jueves, 31 de diciembre de 2020

"NO SE OLVIDEN DE CABEZAS"

 El 25 DE ENERO DE 1997 ES ASESINADO EL PERIODISTA JOSÉ LUIS CABEZAS



 

Hace 24 años, José Luis Cabezas fue asesinado en la madrugada de aquel 25 de enero de 1997 en un descampado de la costa atlántica, por el simple hecho de ejercer su profesión de fotógrafo gráfico. Al terminar su trabajo, lo secuestraron, lo torturaron, para luego llevarlo a una cava escondida en un camino rural a la vera de la ruta que une Gral. Madariaga y Pinamar. Una vez allí, lo remataron con dos tiros y prendieron fuego el auto con el cuerpo del fotógrafo adentro.

La conmoción fue inmensa. No solo por el asesinato en sí mismo como hecho policial, sino porque se dejaba entrever –y se vería en el curso de la investigación– la convivencia entre mafias, policías, políticos, funcionarios judiciales y, como no podía ser de otra manera, los servicios de Inteligencia. 


                                 LA MADRE DE CABEZAS

 EL PERIODISTA

José Luis Cabezas era reportero gráfico y trabajaba en la Revista Noticias. Muchas de las notas e investigaciones ilustradas con sus impactantes fotografías cobraron una relevancia política colosal. Una de ellas fue la que le sacó al ex jefe de la Policía bonaerense Pedro Anastasio Klodczyk, cuya conducción resultó una de las más polémicas de la historia de esa fuerza, que acompañaba la nota titulada “La maldita policía” y que se publicó el 8 de agosto de 1995. La foto hablaba por sí sola. Klodczic miraba a la cámara y verdaderamente daba miedo.

La otra fue al empresario multimillonario Alfredo Yabrán, influyente entre políticos, jueces y funcionarios, pero al que nadie le conocía el rostro. La foto de José Luis fue la tapa de Noticias del 16 de febrero de 1996: era el empresario paseando por las playas de la ostentosa ciudad balnearia de Pinamar.

Cabezas fue asesinado cuando cubría junto al periodista Gabriel Micchi una fiesta de cumpleaños en la casa del empresario postal Oscar Andreani, al finalizar la reunión fue secuestrado, torturado y llevado en su coche hasta un descampado del camino rural de la Cava de Pinamar, donde lo remataron de dos tiros, para luego prender fuego al coche con su cuerpo adentro.

 CONMOCIÓN Y ENTRAMADO MAFIOSO

 

            YABRAN Y EL CONGLOMERADO MAFIOSO


El hecho conmocionó a la opinión pública por lo brutal y siniestro del crimen. La Nación titulaba "Hallaron a un periodista carbonizado en Madariaga". Clarín decía "Matan y queman a un periodista en la Costa”.

El impacto fue inmenso. No sólo por el asesinato en sí mismo como hecho policial, sino porque se dejaba entrever en el mismo –y se vería en el curso de su investigación– la convivencia entre mafias, policías, políticos, funcionarios judiciales y, como no podía ser de otra manera, los servicios de Inteligencia.

Ricardo Ragendorfer, periodista de investigación especializado en temas policiales, en una nota, pone de manifiesto que las hipótesis de las responsabilidades caían alrededor tanto Yabrán como del jefe de la Bonarense Pedro Klodczyk, “en razón a esa tapa con la foto de Klodczyk, publicada el 8 de agosto del año anterior”. Señala también que “las amenazas veladas, los neumáticos cortados, los vidrios rotos, los aprietes y las balas constituían ya el estilo de comunicación del empresario y la policía para con la prensa y en la redacción de Noticias, casi un lugar común; en parte, por las imágenes de Cabezas a Yabrán al salir del mar”.


                   ASÍ QUEDÓ EL COCHE DE CABEZAS

Ragendorfer concluye entonces que “su asesinato pudo ser obra de gente al servicio de Yabrán o de efectivos de la díscola mazorca provincial”. Ocurría que, de enero a marzo, la paradisíaca ciudad de Pinamar tenía el dudoso mérito de ser la ciudad argentina con más densidad de guardaespaldas por metro cuadrado: cientos de uniformados en actividad paralela, ex policías exonerados, viejos verdugos de la ESMA y toda clase de peligrosos parias del sistema estatal cuidaban el sagrado descanso de los especiales “turistas”, que la frecuentaban. 

EL LIBRO DE DANIEL MICHI 

El 25 de enero de 1997 marcó un antes y un después en la historia de la libertad de expresión en la Argentina. Esa madrugada, en un descampado de la costa atlántica, el fotógrafo José Luis Cabezas fue asesinado por el simple hecho de ejercer su trabajo: fotografiar.

