Meyer Arana, Alberto, La Caridad en
Bs. As., Tomo II, Bs. As., 1911.
- Primera Página nº 79 de octubre de
2000 y nº 142 de octubre de julio de 2006.
-http://horizontesyc.com.ar/archivos/1320191334/Los%20ni%F1os%20militares%20del%20Asilo%20de%20Hu%E9rfanos.pdf
-http://www.google.com.ar/?gws_rd=ssl#q=el+asilo+de+huerfanos+de+la+calle+mexico+2650+defensoria+del+pueblo+de+buenos+aires
Como puedo contactarme con el Sr. Roberto Garabaglia que he leido un comentario en la página.... y por lo que aporta es en la epoca en que estuvo mi padre ...he vivido tan de cerca por los comentarios de mi padre lo que fue ese lugar ....cuando el ya no estuvo recuerdo yo siendo muy pequeña y rondaria los años 1949 o 50 que hubo una reunion de exalumnos ..como un sueño lo recuerdo haber ido con mi padre .... he vivido tambien y comentarle a mi padre el pasar y ver que lo estaba hace ya unos años la demolicion .... y mi padre procupado pensaba que harian con la imágen de la virgen que estaba a la entrada y al frente del edificio ....Recuerdo sus relatos de sus vacaciones en la estancia La Porfia .... Ayyyy si viviera mi padre y viera esto...!hace muy poco falleció ! Hoy una plaza es todo lo que hay !He sido una hija que escucho a su padre y que no le importó le repitiera el mismo cuento cuando ya estaba entrado en años.... Siempre recordare lo agradecido de lo que recibió de ese lugar para hacer de él todo un hombre... Resonaban en sus oidos aun las palabras del director despidiendolos con estas palabras " Recueden a partir de hoy no tendrán una campana que los llame ....."
ResponderEliminarQue increíble historia. Gracias a todos lo que han trabajado en registrar los momentos de una época de nuestro país.
ResponderEliminarAlejandro
Estoy muy sorprendido por esta información respecto del asilo que se hallaba en el predio de la calle México 2650. En los ‘60 funcionaba allí el ex Inst. Gral. San Martín y puedo confirmarlo ya que yo estuve un par de meses en ese asilo en 1963 como interno. Además eso se puede constatar en el área de Desarrollo Social del Gobierno Nacional. Después de mucho buscarlo, pude comprobar que efectivamente el edificio fue demolido y el lugar pasó a ser la Plaza Sargento Cabral. Pero aquí no se menciona el ex Inst. Gral. San Martín. Agradezco la imagen del frente de la calle México 2650 ya que es bastante similar al que recuerdo del ex Instituto que he mencionado, inclusive puedo recordar la fuente del interior. Abrazos. Horacio Angel Gimenez
ResponderEliminarSegún el actor ya desaparecido Jorge Villalba que fue un niño habitante del asilo. Un gran árbol que se encuentra del lado derecho, visto desde la Av. Jujuy sigue en pie. Yo vivía enfrente en jujuy 625 segundo piso a la calle. El estando de visita en mi casa en los años 80...cruzó a la plaza a abrazarse a ese árbol y a sus recuerdos...el árbol todavía está ( 2019) sería hermoso que tuviera una placa. También la plaza.
ResponderEliminarEn ese Asilo y por una ventana secreta rotativa fue dejado siendo un bebé recién nacido, el pintor Wuinquela Martín. Que luego fue adoptado por Quinchella familia humilde carboneros de la boca italianos ya con cinco hijos pero que quisieron adoptar un niño abandonado en agradecimiento a la Argentina que les había dado cobijo y trabajo.
ResponderEliminarPor las batitas y su ropa de muy buena calidad se supuso que Benito perteneció a una familia adinerada de Buenos Aires. Los bebés se dejaban en una ventanita que tenía una bandeja giratoria y se tocaba un timbre entonces la ventanita se cerraba . Eran dejados en anonimato. Sin nombres ni apellidos ni procedencia alguna.
que hermoso
ResponderEliminarfue encontrar está publicación .
mi padre fue uno de esos jóvenes que vivió hasta su mayoría en la casa de jóvenes siempre recordaba esa dirección Av México y Jujuy 2650.
de ahí salió a formar parte de granaderos. orgullosa. del gran hombre que fue mi padre, Ledesma Rodolfo. Gracias !!