domingo, 29 de noviembre de 2020

CARLOS GARDEL

LA ARGENTINIDAD DE CARLOS GARDEL

Recordación de su figura en este año Gardeliano 2020

 


El nacimiento de un ser, quiénes lo concibieron, el nombre que recibió al nacer, es un patrimonio que le queda para toda la vida, no así lo que puede determinar él por medios propios con el paso del tiempo. El arribo a nuestra tierra, pródiga receptora de todos aquellos que quisieron, quieren y querrán habitar el suelo de nuestra Patria, tal como lo establece el Preámbulo de nuestra Constitución Nacional: “….y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”.

Hasta aquí la presentación de lo que pretende hacer comprender el origen del título de este artículo.

Llegó a nuestro país a los 2 años y 4 meses de vida, de la mano de quien fue su madre, doña Bertha. Recorrió el paso del tiempo, como niño, adolescente y adulto en esta tierra, que para madre e hijo fue adoptada con sentimiento y necesidad superadora de tiempos pasados, no tan gratos.

Como digo al comienzo de esta nota, el patrimonio del nacimiento queda en poder del ser que llegó a la faz de la tierra y así llegamos al 4 de noviembre de 1920, fecha en que Carlos Gardel se presenta ante las autoridades de la Policía Federal para obtener la nacionalidad argentina, ya que después de 27 años y 8 meses de estar radicado en nuestro país, por supuesto se sentía más que francés; así obtiene su cédula de identidad Nº 383.017. Ironía de la vida de un gardeliano, justamente, ese día, 22 años después, se me ocurre llegar a este mundo.

Éste es el verdadero testimonio de una decisión tomada por un adulto, respecto de su reconocimiento hacia la tierra que lo cobijó y donde realizó gran parte de su vida artística, ya que pasó en Argentina 40 años de su preciada vida, que se extinguió tempranamente en junio de 1935 –faltando 170 días para que cumpliera 45 años (en el mes de diciembre)–. De esa forma logró reafirmar el país que deseaba que fuese el que sintió como su lugar de nacimiento. No por ello renegó, en absoluto, de su tierra natal, ya que en forma bastante asidua (en total en cuatro oportunidades) concurrió a visitar a su familia, de la misma forma que lo hizo su querida madre. Precisamente el día 24 de junio de 1935, doña Berta estaba en Toulouse con su familia.

Como testimonio de su sentir argentino, va este texto del recuerdo de Alberto Vacarezza sobre Carlos Gardel.

Fue en la dulce y bella ciudad de Niza. Y justamente la noche del 24 de mayo de 1931, hallábame en la terraza del café de los Ingleses, frente al Casino, que afirma su edificio a orillas del Mediterráneo, acompañado de cinco compatriotas, entre los que se encontraba el conocido actor don Juan Porta, cuando un lujoso automóvil se detuvo frente a nosotros y vimos descender de él la radiante figura del cantor criollo, seguido por su representante Luis Gaspar Pierotti.

La gente repetía a su paso y con evidente simpatía, su popularizado nombre.
Después de los apretados abrazos de rigor, me dijo que esa misma tarde había llegado de París.

Cenamos juntos en franca camaradería. Fuimos luego al Casino y volvimos al café. No hay para qué decir que toda nuestra conversación fue dedicada a recordar las cosas de la patria lejana Buenos Aires era nuestro sueño. Y acordándonos de los amigos lejanos y de las cosas vividas, hubo un momento en que la emoción embargó nuestros espíritus. Y así continuamos hasta que la luz del alba comenzó a clarear las aguas del Mediterráneo. Y fue justamente en aquel amanecer del 25 de Mayo cuando los siete argentinos que allá nos encontrábamos, tocados por el recuerdo del día y de la patria, instintivamente, nos pusimos de pie y, como por un mandato imperativo de nuestra emoción comenzamos a cantar el himno argentino. Huelga decir que la armoniosa voz del imitado pero inimitable cantor fue la que se destacó claramente del conjunto, del modo que, para no enturbiarla, los demás guardamos silencio. Y él solo, Carlos Gardel, concluyó las estrofas del glorioso himno como jamás he oído y seguramente no oiré cantar, en el resto de mi vida.

Los siete argentinos nos abrazarnos llorando.” (Revista Canta Claro, Nº 992 del 22/06/1948)

 

Cabal demostración de lo que se siente cuando uno de nosotros está de viaje y lejos de nuestra patria, se siente una emoción que lo embarga y, al regresar, le sale del alma tararear el tango “Volver”, eso es el sentimiento por el suelo querido.

En este año gardeliano es que rindo homenaje a nuestro máximo cantor por varios motivos que hacen que lo mantengamos más en nuestra memoria y cercano a nuestros sentimientos.

 24 de junio 1935 - 2020: 85 años de su partida final.

Octubre-noviembre 1930 - 2020: 90 años que inicia junto al director Eduardo Morera, el Cine Sonoro Argentino, con la filmación de 15 cortos que quedaron para la historia (ver artículo publicado en este mismo periódico en el Nº 304 del mes de octubre 2020).

11 de diciembre 1890 – 2020: 130 años de lo que sería, con el tiempo, un acontecimiento muy ligado a nuestro país, América toda y buena parte del mundo: nacía Charles Romuald Gardes…

 

 Héctor Rebasti

 Gardeliano

 hectorrebasti@gmail.com



 

 

  

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