EL 13 DE OCTUBRE DE 1980 OBTIENE EL PREMIO NOBEL DE LA PAZ
ADOLFO
PÉREZ ESQUIVEL
“La memoria no es para quedarse en el pasado, sino para
iluminar el presente y reconstruir la esperanza”.
A. P. E.
Adolfo Pérez Esquivel es un escritor y activista argentino
defensor de los derechos humanos y del derecho de libre autodeterminación de
los pueblos; defensor de la no-violencia y de la lucha pacífica por la justicia
y la libertad, así como proponente de la Teología de la Liberación. Fue detenido y encarcelado en forma clandestina por la
dictadura cívico militar de Videla. Recibió numerosas distinciones y en 1980 el Premio Nobel de la Paz.
ANTE TODO UNA BREVE REFLEXIÓN SOBRE ALFRED NOBEL
Y LA HERENCIA DE SUS PREMIOS
Alfred
Nobel nació el 21 de octubre de 1833 en Estocolmo en una familia de inventores,
aprendió de su padre los fundamentos de la Ingeniería y continuó sus estudios
en San Petersburgo, Rusia, ciudad a la que su familia se había trasladado en
1842. En 1850 viajó a París y más tarde a Estados Unidos, países en los que
perfeccionó sus conocimientos tecnológicos. A su regreso a San Petersburgo,
trabajó en la fábrica de su padre hasta que se produjo su quiebre en
1859.
Volvió a Suecia donde organizó varias plantas de explosivos, basadas principalmente en la manufactura de la nitroglicerina líquida, perfeccionó la destilación del petróleo y explotó los yacimientos rusos de Bakú.
En Heleneborg (Suecia), trabajó en una fábrica tratando de desarrollar un método seguro para manipular la nitroglicerina, después de que en una explosión en 1864 fallecieran su hermano y otras personas. En el año 1867 redujo la volatilidad de la nitroglicerina mezclándola con un material poroso absorbente (la tierra de diatomeas) consiguiendo un polvo que podía ser percutido e incluso quemado al aire libre sin que explotara.
A la fecha de su fallecimiento, 10 de diciembre de 1896, dirigía fábricas para la elaboración de explosivos en diversas partes del mundo. Leía, hablaba y escribía en cinco idiomas con fluidez: sueco, ruso, inglés, francés y alemán.
En su testamento firmado el 27 de noviembre de 1895 en el Club Sueco-Noruego de París, instaura con su fortuna un fondo para premiar a los mejores exponentes en la Literatura, Fisiología o Medicina, Física, Química y la Paz. Se calcula que su fortuna era de 33.000.000 coronas, de las que legó a su familia 100.000, y el resto lo destinó a los Premios Nobel, tal vez por el remordimiento de haber inventado armas tan letales, que tanta destrucción traerían en su presente y futuro.
Volvió a Suecia donde organizó varias plantas de explosivos, basadas principalmente en la manufactura de la nitroglicerina líquida, perfeccionó la destilación del petróleo y explotó los yacimientos rusos de Bakú.
En Heleneborg (Suecia), trabajó en una fábrica tratando de desarrollar un método seguro para manipular la nitroglicerina, después de que en una explosión en 1864 fallecieran su hermano y otras personas. En el año 1867 redujo la volatilidad de la nitroglicerina mezclándola con un material poroso absorbente (la tierra de diatomeas) consiguiendo un polvo que podía ser percutido e incluso quemado al aire libre sin que explotara.
A la fecha de su fallecimiento, 10 de diciembre de 1896, dirigía fábricas para la elaboración de explosivos en diversas partes del mundo. Leía, hablaba y escribía en cinco idiomas con fluidez: sueco, ruso, inglés, francés y alemán.
En su testamento firmado el 27 de noviembre de 1895 en el Club Sueco-Noruego de París, instaura con su fortuna un fondo para premiar a los mejores exponentes en la Literatura, Fisiología o Medicina, Física, Química y la Paz. Se calcula que su fortuna era de 33.000.000 coronas, de las que legó a su familia 100.000, y el resto lo destinó a los Premios Nobel, tal vez por el remordimiento de haber inventado armas tan letales, que tanta destrucción traerían en su presente y futuro.
Los premios
se han venido otorgando anualmente desde 1901, con la excepción de los dos períodos de guerras mundiales (1914-18 y 1939-45). La atribución de los cinco premios
instituidos se dejó en manos de varias academias científicas suecas y del
Comité Nobel de Noruega (que otorga el premio de la Paz). En 1968 el Banco de
Suecia decidió añadir bajo el nombre de Nobel un sexto premio de Economía, que se ha venido otorgando anualmente
desde 1969.
Adolfo Pérez Esquivel con el Papa Francisco y el Qom Félix Díaz
ADOLFO PEREZ ESQUIVEL
Nació el 26 de noviembre de 1931 en Buenos Aires, Argentina. Estudió Arquitectura en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y en la Universidad Nacional de La Plata, se desempeñó como docente por 25 años y en 1971 comenzó a involucrarse en movimientos que luchan por la paz y la justicia.
