viernes, 31 de agosto de 2018

LA HUELGA DE TIPÓGRAFOS


2 de septiembre de 1878: primera huelga obrera declarada por un gremio argentino: los tipógrafos


Edificio que perteneció a la Sociedad de Tipógrafos en la avenida San Juan 3244. En 1904 declarado Sitio de interés Cultural

    Si bien es cierto que ya antes se habían realizado distintas huelgas sectoriales, la génesis del proletariado organizado de la Argentina fue la huelga declarada por la Sociedad Tipográfica Bonaerense en 1878, cuando en una imponente asamblea, más de mil tipógrafos y linotipistas decidieron “insistir nuevamente ante los propietarios de diarios y regentes de imprentas para que aceptasen las nuevas tarifas, ya que, en caso contrario, se produciría la huelga”. El origen del conflicto fue la decisión de una imprenta de rebajar los salarios de su personal, la iniciativa fue seguida por otras empresas y los trabajadores reaccionaron con la huelga.


LA ÉPOCA Y SUS CONTRADICCIONES

Sobre aquellos protagonistas de la lucha, Roberto Payró (el conocido autor de “Canción trágica”, “El triunfo de los otros” y “Cuentos de pago chico”) escribía: “El gremio tipográfico bonaerense no fue nunca una masa inerte, manejada a capricho, sino la clase más independiente y levantisca que haya existido en nuestra Capital... Entusiastas y arrebatados, del taller pasaron al comité, a las manifestaciones, a los atrios y muchas veces, en la imprenta, con el cañón apoyado en el burro, componían con el fusil al alcance de la mano, y luego dormían junto a las cajas, prontos a impedir con su sangre un empastelamiento... Todavía me parece estarlos viendo, a la puerta de las imprentas, como apretado enjambre, a la hora de entrar al taller, a la hora de salir del trabajo, bulliciosos y juguetones, con el chambergo puesto de tal forma, que resultaba un distintivo, comentando, afirmando, proclamando sus ideas en los días de agitación...”.
 En cambio Dalmacio Vélez Sarsfield (autor del Código Civil), escribía en El Nacional: "El socialismo usa las huelgas como instrumento de perturbación, pero el socialismo no es una necesidad en América. No se pueden admitir las huelgas porque eso significaría subvertir las reglas del trabajo".
Dos visiones opuestas del momento que señaló el despertar de una clase obrera hasta entonces oprimida, que con el correr del tiempo marcará jornadas históricas de una lucha que fue alcanzando reivindicaciones, no sin derramar sangre, hasta lograr sino el respeto, al menos ser tenidos en cuenta por las clases dominantes.
Esta lucha llegará a nuestros días con sucesivos logros y reveses aunque el balance histórico marque un balance positivo de las reivindicaciones de los que solo tienen la fuerza de trabajo como patrimonio.



TIPÓGRAFOS EN PLENA LABOR FOTO DE 1878


ANTECEDENTES

A partir de mediados del siglo XIX, con la inserción agro-ganadera exportadora en la nueva división internacional del trabajo del capitalismo liberal y con el proceso de consolidación del Estado nacional, empiezan a extenderse en nuestro país las relaciones de producción capitalistas en las ciudades y el campo, entremezclándose en las zonas rurales con persistencias precapitalistas.
En los años 1860, acompañando el auge de la ganadería ovina, se trazan las primeras vías ferroviarias con capitales locales e ingleses y se produce una primera oleada de inmigración europea.
En este período la actividad industrial era un sector rudimentario, artesanal y secundario de la economía nacional, obturada por las importaciones de manufacturas británicas y la falta de una política que la promoviera. Principalmente se encontraba vinculada a la elaboración de productos agrarios, como los saladeros, graserías, ingenios, molinos o bodegas.
Con el crecimiento y modernización de la ciudad de Buenos Aires se desarrolla la industria de la construcción y surgen una serie de talleres o pequeñas fábricas destinadas al mercado doméstico: panaderías, sastrerías, herrerías, carpinterías, fabricantes de velas, jabones, licores, cigarrillos, dulces, etc. Ya en 1855 había 1.265 de estos talleres. En el Censo Nacional de 1869 se registra la existencia de 34.552 trabajadores manuales, de los cuales 14.000 eran carpinteros, 9.000 albañiles y 1.100 pintores. También aparecen 15.681 trabajadores vinculados a los talleres que producían para el consumo local y unos 30.000 trabajadores de servicios, como carreros, cocheros, lavanderas, planchadoras, trabajadores domésticos o jornaleros. El 50% de la población porteña ya era extranjera, en su mayoría italianos y españoles.


