HOY 27 DE AGOSTO DEL AÑO 2020 SE CUMPLEN 100 AÑOS DE LA "HAZAÑA" QUE CUATRO LOCOS PROTAGONIZARAN
EN UN MOMENTO ACIAGO PARA EL PAÍS Y PARA EL MUNDO CUANDO LA PANDEMIA DE CORONAVIRUS HACE ESTRAGOS EN EL MUNDO.
NUESTRA CIUDAD DE BUENOS AIRES SE CONVIERTE EN UN HERVIDERO DE CONTAGIOS Y DE MUERTES POR LA IRRESPONSABILIDAD DE MUCHOS Y LA NEGLIGENCIA DE LAS AUTORIDADES LOCALES DE HABER CEDIDO A LAS PRESIONES MEDIÁTICAS Y GRUPOS DE PODER QUE PUJAN POR "ABRIR" TODA ACTIVIDAD PRIORIZANDO LA ECONOMÍA POR SOBRE LA VIDA DE LA GENTE.
LA RADIO VINO A LLENAR UN VACÍO NECESARIO PERO TAMBIÉN CON EL TIEMPO SE CONVIRTIÓ EN UN NEGOCIO MÁS AL SERVICIO DEL EMPRESARIADO QUE TODO LO MIDE CON SU REGLA DE SACAR BENEFICIOS DE LUCRO.
EL GOBIERNO ANTERIOR --DE MACRI-- DEROGÓ POR UN DECRETO DE NECESIDAD Y URGENCIA UNA LEY DE MEDIOS DISCUTIDA, CONSENSUADA Y APROBADA POR EL PARLAMENTO - Y HOY LOS PEQUEÑOS GRUPOS DISPERSOS CON EL APOYO DEL MONOPOLIO DE GRUPOS ECONÓMICOS VINCULADOS PRIMORDIALMENTE AL DIARIO "CLARIN" SALEN A LA CALLE A CONTAGIARSE Y A CONTAGIAR SIN MEDIR LA CONSECUENCIAS.
LOS LOCOS DE LA AZOTEA
ENRIQUE SUSINI LOS CUATRO LOCOS
27 DE AGOSTO DE 1920
¡ATACAN DESDE LA AZOTEA! UN 27 DE AGOSTO DE 1920
Primera transmisión de radio en
el país
“Señoras y señores, la Sociedad
Radio Argentina les presenta hoy el Festival Sacro de Ricardo Wagner
‘Parsifal’, con la actuación del tenor Maestri, el barítono Aldo Rossi Morelli
y la soprano argentina Sara César, todos con la orquesta del Teatro Costanzi de
Roma, dirigida por el maestro Félix von Weingartern…”
Enrique T. Susini
Así presentaban desde la
terraza del Teatro Coliseo el milagro de la primera transmisión de radio en el
país cuatro jóvenes, que pasaron a conocerse desde entonces como “Los locos de
la azotea”. El reloj marcaba las 21 horas y el almanaque el 27 de agosto de
1920.
No eran ingenieros, sino
jóvenes de la medicina: médico el primero, Enrique Telémaco Susini (25 años) y
estudiantes los otros tres: Miguel Mujica (18), César Guerrico y Luis Romero
Carranza (22).
Todos eran descendientes de
familias acomodadas del barrio norte, que tenían en común ser radioaficionados,
el entusiasmo y una gran inventiva.
Estudiosos de los principios de
Hertz, Braul y Guillermo Marconi en radiotelegrafía sin hilos, especialmente de
este último que había patentado su invento en 1896, centraron sus
investigaciones en el estudio de la transmisión a distancia sin conductores,
proyecto en el que venían trabajando desde antes de la Primera Guerra, que
produjo la interrupción del arribo de materiales y bibliografía desde Europa.
A Romero Carranza lo obligaron
a desmontar la antena de radio de la terraza en su casa de Libertad y Paraguay,
por ser sospechoso de pasar datos a los barcos alemanes.
Fue el presidente Hipólito
Yrigoyen, en 1917, quien dicta el primer decreto de control de la
radiotelefonía.
UN POCO DE PREHISTORIA E
HISTORIA DE LAS COMUNICACIONES
La palabra y las noticias
comenzaron a propagarse primero oralmente, con señales de humo y con tambores.
Los símbolos tallados en madera o piedra, fueron los primeros registros de
comunicación hasta que surge el alfabeto.
Hacia 1500 a. J.C. aparecieron
en China escritos que han perdurado, hechos sobre diversos materiales. En el
año 105 a. J.C. los chinos idearon la fabricación del papel y, antes que
Gutenberg, introdujeron primitivas formas de impresión.
