MÉXICO BUSCA SU CIELITO LINDO
El día menos pensado y más deseado llegó a
México: después de décadas pudo elegir un presidente sin fraude. Así, Andrés Manuel López Obrador llegó por
fin a la primera magistratura que tanto buscó y que le había sido birlada en la
elección anterior lejos del cuarto oscuro.
Es que el sistema electoral mexicano, una
máquina aceitada y fraudulenta, tuvo que ser desechado por una crisis económica
y social que demandaba la posibilidad de un político que trajera aires
renovadores al turbio presente mexicano.
Con su triunfo, AMLO, cortó la racha de
países latinoamericanos que abrazaban ideologías de derecha frente al retroceso
de los gobiernos populistas de centroizquierda. Esta nueva oportunidad no viene
sola. Brasil se mantiene con un gobierno reaccionario sostenido por una
justicia venal pero sin apoyo popular. Por su parte el gobierno de Macri,
tambalea y ve escurrirse sus sueños reeleccionistas.
Obrador tiene la responsabilidad de terminar
con las consecuencias del ALCA, un pacto de libre comercio que si bien generó
empleo, hundió a los trabajadores mexicanos en el mundo de los bajos salarios y
la precariedad laboral. Así, los jóvenes son presa fácil de los carteles del
narcotráfico.
Impensadamente, el nuevo gobierno puede tener
a la Casa Blanca de su lado. Trump reiteró varias veces ya que el acuerdo
comercial, así como está, no le sirve. Si cambian las condiciones, los
trabajadores mexicanos podrían beneficiarse con un alza salarial, que mejore
sus vidas y no los obligue a traspasar esa frontera que los norteamericanos
custodian con tanta hostilidad.
El camino por desandar es largo, complejo y
casi virgen. El tamaño del desafío es casi tan inmenso como todo nuestro
continente, pero las condiciones políticas están dadas para intentar algo nuevo
en un país tan solidario pero maltratado como México.
Pablo
Salcito
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