Su nombre real era Mario Domingo
Lapunzina, fue bandoneonista, director,
arreglador y compositor.
Hizo gala de un tango de grata y particular división rítmica
que lo afilió, inmediatamente, a la concepción de avanzada, con permanente
juego de figuras canyengues.
Comenzó a trabajar profesionalmente como acompañante de
cantantes solistas, para integrar al poco tiempo las orquestas de Antonio Rodio
y Juan Canaro, y en 1942 pasó a la orquesta de Alfredo Gobbi.
Formó su propia orquesta en 1951, luego de disolverla en
1953 ingresó en la de Julio De Caro y en 1954
pasó a la de Osvaldo Pugliese, donde también le tocó cumplir tareas de arreglador.
Compuso “Sensitivo”, junto a Máximo Mori; “Aquella
deuda” y “Pavada”, con letras de Julio Camilloni; “Astillas”, letra de
Jacinto Alí; “Sin un adiós”, con Reinaldo Yiso; “Para Pirincho”, con
Santiago Adamini y “Barro y asfalto”, con Jorge Sobral y Roberto Vilar.
En 1964, pasa a la orquesta de Joaquín Do Reyes. Su formación decareana y
las influencias de Gobbi y Pugliese, expresan
sus conocimientos musicales y su fuerza interpretativa milonguera y zapadora,
fraseándola desde su bandoneón de forma tierna y emotiva.
Durante su larga trayectoria forma diversos conjuntos para
acompañar a cantantes solistas, como Edmundo Rivero y Argentino Ledesma.
Una figura que se apaga
repentina y dolorosamente por un paro cardíaco tomando un café en la confitería
El Águila, al lado de SADAIC.
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