Johannes Gutenberg (1399-1468)
perfeccionó aquellos métodos hasta que en 1450 se publica la Biblia, primera
obra impresa con tipos móviles. Las comunicaciones se transforman de una manera
revolucionaria. En efecto, la propagación de escritos y libros significó un
cambio trascendente para la humanidad.
Algo similar ocurriría más
tarde con la utilización de las ondas electromagnéticas, a partir de las leyes
descubiertas y enunciadas por primera vez por James Clerk Maxwell entre los
años 1861 y 1865.
Es difícil atribuir la
invención de la radio a una única persona. Diferentes países se adjudican la
paternidad: Aleksandr Stepánovich Popov hizo sus primeras demostraciones en San
Petersburgo, Rusia; Nikola Tesla las hizo en San Luis (Missouri); Guillermo
Marconi en el Reino Unido; el comandante Julio Cervera en España, y en Buenos
Aires, los “Locos de la Terraza”, en 1920.
Lo cierto es que el nuevo
invento produjo una revolución en las comunicaciones rápidas y a distancia. El
éter (literalmente "aire puro", un fluido imponderable que ocupaba
todo el espacio) y la piedrita galena (mineral originario del sulfuro natural
de plomo, de color azul grisáceo, perfecto conductor del calor y también de las
señales de radio), hicieron el milagro.
Con las ondas de radio nacería
a su vez la publicidad, asomaría “el negocio” y la pelea por su hegemonía y
control. Más tarde, con la llegada de la televisión, internet y el satélite, se
agudizaría la disputa desde las más altas esferas del poder, tanto nacional
como internacional.
LA RADIO Y LA ÉPOCA EN EL PAÍS
Tal vez no sean estos “locos”
los primeros en alcanzar el descubrimiento, contrario al mito de nuestra
sempiterna supremacía. Así opina Ricardo Horvath, periodista e investigador
radial argentino; él sostiene que dicha pretensión es un prejuicio chauvinista
que campea aún entre nosotros. A pesar de ello, vale reconocer que esos “locos”
fueron precursores y propagadores del nuevo medio.
TODO COMIENZA EN LA AZOTEA
Los equipos utilizados en el
incipiente emprendimiento eran más que precarios, había una seria escasez de
los componentes elementales para aquella ambiciosa empresa. Un único micrófono
conseguido de un auricular para sordos, un transmisor de 5 vatios atado con
alambres, que había sido traído por Susini de Europa, de los usados por el
ejército francés durante la Primera Guerra. Las bobinas, válvulas y
transformadores fueron rescatados de material de rezago, elementos casi
imposibles de conseguir en Buenos Aires. La antena, por fin, instalada en lo
alto de una casa de Córdoba y Cerrito, aseguraría la fidelidad de los sonidos,
reduciendo los muchos ruidos y silbidos de línea. El resto provino de los
conocimientos y la inventiva de estos aficionados.
La experiencia fue un éxito,
aunque los radioescuchas apenas llegaban a un centenar; eran pocos los que
poseían auriculares a galena. No hemos de olvidar la inexistencia de receptores
de radio, una tecnología impensable para la época.
Susini, con voz engolada de
barítono, sería el primero en el país en trasmitir desde una emisora local,
Radio Argentina, una programación en vivo y a distancia.
En 1921 comenzaron a otorgarse
las licencias desde el Ministerio de Marina. Estas llevaban distintas siglas
que antecedían al nombre de cada una de las nuevas emisoras, la primera de ellas
fue lógicamente “LOR - Sociedad Radio Argentina”.
A partir de aquel momento
siguieron transmitiendo regularmente tres veces a la semana, durante algunas
horas, y desde 1922 se ensayaron las primeras coberturas periodísticas,
surgiendo ya algunas polémicas sobre los avisos comerciales. Porque Susini
quería una radio sin propaganda; estaba empeñado en desarrollar una fuente de
cultura, ajena a los negocios rentables. No tuvo éxito; pronto el nuevo medio
se convertiría al igual que la gráfica en vehículo de los más variados
anunciantes comerciales.
Nacieron por la misma época
Radio Cultura, que fue la primera en funcionar desde un ámbito equipado como
estudio, en Avenida de Mayo al 500. Esta emisora trasmitiría la asunción de
Marcelo Torcuato de Alvear el 12 de octubre de 1922, quien fue así el primer
presidente argentino que hablara por radio. Surgieron además Radio Sudamérica
(cuyos dueños eran fabricantes de receptores), que el 14 de septiembre de 1923
trasmitió la pelea entre Firpo y Dempsey y Radio Brusa, con estudios en Avenida
Corrientes 2037; también Radio Gran Splendid, Radio Prieto y otras más.
