domingo, 31 de enero de 2021

LA BATALLA DE CHACABUCO

 

El 12 de febrero de 1817, San Martín libra la Batalla de Chacabuco



 

Esta batalla fue decisiva en la Independencia de Chile. En ella combatieron el Ejército de los Andes –conformado por las Provincias Unidas del Río de La Plata con la colaboración de los emigrados de Chile, con 3.600 hombres comandados por el general José de San Martín y Bernardo O’Higgins– y el Ejército realista en representación del Imperio español –liderado por el militar Rafael Maroto que disponía de 2.400 hombres–. La batalla se produjo en la hacienda de Chacabuco, en las afueras de Santiago de Chile. Los patriotas resultaron vencedores. Gracias a esta batalla se pudieron recuperar los territorios que habían invadido los españoles, y de ese modo finalizó el período de la Reconquista.

 

ANTECEDENTES

 

En enero de 1817, a pesar de las dificultades y el escaso apoyo del gobierno de Buenos Aires, San Martín logró emprender con su ejército el cruce de los Andes, una de las epopeyas más heroicas que recuerda la historia militar de la humanidad. Integraban la expedición 5.200 hombres. Llevaban 10.000 mulas, 1.600 caballos, 600 vacas, apenas 900 tiros de fusil y carabina, 2.000 balas de cañón, 2.000 de metralleta y 600 granadas. En varios tramos del cruce de los Andes, San Martín debió ser trasladado en camilla a causa de sus padecimientos pulmonares –producto de una herida producida en una batalla en España en 1801–, reuma y úlcera estomacal.

Derrotados en Rancagua, los patriotas chilenos habían pasado a Mendoza. Entre ellos, Bernardo O'Higgins y Ramón Freire ayudaron a San Martín a organizar el Ejército de Los Andes y se pusieron bajo su mando.

 

LA BATALLA


                                     CROQUIS DE LA BATALLA

El 12 de febrero de 1817 el Ejército libertador lanzó su fulminante ataque sobre Chacabuco. Fue el comienzo de la realización de un vasto plan ideado por San Martín para dar libertad a Chile y a Perú a fin de asegurar así la independencia de América.

La sorpresa era un factor fundamental para un ejército patriota que disponía de menos hombres y armas que el realista. Las tropas de San Martín habían cruzado divididas, por tres pasos diferentes, algo que les fue hábilmente ocultado a los realistas. El gobernador de Chile, Casimiro Marcó del Pont, no tenía un plan claro de defensa; la llegada del Ejército de los Andes lo sorprendió con la tropa dispersa, algo a lo que lo había forzado San Martín al multiplicar los cruces. Además de los tres principales, hubo cuatro secundarios, dos al norte y dos al sur. La operación estuvo tan bien coordinada que, pese a su complejidad, la altura de la cordillera a atravesar y la extensión de los cruces en un frente de unos 800 kilómetros, las tropas patriotas llegaron casi todas al mismo tiempo a Chile, entre los días 6 y 7 de febrero.

Luego de varios combates menores, los patriotas estaban dominando el norte de Chile, por donde había pasado el grueso del ejército.



               NONUMENTO CONMEMORATIVO EN EL LUGAR

San Martín prepara entonces el enfrentamiento decisivo en la cuesta de Chacabuco, a 50 kilómetros al norte de la ciudad de Santiago. Para ello concentra sus tropas en Curimón.

Marcó del Pont designa al brigadier Rafael Maroto para enfrentar a los patriotas y detener su avance, defendiendo la Capital. Tendrá 2.500 hombres a su mando: una compañía de húsares y varios batallones de Infantería.

San Martín por su parte disponía de 3.500. Los patriotas se dividen en dos columnas, dirigidas por Miguel Estanislao Soler y por Bernardo O'Higgins, integradas por los Batallones nº 1 de Cazadores de los Andes y el nº 11 de Infantería, con el apoyo de los batallones 7 y 8 de Infantería y 4 escuadrones de Granaderos a Caballo.

Los realistas fijan campamento en la víspera de la batalla en las casas de la hacienda de Chacabuco.

El plan del jefe del Ejército de los Andes era que una de las columnas atacara de frente a los realistas, para fijarlos –"aferrarlos", en lenguaje militar– en el terreno, para dar tiempo a la otra columna a avanzar dando un rodeo y atacarlos por el flanco y la retaguardia en un movimiento envolvente. Una táctica napoleónica que San Martín había tenido tiempo y oportunidad de estudiar muy bien. El mapa que acompaña esta nota muestra el escenario y los movimientos planeados.


                                           Monumento en el sitio de la batalla

San Martín envía a O'Higgins al frente de la división menos numerosa, por el camino más corto y más escarpado –la cuesta vieja–, para atacar a las fuerzas realistas que él cree están aún en las casas de Chacabuco. Soler, mientras tanto, marcha con su división hacia el mismo lugar, pero por el camino más largo (llamado cuesta nueva), para aparecer por el flanco y decidir la suerte de la batalla. Por eso O'Higgins debía demorar el combate hasta la llegada de Soler.

