La Quinta de Zapiola,
en los barrios de Almagro y Balvanera
LA QUINTA Y LA TRAYECTORIA DEL TREN DE LA BASURA |
Esta quinta se hallaba ubicada,
aproximadamente, en el área comprendida entre las actuales calles: Venezuela,
24 de Noviembre, México y Virrey Liniers, o sea que atravesaba de este a oeste
el límite de estos dos barrios, que es la calle
Loria, que por entonces no existía y era parte integrante de aquella quinta.
El origen se remonta a la época
de la Colonia cuando el Cabildo de Buenos Aires
resuelve otorgar, el 9 de julio de 1735, esta amplia parcela a doña Margarita Bolaños –según la investigación del escribano Carlos E.
Rezzónico–; aparentemente
existió una resolución posterior que amplió los límites de la quinta sobre la
superficie original, a ella parece referirse una certificación dada por el escribano
José Ferrera Feo el 27 de julio de 1745.
Esta quinta no
lleva el nombre de su primera propietaria, sino que pasó por diferentes
familias y sucesiones, hasta llegar a la familia Zapiola.
Margarita Bolaños había contraído matrimonio
con el teniente de dragones Manuel Fernández quien, al fallecer su mujer, se casó en segundas nupcias con Antonia
Pérez. Muerto el esposo, la propiedad fue adjudicada a su viuda por partición
aprobada el 7 de octubre de 1762 y ésta la vendió a Cayetano Rico en el año 1775.
En aquella época había en la quinta, a pesar
de su amplia extensión, solamente un rancho de
adobe crudo y techumbre de paja, pozo de balde, cerco de tunas, arboleda y
plantío, como ocurría en casi todas las quintas que formaban un verdadero
cordón verde alrededor de la pequeña ciudad que apenas se extendía hasta la
“Calle de Las Tunas” (actuales avenidas Callao-Entre
Ríos).
Como en aquel entonces no se
había abierto la calle que hoy se denomina 24 de Noviembre, y menos aún Loria,
que actualmente atraviesa aquella zona, en la
escritura de venta a Cayetano Rico se aclaraba que, en caso de disponerse su
apertura, el terreno necesario debía cederlo el comprador a la ciudad en forma
gratuita. Cuando éste falleció, la quinta pasó a su hijo Juan José, quien la conservó hasta 1825, año
en que la transfirió a Carlos Casal (tal vez quien fuera gobernador
de Corrientes entre 1811 y 1812).
Al mes siguiente, Casal vendió
la quinta "con sus entradas y salidas, edificio, monte, zanjas y
cercos" a Francisco Tejeda y, al fallecer, sus albaceas la vendieron a Olegario
y Pedro Ángel Ortega.
En 1840 la quinta es comprada
por Climaco Daract (o Darac), comerciante harinero que abastecía a numerosas
panaderías de Buenos Aires, a cuyos hijos, Máximo y Enrique, se les adjudicó en
1848, a raíz de su muerte. Al fallecer ellos, los
heredó la abuela, doña Máxima Olmos de Tagle. Esta señora, viuda de don Benito
Vidal, se había casado en segundas nupcias con el doctor Gregorio Tagle, quien fue Asesor Legal y funcionario de la
Real Audiencia de Buenos Aires, pero luego apoyó la Revolución del 25 de Mayo de 1810 y prestó asesoramiento legal a la Primera Junta. Fue
varias veces ministro del Directorio Supremo de las Provincias Unidas del Río
de la Plata y encabezó la "Revolución de los Apostólicos" contra las
reformas rivadavianas, a quien Máxima acompañó, con entereza, en los difíciles
momentos que éste vivió.
Así lo demostró cuando en 1822
su cónyuge fue detenido por conspirar contra el gobierno de Martín Rodríguez bregando
por obtener el levantamiento de la incomunicación a que lo habían sometido. Y
también lo evidenció en la cooperación que brindó a su esposo cuando preparaba
una nueva asonada para derrocar a las autoridades, la que finalmente estalló en
la madrugada del 19 de marzo de 1823 y fue rápidamente sofocada. Tagle huyó y,
dos meses después, su esposa solicitaba permiso para atenderlo en Colonia donde
–según ella– se hallaba sumamente enfermo.
Pero doña Máxima Olmos, antes de
contraer matrimonio por primera vez, había conocido al abogado
Bonifacio Zapiola. Así
comienza a conocerse esta quinta con el apellido Zapiola
(parte de una amplia familia que encabezaba el
brigadier general José Matías Zapiola). Del romance que mantuvieron nació un hijo, Cecilio
Zapiola, que fue criado por Anastasia Mansilla. A mediados de 1864, al fallecer
su madre, Cecilio inició la sucesión de ella invocando su condición de hijo
natural. Con la finalidad de probar el vínculo ofreció el testimonio de
personas allegadas, entre las cuales figuraron el nombrado brigadier general
Zapiola, el coronel Manuel Fernández Cutiellos, don Manuel J. Langenhein, doña
María Ignacia Mansilla –hermana de Anastasia– y don Santiago Torres.
