lunes, 2 de enero de 2017

ANTIGUO BAR EL SÍMBOLO



El Símbolo Café Bar

Un oasis de disfrute en medio del ritmo alocado de la ciudad

 
UNA DE LAS PLACAS


Los bares tradicionales, que conservan su estilo de antaño, le dan un toque entrañable y delicioso a la ciudad. Uno de ellos es El Símbolo Café Bar, situado en Corrientes casi Bulnes, en el barrio de Almagro, y declarado Café Notable de la Ciudad de Buenos Aires en 2015, tal como reza la resplandeciente placa colocada sobre una de las columnas.
Según el encargado del comercio, Eduardo Scofu, las razones para nominarlo como Café Notable “son contundentes y categóricas. Es un negocio que funciona desde 1954 sin alterar su fachada y su estructura. Todo lo que está en su interior es de la época: no se modificaron las sillas, las mesas, la barra, ni nada. Hay una preservación exhaustiva de las cosas, con movimientos mínimos en cuanto a la modernización del local como incorporar el aire acondicionado. También fue considerado Café Notable porque acá venían y vienen artistas importantes, desde tangueros en los años 50 como Osvaldo Pugliese que vivía enfrente, rockeros en los 80 como Luca Prodan y bailarines en la actualidad como Maximiliano Guerra, vecino del barrio”.
Pueden observarse varios objetos antiguos que dan fe de dicha preservación: rústicas mesas y sillas de madera, un espejo de tres caras, un reloj con números romanos, la caja registradora original, añejas botellas de bebidas paradigmáticas en su época, viejos carteles publicitarios, hasta se conserva en una vitrina la bandeja utilizada en la inauguración. Estos elementos le otorgan al lugar un tinte pintoresco, colorido, vivaz. Allí se respira el aire de otro tiempo y se percibe un clima de camaradería, de amistad, de reunión, por el cual la gente acude al local como un refugio sagrado que la resguarde del frenético trajín diario de la ciudad.



SU INTERIOR



El negocio nació en 1954 como el anexo de una casa habitación ubicada en la parte de atrás, donde ahora están el baño y la cocina; el local estaba adelante. Al principio funcionó como lechería y heladería, después se le agregó cafetería y despacho de bebidas y productos envasados. En los 70 una familia de inmigrantes españoles se hizo cargo del local e incorporó comidas típicas de la península. A comienzos de los 80 el fondo de comercio fue adquirido por un grupo de pensadores, surgidos a la luz de la nueva democracia. Priorizaban la organización de debates, cafés literarios, charlas y descuidaban el servicio: las comidas que ofrecían eran escasas y sólo había variedad en las bebidas alcohólicas. En la década siguiente el mercado se volvió más exigente y no pudieron continuar. Es en ese momento, en 1999, que Scofu y su equipo de trabajo con una visión más aggiornada a los tiempos que corrían comenzaron a gestionar el lugar, que fue bautizado El Símbolo porque lo concebían como un emblema de Almagro y de toda una generación que había florecido en los años 50.
“Un buen bar debe estar abierto a todo tipo de inquietudes de los clientes. Tiene que ser un lugar donde te sientas cómodo, como en tu casa, no donde uno se sienta perseguido por un mozo que lo acribilla constantemente pidiéndole que consuma. Hay gente que viene a trabajar acá, lo utiliza como oficina, viene con la computadora; otro viene a charlar. Nosotros no los forzamos a consumir de entrada, esperamos tranquilamente que, cuando quieran, levanten la mano y hagan su pedido”, puntualiza Scofu.
El encargado pone mucho énfasis en señalar que El Símbolo es un ícono de la cultura porteña: “Este es un bar porteño por definición. Está en una zona con un casco histórico; tiene la cosmética de aquellos boliches de antes, cercanos al río, un espacio donde la gente se encuentra, donde cada uno tiene un lugar de representación y se siente importante, no parte de un decorado. Acá uno tiene identidad propia. Este bar es un sitio tradicional, uno sabe el nombre de la gente que viene, su profesión, sus preferencias, no es como en las cadenas donde el consumo está tan globalizado que no importa quién sos, qué te gusta, no importa hacerte sentir bien. Nosotros tratamos de mantener el viejo estilo de conocer y respetar al cliente”.
El clásico de El Símbolo en cafetería es el cortado en vaso de vidrio. En cuanto a comidas, milanesa completa, a la napolitana con fritas, a la fugazzeta con papas bastón, tortilla a la española, omelette, una típica cocina porteña. Las ofertas gastronómicas figuran en pizarras colgadas en las paredes ya que no hay carta escrita.
El negocio tiene varios clientes fijos de hace muchos años, aunque últimamente la clientela se está renovando porque algunos legendarios habitués han ido falleciendo. En la actualidad, concurre todo tipo de público: gente grande a la mañana, empleados provenientes de su trabajo al mediodía y jóvenes a la noche. El local abre de lunes a sábados desde las 7 hasta la medianoche, mientras el domingo permanece cerrado.
Scofu destaca la fuerte ligazón que el bar sostiene con Almagro: “El café está muy identificado con el barrio y viceversa; hay una muy buena simbiosis entre ambos. Mucha gente que es referente del barrio toma el bar como lugar de pertenencia. Todo aquel que tiene cierta antigüedad en la zona, en algún momento se siente parte de El Símbolo”.

 Laura Brosio







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