martes, 1 de agosto de 2017

LA ESCUELA N° 20 D.E. 2 ROSARIO VERA PEÑALOZA, “LA ROSARITO”




A pesar de las dificultades, la escuela pública se alza triunfal





La Escuela N° 20 D.E. 2 Rosario Vera Peñaloza, “La Rosarito”, ubicada en Pringles 1165, arrastra una larga historia. Al principio, en 1895, funcionó en una casona de Gascón 1095, luego se mudó a Cabrera 4078 hasta que en 1981 se trasladó a su emplazamiento actual. En 1958 se la bautizó con el nombre mencionado en honor a la excelsa docente riojana la primera maestra jardinera, nacida en 1873 y fallecida en 1950. “La Rosarito” cuenta en su sector de Primaria con 800 alumnos, es de jornada simple con dos turnos.
Apenas entramos a la escuela nos topamos con un gran mural con nombres de mujeres de distintas épocas y profesiones, que resulta impactante y conmovedor. Tomando como modelo a Vera Peñaloza, una verdadera innovadora en cuanto a los métodos pedagógicos y al material didáctico que utilizaba, se elaboró el cartel donde figuran ilustres personalidades femeninas que rompieron con los estereotipos de su tiempo: Lola Mora, Alfonsina Storni, Eladia Blázquez, Eva Perón, María Luisa Bemberg, entre otras. Más allá, puede contemplarse un busto de la querida Rosario, realizado por el escultor Santiago José Chierico, y una pizarra con el “Decálogo del Buen Rosarito”.
Nora Reymundo asumió como directora de Primaria el año pasado. Empezó su trayectoria como maestra en una escuela de González Catán y trabajó durante diez años en la provincia de Buenos Aires antes de trasladarse a Capital. Esta docente, con treinta años de experiencia, en todo momento muestra la profunda vocación y pasión que siente por su oficio. Se nota a simple vista su enorme preocupación y dedicación por enaltecer la educación pública.






La directora comenta cómo surgió su vocación por la docencia: “Siempre me interesó la parte social. Pensaba que desde la educación uno podía dejar alguna huella. Me parecía que la educación era un buen lugar para producir cambios dentro de la sociedad. Parece utópico pero es lo que sigo pensando. Creo que la escuela es el lugar donde uno puede resistir algunos embates sociales y trabajar con los alumnos y los padres para lograr algún tipo de transformación. Si yo pierdo las esperanzas de poder lograrlo me tengo que retirar”.
Según su opinión, la situación en la escuela de hoy es compleja desde todo punto de vista porque la figura del docente se pone en cuestión todo el tiempo, desde los medios de comunicación, los padres, la política. “Al maestro no se le reconoce ni socialmente ni económicamente el trabajo que realiza. Los padres vienen a hablar en un tono irrespetuoso con los maestros y directivos”, se lamenta. “Hay que reconstruir ese lazo que no se tiene que cortar: familia y escuela van para el mismo lado, no somos enemigos, no estamos en veredas opuestas, queremos lo mismo, queremos lo mejor para los chicos. Tenemos que caminar para el mismo lado. En las escuelas trabajamos mucho para que esto se logre”.
En “La Rosarito” el aprendizaje es heterogéneo: hay distintos niveles entre los alumnos del mismo grado. Desde el año pasado se está agrupando a los chicos de acuerdo a su nivel, se trabaja el mismo tema pero con consignas diferentes, respetando la trayectoria escolar del alumno. La situación presenta grandes dificultades, ya que los grados son muy numerosos, de 28 a 30 alumnos. La directora expresa con preocupación que en este momento la escuela debe afrontar una grave problemática que es la escasez de maestros suplentes. En muchas ocasiones, ante la falta del titular, llega a haber de cuatro a cinco grados sin docente, puesto que debe ser cubierto por los directivos.
En la escuela se hace mucho hincapié en el uso de las nuevas tecnologías. De hecho, el año pasado “La Rosarito” ganó una Mención PIED a la Innovación Pedagógica por ese motivo. “El uso de la tecnología es indispensable en la escuela. No podemos seguir sólo con el manual y las clases expositivas porque eso es una escuela que ya pasó. Tenemos que ir incorporando la tecnología a las nuevas prácticas de enseñanza. Los maestros nos tenemos que seguir formando”, afirma convencida Reymundo.
La comunidad escolar es de clase media, está formada por muchos padres profesionales que participan y se involucran en gran medida en la educación de los chicos, tanto en la Cooperadora como en los actos patrios y las propuestas que formula la escuela. En el establecimiento se abordan temas cruciales como la educación sexual integral, las redes sociales, el acoso escolar o bullying y la violencia de género. Además, hay un programa de promoción de vínculos saludables y cada quince días se desarrollan talleres de convivenciacon los alumnos.
Desde el punto de vista edilicio, la institución viene padeciendo filtraciones en aulas, galerías y salones debido a una obra mal realizada en la terraza. Se está trabajando con una comisión de padres para solucionar el problema. “El presupuesto que destina el gobierno a las escuelas cada vez está más recortado. Acá, dentro de todo y a pesar de la crisis económica que vivimos, los padres siguen aportando a la Cooperadora, creen en la escuela pública y hay un compromiso. Por eso la escuela puede mantenerse más o menos bien. Todas las escuelas públicas deberían estar en edificios de calidad, con las condiciones que corresponda, más allá de que la Cooperadora sea fuerte o no. Esto lo debería garantizar el Estado”, subraya tajante la directora.

                                          Laura Brosio







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