En 1973, fundó el periódico Paz y
Justicia que pronto se convirtió en la cumbre del movimiento pacifista
y de defensa de los Derechos Humanos en el área de influencia latinoamericana,
y el “Movimiento Ecuménico Paz y
Justicia” con diversos grupos cristianos. Dos años más tarde, participó en
la creación de la “Asamblea Permanente
por los Derechos Humanos”.
Pérez Esquivel con rigoberta Menchú, también ganadora del Premio nobel de la Paz
A partir de 1976 se dedicó a viajar por
el mundo y a diseñar programas de ayuda y desarrollo para comunidades indígenas
latinoamericanas, movimientos obreros y otros grupos de personas necesitadas.
ALGUNAS
SUS OBRAS PRINCIPALES
·
El Cristo del Poncho (1981).
·
Resistir
en la Esperanza (2011)
SU
PRISIÓN DURANTE LA DICTADURA DE VIDELA
Durante la dictadura militar del
presidente de
facto Videla, permaneció detenido 14
meses –entre 1977 y 1978–
y sobrevivió a un vuelo de la muerte. Fue liberado dos días antes de la final
del Mundial ’78; recibió maltrato y torturas. “A usted no lo
va a salvar ni el Papa. Somos señores de la vida y de la muerte y a usted ni
los obispos lo van a salvar”. Así recordaba Adolfo Pérez Esquivel la
amenaza de un suboficial de la Unidad 9 donde estuvo
detenido.
“El
5 de mayo de 1977 me ponen las esposas y dicen que me van a trasladar. Me sacan
de la Superintendencia y me llevan al aeródromo de San Justo. Me encadenan en
un avión que carretea en la pista y vuela hacia el Río de la Plata. Veo las
luces de Colonia, de Montevideo, de La Plata, es decir, el avión da vueltas.
Pregunto qué va a pasar conmigo, porque sabía que arrojaban los prisioneros de
los aviones. Nadie me contesta y, después de mucho tiempo, el piloto llama al
oficial y le dice: ‘Tengo orden de llevar al detenido a El Palomar’, la base
aérea de Morón.”
Allí se bajan y a las dos horas regresan para informarle que sería trasladado a
la U9.
Pérez Esquivel recordó que tras
ingresar a la Unidad fue depositado en los “chanchos” (celdas de castigo),
donde estuvo durante diez días. Luego fue alojado en los pabellones dieciséis y
quince. “Ahí pasó de todo –afirmó–, desde una presión psicológica muy fuerte, hasta las requisas, en las
que la guardia golpeaba las celdas, nos hacían desnudar, poner las manos contra la
pared, las piernas abiertas, revolvían las celdas y tiraban todo lo que había”.
La segunda vez que estuvo en los
“chanchos” fue por haberse movido en la fila. “Nos golpeaban, nos insultaban. Después nos metían en la ducha
de agua fría y nos hacían pasar un jabón amarillo para sacar las marcas de los
golpes. Lo que más me aterró, una vez en el calabozo, era sentir cómo golpeaban
a otros compañeros de la prisión. Eso era lo más duro”.
Recordó que en una oportunidad “apareció el jefe del penal, Abel Dupuy, con
Raúl Aníbal Rebaynera y otros oficiales. Me hicieron salir de la celda y el
jefe del penal llevaba un bastón de mando y me hacía levantar los brazos. Con
el bastón me tocaba las costillas (donde había sido golpeado) y me decía
‘¿Duele aquí?’, y yo le decía que sí, entonces me decía: ‘Bueno, ya sabe cuál
debe ser su comportamiento’, y taconeaba las botas. Me hacía acordar mucho a
cómo hacían los nazis en las películas”.
Contó que durante ese
período de prisión recibió el Premio Memorial de Paz Juan XXIII otorgado por la
Pax Cristi Internacional. También fue encarcelado en Ecuador en 1976 junto con otros
obispos latinoamericanos.
Adolfo Pérez Esquivel con nora Cortiñas y osvaldo Bayer
SU
CONTRIBUCIÓN A LA CAUSA DE LA PAZ Y LOS DERECHOS
HUMANOS
Pérez Esquivel ha contribuido con
numerosas misiones internacionales, como “Barco por la Paz a Nicaragua”, “Barco
por la Solidaridad a Polonia” y campañas de resolución de conflictos en
Sudáfrica, Afganistán, Oriente Medio y Tíbet, entre otras.
Durante 25 años enseñó en escuelas
primarias, secundarias y en la Universidad, además de trabajar como escultor.
En 1974 decidió renunciar a su puesto
docente y fue elegido coordinador general para una red de comunidades
latinoamericanas para promover la liberación de los pobres a través de la
no-violencia. En 1975 tiene uno de sus primeros inconvenientes con las fuerzas
del orden, al ser detenido por la policía militar brasileña.
