viernes, 1 de mayo de 2020

1º DE MAYO - DIA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES

  

1886 - 1º DE MAYO - 2020


EL AÑO 2020 NOS TOCA CONMEMORAR ÉSTA SINGULAR FECHA EN PLENA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS - UN FLAGELO  ADICIONAL QUE SE SUMA A LA OLA DE SUSPENSIONES,  DESPIDOS, CARESTÍA. Y RECESIÓN  QUE AZOTA AL MUNDO  Y A LOS TRABAJADORES  EN PARTICULAR.
ARGENTINA QUE SUPO TOMAR MEDIDAS ANTICIPADAS Y ADECUADAS  SE ENCUENTRA EN MEJOR SITUACIÓN QUE LA EUROPA, PRETENDIDA  Y OTRORA  RECTORA DEL MUNDO Y CON LA COLABORACIÓN DE TODOS NO CABE DUDAS QUE SUPERAREMOS LA CRISIS. 



LOS ORÍGENES DEL 1º DE MAYO  






Todos los 1º de mayo, desde 1889, se conmemora en todo el mundo el día del trabajador en homenaje a los “Mártires de Chicago”, un grupo de sindicalistas anarquistas que fueron ejecutados en 1886 por participar en luchas reivindicatorias por una jornada de trabajo de ocho horas, ya que en esa época era usual que la misma fuera de 12 a 16 horas diarias.
Ese día aciago para la humanidad, especialmente para el sector del trabajo –el eslabón más desprotegido de la cadena de la producción– es recordado en todo el mundo menos en los EE.UU. (lugar de origen de los hechos).


Los orígenes según Eduardo Galeano
(Conferencia en la Universidad de México 18 de noviembre de 2012)

“Ocurrió en Chicago en 1886. El 1º de mayo, cuando la huelga obrera paralizó Chicago y otras ciudades, el diario Philadelphia Tribune diagnosticó: ‘El elemento laboral ha sido picado por una especie de tarántula universal y se ha vuelto loco de remate’. Locos de remate estaban los obreros que luchaban por la jornada de trabajo de ocho horas y por el derecho a la organización sindical. Al año siguiente, cuatro dirigentes obreros, acusados de asesinato, fueron sentenciados sin pruebas en un juicio mamarracho. 




Se llamaban George Engel, Adolph Fischer, Albert Parsons y Auguste Spies; marcharon a la horca mientras el quinto condenado (Louis Lingg) se había volado la cabeza en su celda.
Cada 1º de mayo, el mundo entero los recuerda.
Con el paso del tiempo, las convenciones internacionales, las constituciones y las leyes les han dado la razón. Sin embargo, las empresas más exitosas siguen sin enterarse. Prohíben los sindicatos obreros y miden la jornada de trabajo con aquellos relojes derretidos que pintó Salvador Dalí”.
El 1° de mayo se conmemora en todo el mundo el “Día Internacional de los trabajadores”, en homenaje a los llamados Mártires de Chicago, grupo de sindicalistas anarquistas que fueron ejecutados en 1886 por participar en luchas reivindicatorias para conseguir una jornada de trabajo de ocho horas, ya que en esa época era usual que las jornadas se extendieran de 12 a 16 horas diarias, pudiendo llegar, según la legislación norteamericana, hasta 18 horas.
La lucha comienza en 1884 cuando la Federación de Trabajadores de los Estados Unidos y Canadá convocó a los trabajadores a un congreso para reivindicar la jornada laboral de ocho horas, de manera que las condiciones de los trabajadores de las empresas se equipararan con las que se disfrutaban en el sector público.
El lema, bajo el cual se unirían los trabajadores, era: “Ocho horas para el trabajo, ocho para el sueño y ocho para la casa”.
En 1886, se promulga la “Ley Ingersoll”, que establecía ocho horas de trabajo diario, pero como los empleadores se negaron a acatarla, los trabajadores de la ciudad industrial de Chicago iniciaron una huelga el 1º de mayo, que comenzó con una manifestación de trabajadores liderados por Albert Parsons. El reclamo era claro: una reducción de la jornada laboral a 8 horas y mejores condiciones de trabajo. 




