EDITORIAL
Se decía en el editorial del mes de
junio, que la Argentina, y su pueblo,
(especialmente su sector más humilde) se encontraba a las puertas del infierno
tan temido, el que pinta Dante Alighieri en su Divina Comedia,
y hoy, tras la firma del documento con el FMI se puede afirmar que ya se penetró en aquel infierno de la
primera de las tres cánticas del poeta florentino.
La cuestión, a futuro será “el cómo salir” y “en qué condiciones”, ya
que una vez instalado éste organismo en el país, un verdadero usurero
internacional, como supremo ministro de
economía--, amo y fiscalizador de todas
las decisiones gubernamentales, es difícil volver atrás.
El ajuste que pretende de 300 mil millón
es de pesos, en una primera, al recibir la primera cuota del préstamo standby, caerá
indefectiblemente sobre las espaldas de los sectores más necesitados y de los jubilados que verán
mermar el ya decaído poder adquisitivo de sus ingresos.
Además de reducir sustancialmente la
obra pública, y con ello, producir una profunda desocupación de los
trabajadores de la construcción, calculada según su sindicato en cerca de 400
mil puestos de trabajo, que se suma a la ya desembozada ola de despidos.
Sin embargo desde “el mensaje” gubernamental
se imagina “la vida color de rosa”, cuando en realidad y siempre hablando de
colores, la perspectiva es de un negro intenso.
Sin embargo, las expectativas populares
corroboradas por casi todos los encuestadores, rechazan o ven con gran preocupación
la vuelta del Fondo en un 80%, a un fondo que es el mismo de siempre, el nada cambió, ni siquiera en el mensaje,
aunque lo vistan de seda, basta reflejarse en el espejo de Grecia, y los países de África, de los
que poco o nada se habla de sus desgracias.
Para los memoriosos está la crisis del año 2001, con el
corralito, los 14 muertos, 227 heridos, y más
de 300 detenidos en Plaza de Mayo, y la miseria pavorosa en la que cayeron las
clases populares durante aquellos años trágicos.
“Pompeya no olvida…” dice el tango,
aunque hay mucha gente que parece tener memoria frágil y tropezar tres y más
veces con la misma piedra. ¡Es Lamentable!.
En la medida en que avancen los tramos
siguientes de los prestamos monetaristas, se irán multiplicando las exigencias
y los ajustes serán cada vez mayores, hasta tornar la atmósfera irrespirable,
ya son impagables, las tarifas de luz y gas, en un cuadro de carestía insostenible e incontrolable,
en el que se cobra a precios abusivos el agua, un elemento esencial para la
vida, falta ahora que tarifen también el aire.
Éste ajuste afectará los controles, tanto de
precios, construcción, bromatología y otras áreas sensibles para la ciudadanía.
También recaerá en la educación y en la salud.
Con el Fondo instalado en el país los
desdichados supervivientes se verán forzados a transitar las peripecias del
recorrido de Dante junto a Virgilio por los distintos infiernos, en ambientes
oscuros y terribles, rodeados de figuras extravagantes y apariencia aterradora,
para llegar al noveno círculo, el último, que contrariamente a la versión clásica del
fuego, éste será helado, donde se
encontrará con “Lucifer”, un demonio de tres caras, masticando en sus fauces a
traidores como, Judas y Bruto.
Será imposible alcanzar a la
salvación de Dante y salir hacia el purgatorio, y no es exagerada la metáfora si se tiene en
cuenta el agravamiento de los acontecimientos de las últimas semanas, con la
estampida del dólar y su automático traslado
a precios, el veto presidencial a la
moderación de tarifas impagables y confiscatorias, la situación límite de los
haberes jubilatorios, el aumento “0”
de los sueldos de la administración pública, la perspectiva de liquidar el
Fondo de garantías de sustentabilidad
previsional, la fundada sospecha de regresar
a la jubilación privada, peligrando el
cobro regular de los actuales jubilados,
y el endeudamientos que no cesa, y recaerá sobre
las generaciones futuras, en el interior ya
volvieron los clubes del trueque, vislumbrándose nuevamente las cuasi
monedas.
Todo esto y otros escenarios conforman un combo explosivo, con un gobierno
que da manotazos de ahogado sin un plan económico sostenible, ni aun dentro del
atroz neoliberalismo que aplica a rajatablas.
Ya no se habla más de reactivar la
Industria nacional, ni el mercado interno, los grandes industriales viven de la
exportaciones a un dólar alto, para un país empequeñecido solo para unos pocos
privilegiados y millones de argentinos oscilando entre la pobreza y la
negligencia, en el que se fugan los escasos
dólares que ingresan.
Todo
al amparo de los medios de comunicación hegemónicos que apañan, ocultan u
desinforman, tal como lo denunció el Papa francisco desde Santa Marta:
"Todas las dictaduras han comenzado así, adulterando la
comunicación, poniendo la información en manos de una persona sin escrúpulos,
de un gobierno sin escrúpulos…Una vez que los medios de comunicación han sido
neutralizados, se comienza a juzgar a las instituciones que han sido
debilitadas, se destruye a las personas, se las condena, y así avanza la
dictadura"
El
tema no es el cambio de nombres de
ministros, sino el fin del actual modelo
extranjerizante, dependiente y hambreador de Cambiemos y del FMI.
Sin
embargo queda una gran esperanza que está depositada en las reservas de un
pueblo de probado valor y espíritu de lucha en revertir los momentos más difíciles,
y supo deshacerse del FMI, y salir del infierno dantesco.
El éxito dependerá de la unidad en la lucha, apartando solo
a los que la traicionaron, y seleccionando a todos, aún en sus distintas
posiciones políticas y sociales, con el solo fin de resolver el problema de los
sectores más humildes y marginados de la sociedad, sean éstos trabajadores, jubilados, profesionales
y comerciantes pymes.
Hasta
la próxima
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