Al poco tiempo, los Locos de la
Azotea vendieron Radio Argentina para crear una empresa dedicada a las
comunicaciones a larga distancia.
Ya en 1924 el parlante
reemplazó a los auriculares a galena, inicialmente un artefacto de grandes
dimensiones. Con el tiempo se redujo hasta poder ser incorporado a las radios a
válvula. Estos nuevos aparatos eran artículos de lujo, que solo tenían las familias
acomodadas.
Aparece en aquel momento,
Yankelevich ─un apellido asociado a la radio─, quien compra la entonces LOY-
Radio Nacional (posteriormente Radio Belgrano).
GENTE DE RADIO
Escuchar hoy radio es algo muy
natural, es parte de nuestra rutina diaria; sin embargo las primeras emisoras
cambiaron la vida de mucha gente.
La radiofonía llegó a ser una
necesidad masiva. En 1935 los propietarios de la Editorial Haynes fundaron LR1
Radio El Mundo, con estudios y administración en Maipú 555 ─uno de los slogans
era “a baldosas de Lavalle”─ y encargaron su dirección artística al prestigioso
Pablo Osvaldo Valle.
Fue a través de la radio que se
conocieron figuras locales e internacionales, se difundió el teatro, programas
cómicos, novelas, reportajes, que configuraron el sello de una época. Se hizo
posible al gran público el acercamiento a la música, el conocimiento de figuras
como Toscanini, Rubinstein, Beniamino Gigli, Glenn Miller, Maurice Chevalier,
los conciertos de Juan José Castro, de Andrés Segovia, o el mismo Carlos
Gardel, que cantaba en dúplex desde Nueva York con sus guitarristas en Buenos
Aires.
Precisamente el tango tendrá
preferentes espacios: el tradicional Glostora Tango Club, los mediodías de
domingo con Alberto Castillo, El cantor de los cien barrios porteños, y otros
memorables ciclos. Además estuvo la presencia del jazz, del folklore, y de
otros ritmos latinoamericanos.
En la comicidad se recuerda a
Tomás Simari, como “Nick Vermicelli”, los monólogos de Pepe Arias, la “Catita”
de Niní Marshall, “Los Cinco Grandes del Buen Humor”, “La Revista Dislocada”, y
antes aún al dúo “Buono-Striano”. Por otra parte, la madre de la radionovela
fue la compañía “Chispazos de Tradición”.
En cuanto a la locución, esta
era un arte en las voces de Taquini, Rudy, Fontana, Carrizo, y del inolvidable
maestro Fioravanti en el fútbol.
Despertaba la alegría de los
chicos Las tardes de Toddy, que auspiciaban a Tarzán, Rey de la Selva; se
escuchaban con emoción capítulos de los radioteatros de Adalberto Campos y Héctor
Bates ─verdaderos dramones─ emitidos al mediodía, con buena parte de la familia
a la mesa. Fueron personajes amados u odiados "Fachenzo el Maldito",
interpretado por Omar Aladio, atroz sujeto capaz de azotar con un látigo a un
indefenso ciego, o de golpear sin piedad a mujeres y viejecitos, y el noble
"León de Francia". Muchos recuerdan también aquella pintura
costumbrista de una familia argentina en el radioteatro Los Pérez García, que
duró varios años.
Los poemas de la excelsa Berta
Singerman, los teleteatros de Armando Discépolo, el ciclo Las dos carátulas, se
convirtieron en programas que marcaron cumbres por su calidad artística.
De igual forma la política
encontró en la radio un instrumento idóneo.
La llegada de la televisión en
1951, y la era de la computadora treinta años después, serían un escollo para
la radiofonía, que perdió parte de su incidencia, aunque nunca quedó fuera del
favor del público. Porque en cualquier ámbito, época o moda, siempre
prevalecerán la creatividad, el buen gusto y la imaginación que hace posible
este medio.
Miguel Eugenio Germino
FUENTES
- Acosta Diego, Todo es
Historia, nº 258, Diciembre de 1988.
-
http://www.impulsobaires.com.ar/nota.php?id=96718
-
http://www.ladedios.com.ar/ladedios2/?q=node/10426
-
http://www.monografias.com/trabajos6/hira/hira.shtml
-
http://www.portalplanetasedna.com.ar/radio_argentina.htm
-
http://www.suite101.net/content/los-comienzos-de-la-radio-argentina-a12
No hay comentarios:
Publicar un comentario