Otro de los sectores que concentraban trabajadores asalariados eran las imprentas que realizaban los diarios, como El Nacional, La Prensa o La Nación. El Censo de 1869 registra 460 empleados en este sector. Los tipógrafos eran mayoritariamente argentinos de nacimiento y sabían leer y escribir, lo que no era frecuente entre los trabajadores en esa época y fue uno de los factores que favoreció su organización. En ese momento no existía ninguna reglamentación de la duración de la jornada laboral ni de los salarios, lo que posibilitaba una gran arbitrariedad patronal, que además empleaba trabajo infantil.
Los tipógrafos fueron uno de los primeros sectores obreros en crear una organización autónoma: la Sociedad Tipográfica Bonaerense, en 1857. Todavía no era una organización propiamente sindical, sino una asociación por oficio, de tipo mutualista, que se proponía una ayuda y colaboración colectiva ante situaciones como enfermedades o desempleo y la defensa y el fomento de la profesión.
Por otra parte, también los tipógrafos fueron los primeros en establecer vínculos con la Primera Internacional. En los años 60 y 70 empiezan a aparecer en Buenos Aires distintos periódicos socialistas y anarquistas, a lo que se sumará la llegada de varios exiliados de Francia tras la represión a la Comuna de París de 1871, con lo que se constituirán secciones de la Internacional en Argentina, manteniendo un intenso intercambio de cartas con el propio Marx.
Ya en 1855, por ejemplo apenas tres años después de la caída de Rosas, las coristas del Teatro Argentino (actividad, obviamente, enmarcada por el prejuicio, inclusive en ámbitos de avanzada) encabezaron el primer movimiento de protesta reclamando una función anual en su beneficio. Les siguieron los lancheros de la Boca que, en 1871, ante la intención patronal de rebajar sus salarios, decidieron levantar sus remos.
A partir de entonces los obreros comenzaron a forjar sus organizaciones, primero como mutuales pero con el tiempo se fortalecerían organizaciones poderosas que reivindicaran el salario y las condiciones de trabajo.
Los talabarteros, a mediados de 1874, entre otros tantos sectores laborales, se reunieron en el Teatro Alcázar ubicado al 800 de la calle Victoria (hoy Hipólito Yrigoyen) entre Piedras y Tacuarí; allí intentaron construir su “unión profesional”, pero la asamblea concluyó en una verdadera batalla campal.
Los trabajadores hacían así sus primeras experiencias organizacionales y varios maleamientos antes y después de los talabarteros consiguieron superar sus contradicciones internas y sus enfoques antagónicos, conformando sus respectivas estructuras gremiales: la Internacional de Carpinteros, Ebanistas y Anexos, en 1855; los panaderos, en 1856; y los obreros ferroviarios que crearon La Fraternidad en 1877.
De cualquier manera es cierto que la fecha clave en la génesis del proletariado organizado de la Argentina es el citado 2 de septiembre de 1878, cuando una imponente asamblea de “mil y tantos tipógrafos” (de acuerdo al testimonio del periodista Rafael Barreda) decidió “insistir nuevamente ante los propietarios de diarios y regentes de imprentas para que aceptasen las nuevas tarifas, ya que, en caso contrario, se produciría la huelga”.

LA HUELGA

Mientras duró el conflicto, los diarios menos importantes dejaron de publicarse y los más grandes, como La Prensa y El Nacional, intentaron contratar tipógrafos en el Uruguay, pero se encontraron con la firme solidaridad de los trabajadores afiliados al gremio de Montevideo que se negaron a reemplazar a sus compañeros argentinos, pese a los elevados sueldos ofrecidos. Nace también así la solidaridad internacional entre iguales.
La huelga fue ganada por los obreros y las patronales aceptaron volver a los sueldos originales y reducir la jornada laboral a 10 horas en invierno y 12 en verano y se excluía contratar a niños menores de doce años. El líder de aquellos tipógrafos corajudos fue un inmigrante de origen francés llamado M. Gauthier, que por supuesto nada tenía que ver con la dama de las camelias.
Sin embargo, producto de las contradicciones, al poco tiempo, se reimplantarían las viejas condiciones de trabajo y el sindicato desaparece.
Luego de la huelga de los tipógrafos siguieron su ejemplo lo cigarreros, empleados de comercio, albañiles, yeseros, carteros y otros sectores obreros. Durante la década de 1880, la clase obrera y el movimiento sindical argentino crecerá en extensión y organización, lo que generará las condiciones para los primeros intentos de construir una organización representativa de toda la clase.
Alentados por la creación de la Segunda Internacional en 1889, y con el impulso del club marxista de alemanes en Argentina Vorwärts, en 1890 por primera vez se realizó un acto obrero en nuestro país por el 1º de Mayo. Con discursos en varios idiomas, se reivindicó a los mártires de Chicago, se planteó la demanda de la jornada de 8 horas y otras reivindicaciones y se afirmó la solidaridad internacional de todos los trabajadores del mundo. La clase obrera argentina salía así a la luz como una fuerza unida e independiente, iniciando un largo camino de organización y lucha por sus reivindicaciones y por una nueva sociedad.
Así llegarán las jornadas de Plaza Lorea y la Semana Trágica, por solo marcar dos hitos de los tantos protagonizados por los trabajadores organizados, en una lucha que continúa.

Miguel Eugenio Germino


Fuentes:
--http://comunismorevolucionario.org/crpmlm/1878-la-primera-huelga-obrera-en-la-argentina/
--http://www.laopinionpopular.com.ar/noticia/20275-en-1878-fue-declarada-por-un-gremio-argentino-la-primera-huelga-obrera.html
--https://www.pagina12.com.ar/2001/suple/Madres/01-06/01-06-08/index.htm









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