lunes, 1 de agosto de 2016

HISTORIAS FANTASTICAS DE SUBTE "A"




 FANTASMAS EN EL SUBTE "A" subte “A”



La línea A de subtes, tal vez por ser la primera y más antigua, acumuló en su existencia infinitas y variadas historias, algunas auténticas, otras que lindan con la ficción y el mito, desde sus antiguas estaciones azulejadas de colores orientativos para el pasajero inmigrante iletrado, hasta las que quedaron ocultas en sus túneles umbrosos y misteriosos.
Las primeras y enormes formaciones que perduraron cien años, eran verdaderas orugas chirriantes que atravesaban las oscuras profundidades bajo nuestros pies, pompas alucinadas que como lombrices gigantes y hambrientas devoran humanos de toda clase en una fosa azulejada denominada estación, para vomitarlos más adelante en alguna otra, ambas… casi todas, con nombre de próceres. No sólo viajan humanos, también lo hacen mitos y leyendas que atrapan al pasajero desprevenido. Son tantas y tan variadas las que se ocultan en estos largos y oscuros túneles, que cuesta decidir con cuál empezar.
Distintos escritores han utilizado al metro” o al subte” como fuente inspiradora de su relato, como en el caso de Sábato en “Sobre héroes y tumbas”, o Cortázar en “Texto en una libreta”.
En el texto de Cortázar se trata de los habitantes del subte “A”, enmarcados por una cofradía que hasta llega a amenazar al protagonista, es secreta y pretende apoderarse de todo, de la ciudad o acaso del mundo. Como en “Manuscrito hallado en un bolsillo” también de Cortázar, cuyo título sugiere el final trágico del protagonista. Después de la lectura sabemos que el narrador estaba haciendo un informe, por ese texto en una libreta, que es lo único que queda, por lo que se concluye que ha desaparecido.
La primera acción está ligada a los subterráneos de la línea A (Anglo), que va desde Plaza de Mayo a Primera Junta. El mismo personaje narrador nos cuenta del Hades (lugar donde habitaban los seres que habían traspasado el umbral de la muerte):
 “Es cierto que entre Loria y Plaza Once se atisba vagamente un Hades lleno de fraguas, desvíos y depósitos de materiales y raras casillas con vidrios ennegrecidos”. A medida que avanzan los hallazgos del protagonista es mayor su miedo y la sensación de estar vigilado. Teme que si revela su descubrimiento puede ser muerto o recluido por loco, como lo sugiere un tal Montesano (el antiguo inspector en jefe de la línea A, del cuento de Cortázar). Porque este perseguidor innominado no cejará, llegará hasta el final de “un descenso progresivo y cauteloso del subte, entendido como otra cosa”.