 

 

LOS PEDIDOS DE APOYO A BUENOS AIRES QUE NO LLEGARON

 

El 29 de febrero de 1816 San Martín escribe al director Álvarez Thomas sobre su plan de avanzar sobre Chile para luego conquistar Lima. “Chile por su excelente población proporcionalmente a las demás regiones de esta América, por la natural valentía y educada subordinación de sus habitantes, por sus riquezas, es el pueblo capaz de fijar la suerte de la revolución. Él es el fomento del marinaje del Pacífico. (…) En este concepto nada más interesante que ocuparlo. Lograda esta grande empresa, el Perú será libre. Desde allí irán con mejor éxito las legiones de nuestros guerreros. Lima sucumbirá, faltándole los artículos de subsistencia más preciosos. Pero para este logro despleguemos de una vez nuestros recursos. Todo esfuerzo parcial es perdido decididamente. La toma de este país recomendable debe prevenirse de toda probabilidad. Ella exige una fuerza imponente, espacio de tres o cuatro meses. De otro modo, el enemigo nos disputa el terreno palmo a palmo. Chile naturalmente es un castillo; la guerra puede hacerse interminable y entretanto variar el aspecto de la Europa; armas sólo que envíe la Península puede traernos consecuencias irreparables…”



                     ESTAMPILLA CONMEMORATIVA


“A este fin, debe proveerme V.E.: primero, de doce a catorce mil pesos para mantener nuestras relaciones secretas, minar la opinión de las tropas y extraernos todo el armamento posible; segundo, con cuatro mil hombres, entre ellos setecientos de caballería, contando con que esta provincia puede poner con su actual guarnición dos mil doscientos hombres; tercero, con tres mil fusiles de a 4, y sesenta mil pesos, de los cuales treinta mil puedo en tal lance exigir de estos vecinos; pues no es regular ir a Chile sin numerario y empezar por exacciones cuando se debe seguir un sistema en todo opuesto al de sus opresores. Por último, deben zarpar oportunamente de esas playas dos buques de toda consideración y porte, armados de cuenta del Estado y sujetos a órdenes del jefe del ejército, los que, cruzando las costas de Chile, contengan el escape de nuestros enemigos o los apresen con los grandes tesoros que de lo contrario pueden substraer, promoviendo sobre todo desde ahora estos preparativos para que nada falte en el momento preciso de la marcha. Yo, por mi parte, proyecto activar cuanto alcance en mis recursos hasta formar –si es de la aprobación de V.E.– cuadros completos de oficiales escogidos entre los emigrados, los que, uniformados a nuestra táctica, serán utilísimos y podrán llenarse fácilmente en aquel país donde por sus relaciones se deben merecer la confianza y aprecio de sus naturales”.

El 15 de diciembre de 1816 San Martín manifestaba a Tomás Guido su resolución de emprender el cruce de los Andes sin dilación: “Si no puedo reunir las mulas que necesito, me voy a pie. Ello es que a más tardar estoy en Chile para el 15, es decir, me pondré en marcha y sólo los artículos que me faltan son los que me hacen demorar este tiempo. Trabajo como un macho para salir de ésta el 15 del que entra. Si salimos bien, como espero, la cosa puede tomar otro semblante; si no, todo se lo lleva el diablo.”

A principios de febrero de 1817, poco antes de la batalla de Chacabuco, San Martín le escribe al subdelegado realista de la villa de San Felipe para solicitarle ayuda: “O la América es libre a costa de sus propios esfuerzos, o desciende encorvada al cadalso que le preparan los tiranos. No hay medio. Mi ejército viene decidido a morir o a ser libre, pero los pueblos deben auxiliarme de grado o de fuerza. En su virtud, junte usted hoy mismo a todo ese vecindario e intímele que en el término de seis días deben entregar cuatrocientos caballos escogidos, y que no haciéndolo a las veinticuatro horas, pondrán en comisaría treinta mil pesos o quedan confiscados los bienes de todos los pudientes declarados tales”.

Finalmente, el 12 de febrero de 1817 se libra la batalla de Chacabuco. Sobre el campo de batalla San Martín escribe el parte de guerra al gobierno central: “Excmo. Señor: una división de 1.800 hombres del ejército de Chile, acaba de ser destrozada en los llanos de Chacabuco por el ejército de mi mando, en la tarde de hoy. Seiscientos prisioneros, entre ellos treinta oficiales, cuatrocientos cincuenta muertos y una bandera, que tengo el honor de dirigir, es el resultado de una jornada feliz, con más de mil fusiles y dos cañones. La premura del tiempo no me permite extenderme en detalles que terminaré lo más breve que me sea posible; en el entretanto debo decir a V.E., que no hay expresiones como ponderar la bravura de estas tropas; nuestra pérdida no alcanza a cien hombres. Estoy sumamente reconocido a la brillante conducta, valor y conocimientos de los señores brigadieres don Miguel Soler y don Bernardo O’Higgins. Dios guarde a V.E. muchos años. Cuartel general de Chacabuco, en el campo de batalla, febrero 12 de 1817”.

Casi dos semanas después de esta victoria, el 25 de febrero de 1817, el director Juan Martín de Pueyrredón escribía a San Martín: “¡Gloria al restaurador de Chile! Sí, mi amigo querido, la fortuna ha favorecido los heroicos esfuerzos de usted y la América nunca olvidará la valiente empresa de usted sobre Chile, venciendo a la naturaleza en sus mayores dificultades. Usted venció y yo me glorío con usted y lo abrazo con toda ternura de mi alma reconocida a sus servicios…”.

Sin embargo, la asistencia desde Buenos Aires no llega y el Libertador debe continuar con su cruzada al alto Perú con su propio esfuerzo.

Claro que lo que continúa es parte de otro relato de la larga historia argentina.

 

 Miguel Eugenio Germino

 

Fuentes:

-https://enciclopediadehistoria.com/batalla-de-chacabuco/

-https://museohistoriconacional.cultura.gob.ar/noticia/la-batalla-de-chacabuco/

-https://www.elhistoriador.com.ar/12-de-febrero-de-1817-la-batalla-de-chacabuco/

-https://www.taringa.net/+apuntes_y_monografias/las-5-claves-de-la-batalla-de-chacabuco-en-su-bicentenario_u5ptz




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