La protesta, llevada a cabo inicialmente por 80.000 trabajadores, pronto desembocaría en una poderosa huelga nacional que afectó a numerosas fábricas de los Estados Unidos; en distintas ciudades entraron en paro más de 400.000 obreros en 5.000 huelgas simultáneas.
La magnitud del conflicto causó preocupación al gobierno, y el sector empresarial creyó ver en aquellas manifestaciones y huelgas el inicio de una revolución anarquista. La agitación social fue creciendo hasta que murieron decenas de personas en varias ciudades estadounidenses, debido a los violentos enfrentamientos con la policía. Aunque Chicago fue la ciudad abanderada del movimiento urbano, donde tuvieron mayor repercusión estos sucesos.
La fábrica Mc. Cormik no reconoció la victoria de los trabajadores y aquel día la policía disparó contra los manifestantes que, a las puertas de la fábrica, reivindicaban el nuevo acuerdo. A los ataques efectuados por la policía se sumaron los de un grupo privado de seguridad al servicio de las patronales industriales.
El punto culminante se produjo el 4 en la plaza Haymarket, en la que 20.000 obreros enfrentaron a casi 200 policías. Durante la manifestación, una bomba, cuyo origen no pudo ser determinado, mató e hirió a varios policías, comenzó entonces una sangrienta represión matando e hiriendo a un gran número de trabajadores. El gobierno declaró el estado de sitio y toque de queda, deteniendo a numerosos huelguistas.
El 21 de junio de 1886 comenzó el juicio a 31 obreros acusados de haber sido los promotores del conflicto. Todos fueron condenados, dos de ellos a cadena perpetua, uno a 15 años de trabajos forzados y cinco a la muerte en la horca.
La culpabilidad de los condenados nunca fue probada, fueron juzgados sin pruebas, en un bochornoso proceso judicial por jueces nombrados de manera fraudulenta. Años después se los llamaría “Los Mártires de Chicago”.
El primer Congreso de la Internacional Socialista reunido en París en 1889, decidió declarar al 1º de mayo como “Día mundial de la lucha obrera”, en conmemoración de la masacre de Chicago de 1886.
Un año después, obreros de todas partes del mundo, se manifestaron por primera vez el Día de los Trabajadores. Esta fuerza demostrada por los obreros en su reclamo marcó un antes y un después en la historia de todos los trabajadores, instaurándose aquella fecha como el “Día del Trabajador”.





EL DÍA DEL TRABAJADOR EN LOS EE.UU.

A contramano de todo el mundo, en los Estados Unidos el Día del Trabajador no se conmemora el 1º de Mayo, se escogió el 5 de septiembre para coincidir con la reunión de los Caballeros del Trabajo, grupo independiente, distanciado de los sectores involucrados a la violencia de Haymarket y de las huelgas realizadas a fines del siglo XIX, pese a que sufrieron las consecuencias y también fueron objeto de medidas represivas.
En 1887 el presidente estadounidense Grover Cleveland estableció el Día del Trabajo en septiembre como feriado oficial en EE.UU., siguiendo la celebración de los Caballeros del Trabajo y para evitar que el 1° de mayo sirviera como glorificación de los "mártires de Chicago".
Sin embargo, sindicalistas radicales, miembros del partido socialista de los trabajadores y del partido comunista, identificados como parte de la izquierda internacional, continuaron conmemorando la fecha el 1º de mayo, aunque el grueso del movimiento laboral no se identificaba con la izquierda radical, y aceptaron la fecha de septiembre.
No obstante gracias a los inmigrantes, actualmente en EE.UU. el 1° de mayo se dedica a los “trabajadores inmigrantes”, porque en el 2006 hubo protestas y manifestaciones en todo el país donde salieron millones de inmigrantes a exigir sus derechos, que en inglés llamaron May Day".
Desde 1955 siempre se ha reconocido el primer lunes de septiembre como el Día del Trabajo y no del trabajador (otro pequeño gran detalle lingüístico).