Si bien el cuento describe una verdadera pesquisa al estilo de una narración policial, la atmósfera alucinante y el manejo de los distintos niveles lingüísticos lo colocan en otro tipo de ficción. Aunque el autor usa la ambigüedad propia de lo fantástico, la metáfora parece ser clara.
Vale entonces elegir como abanderada de estas “leyendas bajo tierra” aquella que se refiere a la extraña visión que puede asaltarnos cuando transitamos entre las clausuradas “medias estaciones” Pasco y Alberti, de aquella línea de los subterráneos porteños.
Circula un relato que cuenta que un antiguo operario de la estación Sáenz Peña “concurrió a los sanitarios en horas de servicio y encontró en ellos a un hombre degollado sobre un charco de sangre. De inmediato el atribulado empleado dio el alerta al personal de seguridad de la estación, quien acudió rápidamente a inspeccionar el lugar, encontrando el sitio en perfectas condiciones y sin ningún rastro de violencia. El veredicto fue unánime: se trataba de una alucinación. Al día siguiente, volvió a repetirse la situación, aunque el protagonista fue esta vez otro empleado. Durante largo tiempo, muchos fueron los trabajadores que afirmaban haber visto al degollado en el baño de esa estación”.
Otra historia de supuestos aparecidos o alucinaciones tiene como escenario el tramo comprendido entre las estaciones Alberti y Pasco, aunque su figura central esta vez es “una extraña mujer en traje de novia. Cuentan los dichos que se trata del fantasma de una joven a la que su prometido abandonó ante el altar, circunstancia por la cual la muchacha habría salido intempestivamente de la iglesia y se habría arrojado a las vías del tren. Otra versión, más romántica aún, señala que la ceremonia del casamiento se realizó, pero al tratarse de una unión concertada por los padres de los novios, la muchacha prefirió suicidarse al salir de la iglesia antes de contrariar su propia voluntad”.
No es menos interesante la leyenda que protagonizó Cynthia Arro, boletera de Metrovías, de una inexplicable situación ocurrida en la estación Congreso, lado sur, que le heló la sangre, aunque después pudo comprobar que se trataba de un hecho frecuente que se repetía a lo largo de toda la línea A: “Eran las 22.30 de un sábado y yo ya estaba terminando mi turno cuando recordó Cynthia en diálogo con Expedientes Secretos de repente, una sombra muy definida cruzó por detrás mío y de costado para perderse en el interior de la boletería”. La joven quedó pasmada y le contó lo ocurrido al nochero que se aprestaba a hacerse cargo de la estación hasta la salida de los primeros servicios del día siguiente. Su compañero le dijo que no se preocupara porque lo que había vivido en definitiva “era algo común”. Cynthia, que era nueva por entonces en el trabajo, no quiso repetir esa experiencia terrorífica y al día siguiente se apersonó ante su supervisor para solicitarle el cambio de boletería, petición aceptada por el jefe que, sin embargo, trató de calmar a la boletera con un frase que la trabajadora no olvidará: “lo que vos viste, se ve en toda la línea cuando no hay movimiento”.
Cuentan asimismo que durante la construcción de este subte, en la estación Pasco hoy clausurada ascendente hacia la terminal de entonces “Primera Junta”, un derrumbe causó la muerte de varios obreros, todos ellos inmigrantes. Se sabe que esa estación fue desmantelada a posteriori, debido a varias razones, algunos opinan que por la cercanía de la de Alberti, otros debido a una mala construcción que no permitía un ágil estacionamiento.
Sin embargo muchos porteños esconden en su memoria una historia fantástica o recreada sobre ese paraje. Según la leyenda, si viajabas en el último subte de la línea A el de las 23:30 hs. podías ver a dos obreros sentados y con palas en la mano en las sombras de la clausurada estación. Ambos te seguían la mirada hasta que el tren desaparece internándose nuevamente en el túnel hacia Miserere. De sólo pensarlo da escalofríos y pocas ganas de utilizar aquel último viaje del día.
Otra historia que gira en torno a la estación fantasma de esta antigua línea, es la que cuenta un canillita joven (vendedor callejero de periódicos) a todos los turistas que se acercan: "Mi padre me apretaba la mano fuerte y entrábamos de un saltito. Una vez por semana la única vez que lo veía tomábamos la línea A del subte, desde la estación Lima hasta Primera Junta, rumbo a su casa en el Gran Buenos Aires. Como era pequeño, casi siempre nos cedían el asiento y yo apoyaba mi cabeza en su sobretodo azul. Entre el sueño que comenzaba a apoderarse de mis ojos y la mezcla de olor a húmedo y colonia barata que se ponía para no oler a borracho, mi viejo comenzaba a narrar historias fantásticas y de aventuras que habían ocurrido años atrás en el subte".
“Una de ellas trataba sobre un viejo amigo de mi padre, un guerrero incansable que luchaba contra unos monstruos nocturnos que se desplazaban en autos enormes y verdes. Joaquín, ese amigo, luchaba casi sin armas pero con una convicción que podía enfrentar a más de cien de los monstruos. Con sus ideas y estrategias vencía al enemigo en incansables batallas. Pero, por errores que no recuerdo o no entendí, ese amigo murió al ser ferozmente atacado después de que una máquina le chupara la memoria".
"Así Joaquín pasó a vivir como un fantasma en una estación vacía que hay entre 'Pasco' y 'Alberti'. Era un fantasma, o como decía mi viejo, un 'desaparecido'. Algunas veces cuando pasábamos por esa estación, mi padre con los ojos un poco tristes, me decía que escuchaba la voz de su amigo llamándolo o cantándole una marcha pegadiza… Claro está, que años después cuando crecí, entendí el significado de esa historia. Mi padre no me contaba cualquier historia, sino la suya propia en forma alegórica. La historia de su generación, la de sus compañeros desaparecidos en la triste década de los 70…".
Hoy ya desactivadas las centenarias formaciones de origen belga, totalmente de madera barnizada, hasta sus mismos pisos con un ritmo acompasado en su desplazamiento, de luces parpadeantes, que a veces se apagaban por segundos, que fueron las primeras en circular en la ciudad de Buenos Aires y en toda Latinoamérica, a más de cien años de transitar cumplieron finalmente su viaje final para pasar a “cuarteles de invierno”.
Se hizo caso omiso a la aspiración de miles de usuarios que pedían el uso de algunas formaciones los días domingos y feriados con un carácter histórico activo.
Con la renovación total de la flota, desaparecieron los viejos coches de La Brugeoise, reemplazados por las nuevas unidades fabricadas por la empresa china CNR, éstas no tienen, ni la atracción ni el misterio de aquéllos.
Esta línea A, la primera de todas las que circuló por las profundidades del subsuelo de Buenos Aires cien años atrás, se convirtió también en la primera en modernizarse, con un sistema de seguridad de frenado, aire acondicionado y una grabación que alerta al pasajero despreocupado en qué parte del recorrido se encuentra, aunque a veces la grabación esté descoordinada y el desprevenido puede llegar a bajarse en cualquier estación.
Claro que también el popular medio de transporte que hace unos años costaba $ 1.10, hoy multiplicó por siete su tarifa para atravesar los siete pesos con cincuenta nacionales, aunque éste es otro tema no de misterio, aunque sí da demasiado miedo.
Finalmente, hoy continúan enterradas en el subsuelo del barrio las antiguas paradas clausuradas, ascendente de Pasco y descendente de Alberti, con todos sus misterios y anécdotas clausuradas también, están allí para que otros nostálgicos, escritores, poetas y los ganados por los relatos supra racionales, los desentierren alguna vez, al igual que Sábato y Cortázar lo supieron hacer con su prosa florida, en una mezcla que encierra ficción y realidad combinadas con el espacio y la historia.
Pero como en los “Cuentos de las mil y una noches”, serán motivo de otro relato.

Miguel Eugenio Germino



Fuentes:
--http://serdebuenosayres.blogspot.com.ar/2013/08/cortazar-y-el-subte.html
--http://www.lamaquinadeltiempo.com/cortazar/manusc.htm
--http://www.laotrarealidadweb.com.ar/?p=5526
--http://www.literatura.us/cortazar/libreta.html
--http://www.Subte-BA.htmlhttp://leyendas-urbanas.blogspot.com.ar/
--http://www.taringa.net/posts/info/2124371/Estacion-Fantasta-De-Subte-A.html
--http://www.taringa.net/posts/paranormal/10676735/Fenomenos-paranormales-en-la-Linea-A-Subte-BA.html








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