sábado, 30 de marzo de 2019

EL CAFÉ DE LOS ANGELITOS


El Café de los Angelitos y su larga historia en Balvanera


ANTIGUA FOTO DEL VIEJO CAFÉ

La historia se remonta al año 1890 cuando el Café (un bodegón como los tantos que compartieron el barrio) fue inaugurado con el nombre de Bar Rivadavia por el inmigrante italiano Bautista Fazio y desde entonces ocupa la esquina SE de Rivadavia y Rincón.
Sus instalaciones eran precarias, con piso de tierra apisonada y modesto mobiliario; por aquellos años se trataba de un barrio ubicado en las orillas de la ciudad, ya que la urbanización terminaba en las hoy avenidas Entre Ríos-Callao, antes un angosto camino de tierra donde abundaban los tunales y los pantanos, por lo cual se lo conocía como “Calle de las Tunas” (por entonces esta planta de la familia de las cactáceas, era utilizada como cercos restrictivos de las quintas, en aquellos tiempos no se conocía el alambrado que recién se populariza en el país hacia el año 1855).
Tanto el barrio, como el bodegón, eran frecuentados por sectores populares, y rápidamente éste último se convirtió en punto de reunión y sociabilidad, caracterizado por la presencia de compadritos y mujeres referidas entonces como "negras", "pardas" y "chinas". Fue uno de los principales centros de payada –forma principal de la canción popular porteña hasta 1920–, payadores afro argentinos como Gabino Ezeiza e Higinio D. Cazón, y también José Betinotti, estaban entre sus habitués.


EL CAFÉ EN LA ACTUALIDAD

Desde 1912, Carlos Gardel –que vivió en la calle Rincón 137 entre los años 1926 y 1928, donde una placa lo documenta– y José Razzano establecieron en el Café de los Angelitos la mesa de su "barra", hasta comienzos de los años 1930, y también en este mítico café firmó un contrato con la Casa Odeón, junto a Razzano, en 1917.
Aquel bodegón que quedaba a cuatro cuadras del Mercado Mayorista Spinetto y era la parada de changarines y jornaleros, fue comprado aproximadamente en 1920 por Ángel Salgueiro, quien lo refaccionó y le dio el nombre de “Café de los Angelitos”, aprovechando una vieja anécdota atribuida a un comisario de Balvanera, que acostumbraba decir: "Voy a ver a mis angelitos", cada vez que había un hecho de sangre en el barrio. Así había bautizado a la banda de malandrines y cuchilleros que paraban en el Rivadavia.
Salgueiro le instaló dos ángeles de yeso en la puerta y le cambió el nombre. Fue un golpe de suerte, el bar se convirtió en un clásico entre los tangueros de la época.


PLACA CONMEMORATIVA EN SU FRENTE

En 1927 se construyó a pocos metros la “Casa del Pueblo”, sede del Partido Socialista, razón por la cual el café comenzó a ser frecuentado por muchos dirigentes políticos pertenecientes a ese partido. Otros personajes habituales fueron Osvaldo PuglieseCátulo CastilloAníbal Troilo, Julio de Caro, los actores Roberto Casaux y Florencio Parravicini; los políticos Juan B. Justo y Alfredo Palacios, sin olvidarnos del poeta lunfardesco Carlos de la Púa ni del médico y pensador José Ingenieros.
Un tango con ese nombre fue escrito por Cátulo Castillo y José Razzano en 1945, que nombra a Gabino y Cazón, dos famosos payadores que alguna vez se habrán trenzado en un contrapunto en el antiguo bodegón de piso de tierra apisonada.
Luego de sucesivas crisis económicas, en enero de 1992, sus dueños decidieron cerrar el negocio tras 100 años de existencia y el lugar quedó abandonado, deteriorándose a tal punto que se ordenó su demolición.
Entonces, un grupo de vecinos tesoneros, para protestar contra su desaparición, organizaron todos los miércoles una milonga improvisada en la calle para salvarlo, no ya al edificio con serias deficiencias edilicias, sino para salvaguardar la tradición de esa esquina que es parte de la propia historia del barrio.
El edificio fue demolido y luego reconstruido preservando el nombre y la historia, finalmente se reinaugura en el año 2007. Los angelitos coronan la entrada y el mítico café vuelve entonces a ser un lugar representativo del tango. 
Empero ya no es el mismo, cambió su fisonomía y cambió su clientela, aunque todas las noches se puede apreciar un espectáculo tanguero que recorre todo un siglo de historia de esta danza arrabalera que tanto atrae a los turistas. Para los más puristas, el espíritu del lugar se perdió. Lejos quedó aquél bodegón de barrio y nos puede chocar un poco el aspecto renovado y hasta un poco plástico, aunque persiste en el aire ese toque de principios de siglo pasado, sigue allí en sus mesas y sillas típicas, en los azulejos, en los vitraux estilo Belle Époque y hasta en el lugar destinado a los músicos. Las fotografías antiguas que adornan las paredes recuerdan la historia agitada de esta histórica esquina de Balvanera del desaparecido:
¡Café de los Angelitos!
¡Bar de Gabino y Cazón!
Yo te alegré con mis gritos
en los tiempos de Carlitos
por Rivadavia y Rincón.” 

Detrás de las puertas de vidrio, no queda casi nada del antiguo café. Un poco, porque el derrumbe barrió con gran parte de las instalaciones, pero también por una elección de los dueños actuales. "El café era sólo un galpón común y corriente, lo importante es el espíritu y eso es lo que queremos recuperar", explica el nuevo director comercial Jorge Tejada. Para encontrarlo lanzaron una convocatoria para que la gente lleve objetos y fotos del bar. ¿Será posible retroceder en el tiempo?
No es posible volver la historia atrás, pero lo que sí es posible y además necesario es conservar la memoria histórica de un rico pasado para que no se nos escurra entre los dedos. Al menos fue declarado “Sitio de interés cultural - Símbolo de la memoria de Balvanera” por la Legislatura de Buenos Aires en el año 2004, y tal vez esta placa que luce el actual moderno café sea lo único que indica que el lugar tiene mucha historia que no muchos conocen y tampoco se esfuerzan por conocer.
Tampoco las autoridades municipales se interesaron demasiado por señalizar adecuadamente este lugar que cumplió un ciclo histórico rico en anécdotas, de las que fueron parte “grandes” de nuestra música popular. Sólo queda el relato y el recuerdo de viejos vecinos que, como el antiguo café, van desapareciendo por el lógico transcurrir del tiempo.

                                                           Miguel Eugenio Germino


Fuentes:
--Bossio Jorge A., Los Cafés de Bs. As., Plus Ultra, 1995.
--Ibáñez Padilla, Una reina en el barrio de Congreso, Cuadernos de Bs. As., 1970.
--https://buenosairesconnect.com/cafe-angelitos-tango-bar-notable-balvanera/






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