Cecilio Zapiola solicitó,
asimismo, que se levantara un inventario de los bienes existentes en la quinta y
en el domicilio de la fallecida ubicado en la calle Belgrano, contiguo al
templo de Santo Domingo, cuyas puertas habían sido selladas por la policía en
la creencia de que no existían herederos.
Al filo de los años ‘70, del
siglo XIX, la quinta quedó dividida por el trazado del ramal que el Ferrocarril
del Oeste construyó con destino al transporte de las basuras de la ciudad. Las
vías partían de la estación Once y, describiendo una curva, continuaban su
recorrido por las que luego serían las calles Sánchez Loria, Oruro, Deán Funes
y Zavaleta, hasta llegar a la quema.
Las basuras eran depositadas por
los carros en la manzana que hoy circundan Rivadavia, Sánchez de Loria,
Hipólito Yrigoyen y Esparza, sitio conocido como
“El vaciadero de basura”,
algo difícil de imaginar sobre la hoy pretendida coqueta avenida Rivadavia,
allí las recogía el tren (que también se conocía como “El tren de la basura”), para llevarlas a su destino final. Este
vaciadero perduró hasta abril de 1890. En sus orígenes, la primera de las
calles nombradas fue conocida como "calle del Ferrocarril del Oeste"
y también como "calle del Ramal del Ferrocarril de las Basuras", más
tarde como calle Soria, y finalmente la actual Sánchez de Loria que fue el límite
entre los dos barrios Balvanera hacia el este y Almagro hacia el oeste.
A fines de 1870, Zapiola vendió
a Federico Achával la fracción que había quedado al oeste de las vías, o sea en
Almagro. La respectiva escritura la describía como un terreno de 105,65 metros de
frente al sur, 96,126
metros en el contrafrente y 356,90 metros de fondo,
lindando, por el norte, con Venezuela, por el sur con México por el este, con
el citado ramal del Ferrocarril del Oeste. Achával procedió a la inmediata
subdivisión y venta de los lotes resultantes, como ocurrió con la mayoría de
las quintas de la zona a fines del siglo XVIII, como bien los describe Diego
del Pino: “por 1900, ya se había edificado la mitad de la superficie de cada
manzana y el resto lo constituían baldíos, quintas arboladas, calles
proyectadas, pero sin abrir campo…”. Éste sería el
fin de esta amplia quinta, loteada en pequeñas
parcelas, destino irremediable de todas las
grandes quintas tanto de Balvanera como de Almagro.
Pero quién fue José Matías Zapiola
JOSÉ MATÍAS ZAPIOLA |
José Matías Zapiola nació en
Buenos Aires (1780-1874), fue un militar y político que luchó junto a José de San
Martín y Carlos María de Alvear en la campaña libertadora de Chile. Más tarde fue
ministro de Guerra y Marina durante el gobierno
de Valentín Alsina (1858-1859) en la provincia
de Buenos Aires.
Su padre, Manuel Joaquín de Zapiola, era
oficial de marina español, y su madre Encarnación de Lezica
y Alquiza. Cuando era joven Zapiola fue enviado a España para entrenarse en la
Armada Española.
En 1810 era jefe del Puerto de
Buenos Aires. Debido a su apoyo a la Revolución
de Mayo fue dado de baja de la Marina Española y se unió a la causa de los
criollos. Sin embargo, fue arrestado y enviado de regreso a España. Al llegar a
Cádiz, desertó y se unió a la logia de esa ciudad y acompañó a José de San
Martín y Carlos María de Alvear a Londres. De allí regresó a Buenos Aires en
1812 en la fragata "George Canning", junto con San Martín y Alvear.
PLAZA EN SU HONOR |
Zapiola contribuyó a la
formación del Regimiento de Granaderos a Caballo creado por San Martín, y fue
el jefe del primer batallón de esta unidad. Cruzó la cordillera con San Martín
y combatió en Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú. En esta última batalla tuvo una
actuación descollante, dirigiendo la mitad de la caballería patriota. Fue el
comandante de la primera fase de la Segunda Campaña
al sur de Chile, después de Marcos Balcarce, y tomó la ciudad de Chillán por
asalto. Fue ascendido a general. En 1829 se retiró de la vida pública para
dedicarse a las actividades rurales; permaneció en esta situación hasta después
de la caída de Rosas en Caseros en 1852. Ese año regresó al servicio activo
como comandante de Marina y fue ministro de
Guerra y de Marina en el gabinete del gobernador Valentín Alsina de Buenos
Aires. Zapiola murió en 1874 a la avanzada edad de 94 años.
Esta quinta –hoy desaparecida
totalmente– fue un nexo entre los barrios de
Balvanera y Almagro, se la
vincula con la Revolución
de Mayo, con la Independencia y con las batallas que la hicieron posible.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-AGN, escrituras varias desde
1775 hasta 1870.
-Cutolo, Vicente O., Buenos Aires,
historia de las calles y sus nombres, Elche,
1994.
-Rezzónico, Carlos E., Antiguas Quintas Porteñas, Interjuntas, 1996.
-historiaguerrasyarmas.blogspot.com/2011/07/jose-matias-zapiola-biografia.html
-historiaybiografias.com/biografia-zapiola-jose-matias/
-http://plazasenbuenosaires.herobo.com/plazabriggraljosemariazapiola.php
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