CELEBRACIÓN DEL DÍA DEL TRABAJADOR EN LA ARGENTINA

En la Argentina el 1º de Mayo se celebró por primera vez el Día de los Trabajadores en plena zona de la Recoleta, en la sede del Prado Español, ubicado en lo que hoy es uno de los barrios exclusivos de Buenos Aires. La reunión se inició a las 3 de la tarde del 1° de mayo de 1890 y juntó a 2.000 personas, una concurrencia numerosa para la época. Al día siguiente, los asistentes se enteraron de que habían perdido su jornal “por faltar al trabajo”.
Por iniciativa del club de trabajadores alemanes Worwaerts se había constituido un comité obrero para convocar al mitin a todos los asalariados. Para eso redactaron un manifiesto en el que explicaban que “reunidos en el Congreso de París del año pasado los representantes de los trabajadores de diversos países, resolvieron fijar el 1° de mayo de 1890 como fiesta universal de obreros, con el objeto de iniciar la propaganda en pro de la emancipación social”.
En el mitin hablaron varios oradores señalando “las deplorables condiciones de trabajo en todos los gremios” y reclamando la limitación de la jornada a ocho horas. Los diarios comentaron con asombro ese hecho, al que consideraban “extraño a las costumbres del país”. “La Nación” dijo, por ejemplo, que “había en la reunión poquísimos argentinos, de lo que nos alegramos mucho”. Otro periódico, La Patria, ironizaba porque “todos los oradores hablaron en el sentido de que era necesario que se aumentaran los salarios y se disminuyeran las horas de trabajo, lo que es algo que sobrepasa los límites…”.
Años más tarde, el 1º de mayo 1909, en la porteña Plaza Lorea, al celebrarse un nuevo aniversario de los trabajadores, se sucedieron hechos de gran violencia frente al ataque de la policía, comandada por el coronel Ramón Lorenzo Falcón, por entonces jefe de la Policía de la Capital, contra la concentración de la anarquista F.O.R.A. (Federación Obrera Regional Argentina). Fueron catorce las víctimas fatales y más de ochenta los heridos durante la durísima represión.
El lunes 3 de mayo, los trabajadores concretaron una huelga general. Anarquistas y socialistas durante ocho días detuvieron por completo la vida industrial y comercial de Buenos Aires (posteriormente la historia lo recordaría como la “Semana Roja”), en una de las actitudes más enérgicas y duraderas que registra el movimiento obrero argentino.
Los conflictos culminaron con el asesinato de Ramón Falcón a manos del anarquista Simón Radowitzky y la expulsión del país de militantes obreros extranjeros.

CELEBRACIÓN DURANTE EL PRIMER GOBIERNO PERONISTA

Tras los doce años de la llamada “Década Infame” (1930-1943), de opaca o nula conmemoración, recién en 1944 se retoma la fecha, y ya durante el gobierno peronista –que, tras aplicar importantes y profundas reformas sociales y obreras se apropia de las banderas de la izquierda tradicional– el 1º de mayo pasa a ser un festejo partidario propio.
Se despertaron tantas pasiones como odios exacerbados y el presidente sabrá capitalizar con velocidad y astucia aquella celebración de los trabajadores, y a su vez dividir las aguas. Por entonces, los socialistas y comunistas, entre otros, que conformaban “la oposición”, debían recordar y celebrar la fecha en días anteriores y en actos que sólo eran permitidos en las afueras de la ciudad, reservando el centro porteño (y de otras localidades) para “la masa peronista”.
En un toque fetichista de aquella fecha, Oscar Ivanissevich (ministro de Educación) compone el llamado “canto al trabajo: “Hoy es la fiesta del trabajo, / Unidos por el amor a Dios, / Al pie de la bandera sacrosanta, / Juremos defenderla con honor…”
Tras el bombardeo a Plaza de Mayo y al golpe sangriento de 1955, que derrocó al gobierno constitucional de Perón, se presentarán nuevamente tiempos difíciles para los trabajadores, épocas de dictaduras y de gobiernos neoliberales que intentan eliminar las conquistas logradas durante el gobierno peronista.
No fue posible retrotraer la jornada a 12 y 14 horas, pero sí se fue deteriorando el salario perdiéndose algunas conquistas y condiciones laborales, lo que dio lugar a interminables etapas de huelgas, manifestaciones, luchas y enfrentamientos, produciéndose nuevos mártires obreros modernos, en una lucha que no concluye y en lo que Galeano se preguntará: “¿Son Los derechos de los trabajadores un tema para arqueólogos?”… Lo que lleva a la conclusión de que el 1º de Mayo fue mutándose en una conmemoración escasamente recordada.

                                                          Miguel Eugenio Germino

Fuentes:
-http://www.diarioeltiempo.com.ar/el-dia-de-los-trabajadores.html
-http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-208080-2012-11-18.html

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