Al iniciarse, en 1976, el golpe de
estado militar y represión, comandados por Jorge Rafael Videla en la Argentina,
Pérez Esquivel contribuye a la formación y financiación de los enlaces entre
organizaciones populares para defender los Derechos Humanos y apoyar a los
familiares de las víctimas de la Dictadura. El "Servicio de Paz y Justicia" (de ahí viene el nombre del post),
que él fundó, evolucionó en este contexto y sirvió como instrumento para la
defensa de los derechos humanos promocionando una campaña internacional para
denunciar las atrocidades cometidas por el régimen militar.
En
1980, recibió el Premio Nobel de la Paz en Oslo,
la capital noruega. Su discurso en el evento no fue transmitido por la
televisión argentina por sus opiniones sobre el golpe de Estado. Lo que produjo, gracias a esta iniciativa, el
inicio de procesos penales contra la dictadura militar en España, Italia y
Alemania.
Desde noviembre de 1998 colabora con la
ONG Fundación Comparte, apoya su
labor en América latina y su trabajo como
mensajero del Manifiesto 2000-2010, Decenio de la Paz y No-violencia. Además,
en marzo de 2000 regaló a los ciudadanos de Barcelona la escultura “Mahatma
Gandhi”, esculpida por él mismo. El acto oficial organizado por el Ayuntamiento
de Barcelona tiene lugar en la inauguración de la plaza Gandhi en el distrito
de Poble Nou, acto presidido por el alcalde de Barcelona, Joan Clos.
Desde 2003, es presidente del Consejo
honorario de la Fundación
Latinoamericana del Servicio de Paz y Justicia y de la Liga Internacional para los Derechos Humanos y la Liberación de los
Pueblos, con base en Milán, Italia; es miembro del Tribunal Permanente de los Pueblos y del Comité de Honor de la Coordinación Internacional para el Decenio de la
no-violencia y de la paz. También es presidente honorífico de la Fundación Universitat Internacional de la
Pau de San Cugat del Vallés (Barcelona).
Desde el 2004 forma parte del Jurado Internacional del Premio de Derechos
Humanos de Nuremberg, que cada dos años otorga un premio a organizaciones o
personas que se destacan en la promoción y defensa de los derechos humanos en
el mundo, aún con el riesgo de su propia vida.
CARTA POSTUMA
TRAS LA MUERTE DE EDUARDO GALEANO
Nos deja su abrazo
solidario y la alegría de la resistencia en construir nuevos amaneceres junto a
los pueblos. Así partió Eduardo Galeano hacedor de la palabra que camina,
abriendo sendas de luces y esperanza a contrapelo del sistema de dominación. Su
rebeldía fue generando conciencia crítica y valores junto a los pueblos donde
fluye el torrente de luchas libertarias en las venas abiertas de nuestro continente.
Como buen futbolero, Eduardo jugó en el seleccionado de la vida y gambeteó la
pelota en medio de la cancha y la dejó picando, esperando el pase preciso para
que metas el gol contra las injusticias, el hambre, la opresión. Sabía que el
triunfo únicamente se alcanza en equipo, con la comunidad y la voluntad de los
pueblos; eso, que tan bien
soñaba, el nosotros y nosotras, en los abrazos solidarios de saber que estamos
juntos en la diversidad y a la vez en la unidad, superando el “yo” del individualismo.
Fue irreverente
frente a la historia oficial. Semejante al tábano socrático, sacudió ideas,
provocando con ironía y sabiduría el desafío de generar nuevas alternativas en
defensa de los derechos de los pueblos. Tenía el don de hacer caminar la
palabra y comunicar a los cuatro vientos los dolores, las luchas y resistencia
de los sectores populares, indígenas, campesinos, sindicalistas, mujeres y
jóvenes frente a la fuerza dominante de los poderes económicos, políticos y
militares que rapiñan nuestro continente. Querido hermano, partiste pero no te
fuiste, sembraste semillas de vida, de pensamiento y valores, despertando
conciencia sobre la identidad y pertenencia que el tiempo no logró disolver y
olvidar. Tu permanencia en las luchas y resistencia por construir un mundo más
justo y fraterno están presentes y nos has dejado picando en la cancha la
pelota para continuar jugando en la vida y lograr meter el gol de la
solidaridad contra las injusticias.
Un abrazote querido
compañero de caminada en América Latina.”
Adolfo Pérez
Esquivel
Miguel
Eugenio Germino
Fuentes:
-https://es.zenit.org/articles/adolfo-perez-esquivel-un-historico-de-los-derechos-humanos-y-de-los-pueblos-originarios/
https://www.google.com/search?q=adolfo+p%C3%A9rez+esquivel+libros&sa=X&ved=2ahUKEwiS9pu c4t_jAhUED7kGHfYYD6kQ1QIoAHoECAsQAQ&biw=1280&bih=578
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