1976 – “DÍA NACIONAL DE LA MEMORIA POR
LA VERDAD Y LA JUSTICIA” - 2020
44 años nos separan de aquel día nefasto del año 1976, cuando las FFAA,
creadas por la constitución y las leyes, que vulneraron su roll, produjeron un
nuevo golpe de Estado, derrocando al gobierno legalmente elegido por el voto
ciudadano. Fue el mayor genocidio de la historia, secuestrando, torturando, asesinando,
violando, apropiándose de bebés y bienes de sus víctimas.
30 mil es el número,
aunque algunos insensatos lo cuestionen, es el número que el pueblo en general junto a todos los
organismos de Derechos Humanos lo mantienen
con firmeza.
Cada 24 de marzo se conmemora en nuestro país el Día Nacional de la
Memoria por la Verdad y la Justicia para recordar aquellas víctimas, para no
olvidar nunca, y también para que nunca, nunca más, se repitan, manifestando
una vez más, y como lo hizo históricamente, su compromiso inclaudicable en
defensa de los derechos humanos.
En
ésta oportunidad, sin poder manifestar masivamente como lo viene haciendo año a
año, debido a la pandemia del coronavirus, que como un azote se abate sobre el
mundo, aunque lo hará desde los balcones, desde las redes, desde los medios, o tal vez en silencio, pero teniendo clara esta conmemoración.
Así como se derrotó a la dictadura, se derrotará a “la peste”, otras de
las tantas que sufrió el país y el mundo, como lo viene haciendo, luchando decididamente por alcanzar un mundo
mejor y construir una sociedad más justa e igualitaria.
Las organizaciones, ¡todas! (de Derechos
Humanos, Sindicatos, partidos políticos, y la comunidad en general sostienen que el ejercicio de la memoria debe
tener presente a esos luchadores y a tantos otros sobrevivientes que no
claudicaron en sus ideas, a partir de la construcción, sin mezquindades, de ese
hombre nuevo que todos soñaron.
En
ese camino, hoy como ayer, se sigue luchando por la plena vigencia de los
derechos humanos. Esos derechos humanos que deben permitir un mejor, el acceso a la salud, a la educación
y a una vivienda digna, que impidan que ni un solo pibe más se muera de hambre,
que amplíen los horizontes culturales, que contemplen los tiempos de ocio y de
descanso de todas las personas, sin privilegios ni exclusiones. Esos derechos
humanos que, en definitiva, deberán contribuir a la construcción de una
sociedad más justa.
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