Recordando a la
brillante bailarina, actriz, modelo y vedette
Nélida Lobato
Su verdadero nombre
era Haydée
Nélida Menta, aunque
siempre se la conoció como Nélida Lobato; nació el 19 de junio de 1934.
En 1957 por
Canal 7 la estudiantina “Field’s College” era interpretada por Alejandro Doria,
Juan Carlos Barbieri, Jolly Land y Osvaldo Pacheco (Pachequito), además
actuaban, bailaban y cantaban la pareja Nélida y Éber Lobato.
Luego hubo
otros programas donde Nélida se lució hasta llegar al teatro “Lido” de París y
a otros ámbitos de nivel internacional. Regresó a Argentina junto a su marido,
el coreógrafo Éber Lobato
(de quien tomó el apellido), convirtiéndose en la virtual sucesora de Nélida Roca en
la revista porteña encabezada por los teatros El Nacional y Maipo.
En Canal 9
fue contratada por Alejandro Romay para formar parte del ciclo Alta Comedia,
donde actuó en “Naná” de Emilio Zolá, entre otras importantes obras.
Condujo “Almorzando con las estrellas”, compitiendo
con Mirtha Legrand.
En
televisión también participó en “Las grandes revistas de los sábados”, programa
dirigido por Jean Cartier y conducido por María Fernanda, el elenco lo
componían: Héctor Coire, Amelita Vargas, Los 5 latinos, Ethel Rojo, Fidel
Pintos y Mario Clavel; todo a imagen y semejanza del Teatro de Revistas.
Era experta
también en la comunicación y el arte coreográfico. Hizo también cine argentino.
Divorciada
de Lobato, estuvo un tiempo en pareja con un conocido y joven director de
televisión de Chile, y luego con el actor Víctor Laplace.
En 1977,
protagonizó la obra teatral “Chicago” con Ámbar La Fox y
adaptación de Enrique Pinti.
En 1981
recibió el Premio Konex de Platino y también un Diploma al Mérito de la
Fundación Konex.
Ya aquejada
por un cáncer incurable, en enero de 1982, debutó junto a Tato Bores en
su último espectáculo: “La mariposa en el Maipo”.
Nélida
Lobato falleció prematuramente el 9 de mayo de 1982, a los 47 años de edad,
cuando todavía fluían sus sobresalientes actuaciones con futuro exitoso.
Gente del
espectáculo, colegas y su público, recuerdan en sus charlas cotidianas a
aquella bailarina “frágil”, pequeña en estatura pero con un enorme talento, con
sus delicados movimientos, estrategias y plasticidad.
Su figura
se agigantaba en los escenarios, donde fascinaban sus fantasías artísticas “sin
red”.
Natan Blum
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