El sujeto de esa foto, el empresario Alfredo Yabrán, no lo perdonó nunca. Todo ocurrió en Pinamar, el balneario top por excelencia en esos años, el lugar donde Cabezas había sido enviado para cubrir la temporada para la revista Noticias. Allí, Cabezas fue secuestrado, golpeado, esposado, asesinado e incinerado.

Veinte años después de ese crimen, el periodista Gabriel Michi, su amigo y compañero de trabajo en la cobertura de cada verano, cuenta en primera persona, en un relato sin concesiones, el segundo a segundo de esa fotografía de Yabrán que le costaría la vida a Cabezas. Y expone, de manera vibrante, apasionada y brutal, el entramado mafioso de altos funcionarios del poder, políticos, periodistas, abogados, jueces y policías que, solícitos, cada uno en su rol, cumplieron con las órdenes de matar a un hombre. Una historia tremenda que muestra cómo el periodismo puede ser un trabajo peligroso, lejos de toda mitificación.

Este libro es un profundo homenaje a ese periodista que dio su vida por llevar adelante la tarea de desnudar las mafias y un sentido recorrido por la vida de un hombre cuyo asesinato también fue el símbolo de un país. Porque a veinte años, todavía se oye en las calles el grito contra las mafias, el crimen y la impunidad: “Cabezas, ¡presente!”.


          UNA DE LAS TANTAS MANIFESTACIONES QUE SE REALIZARON
 

LOS NOMBRES DE LOS ASESINOS

 

Los siguientes son los hombres que la Justicia encontró culpables del crimen de José Luis Cabezas, tras dos juicios orales:

- Gustavo Prellezo, policía de Pinamar. Condenado a prisión perpetua como "autor material" del homicidio en el primer juicio que terminó en febrero de 2000. Contrató a la “Banda de los Horneros" para secuestrar a Cabezas.

- Aníbal Luna, policía de Pinamar. Condenado a perpetua en el mismo debate.

- Sergio Camaratta, policía de Pinamar. Condenado a perpetua junto a Prellezo y Luna.

- Alberto "La Liebre" Gómez, comisario de Pinamar. Condenado a perpetua en un segundo juicio realizado en 2002 por haber liberado la zona al momento del crimen.

- Entre 2007 y 2010, todos los ex policías recuperaron la libertad, excepto Prellezo, que lo hizo en 2017; mientras que Camaratta murió en 2015 por una enfermedad.

- Alfredo Yabrán, el empresario fue considerado el autor intelectual "mediato" del crimen, pero no llegó a ser juzgado porque se suicidó en 1998.

- Gregorio Ríos, ex sargento del Ejército y jefe de la custodia de Yabrán considerado el autor "inmediato". Fue condenado a perpetua en el primer juicio y recibió la libertad condicional en 2008.

-Sergio González, José Luis Auge, Horacio Braga y Héctor Retana: Integrantes de la "Banda de los Horneros" (eran oriundos de la localidad platense de Los Hornos). Condenados a perpetua en el primer juicio, aunque a partir de 2003 se les redujo las penas por la ley del "2x1" y recibieron morigeraciones de la prisión, a excepción de Retana, quien murió en 2001 de sida en la cárcel.

 

LA FAMILIA CABEZAS Y BALVANERA

 

El padre de José Luis, el señor José Cabezas, falleció en el 2010, y su madre Norma Marotti, siete años después (2017), en un geriátrico de Mar del Plata. Ambos vivieron durante muchos años en un modesto departamento de la calle Rivadavia casi esquina Matheu. Su hermana Gladys que luchó denodadamente por el esclarecimiento del crimen, también vivió en Congreso.

Sus hijos Juan Ignacio, María Agustina y Candela, que hoy redondean los 30 años, eran pequeños cuando asesinaron a su padre de 35 años.

El periódico Primera Página le realizó una nota a sus padres al poco tiempo del crimen. Su hermana relató hace unos años que se encontró en forma casual cerca de su domicilio con Gustavo Prellezo, quiso abordarlo pero su esposo se lo impidió.

Esta historia es una de las tantas de crímenes no resueltos de los que fueron cómplices necesarios: gobernantes, policías y bandas mafiosas que funcionan como un supra poder paralelo. Sin embargo queda la memoria colectiva a la que nunca podrá ocultársela bajo de la alfombra. Y aquella frase: “No se olviden de Cabezas”.

                                                          Miguel Eugenio Germino

  

Fuentes:

-http://www.radionacional.com.ar/cabezas-un-periodista-un-crimen-un-pais-de-gabriel-michi-2/

-https://infocielo.com/yabran/a-23-anos-del-asesinato-jose-luis-cabezas-su-companero-gabriel-michi-lo-recordo-una-emotiva-carta-n114448

-https://www.planetadelibros.com.ar/libro-cabezas/243787

-https://www.telam.com.ar/notas/202001/426798-crimen-jose-luis-cabezas-culpables-

acusados.html




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