La Exposición
Continental Sudamericana (15/03/1882) en la hoy plaza Miserere
FOTO DE ÉPOCA DE 1882
La Exposición Continental Sudamericana, también conocida como “La
Exposición Industrial de 1882”, fue
inaugurada el 15 de marzo de 1882 en los antiguos terrenos de los Corrales de
Miserere. Hacia 1814, a
la zona se la conocía como Mataderos de Miserere, llamándose Hueco
de los corrales en 1817 y Mercado del Oeste en
1850. También fue conocida como Mercado o Plaza 11 de septiembre, en homenaje al 11 de septiembre de
1852. El Mercado 11 de septiembre funcionó
hasta 1882, fecha cuando el intendente Torcuato de Alvear –tras la clausura de
la Exposición Continental–
inició la delimitación de la plaza. En 1913 sufrió una remodelación importante
cuando se construyó la estación de subterráneos que se encuentra debajo de
ella. La denominación Plaza Miserere data de 1947.
El 7 de
febrero de 1887 se funda la Unión Industrial
Argentina, entidad patronal que se suma a la Sociedad Rural Argentina, la
Cámara Argentina de Comercio, la Cámara de la Construcción, la Bolsa de
Comercio, la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino (ADEBA) y la
Asociación de Bancos de la Argentina (ABA).
MEDALLA CONMEMORATIVA DE LA EXPO
La Revolución industrial –un período histórico de transformaciones
económicas y sociales, entre 1760 y 1840– desencadenó cambios sin precedentes
para las sociedades de todo el mundo, especialmente de Europa; transformaciones que se trasladan a Latinoamérica con
cien años de retraso. En nuestro país comienzan
a visibilizarse hacia 1890, y esta exposición se
convertiría en el puntapié inicial.
Se
caracterizó por el uso de nuevas tecnologías aplicadas a la producción en masa
(también denominada producción en serie). La primera invención que permitió
esta nueva forma de producción fue la máquina de vapor, cuyo combustible era el
carbón mineral.
El inicio fue
en Inglaterra, dado que ese país presentaba las
condiciones económicas, políticas, sociales y tecnológicas necesarias para ese
gran cambio. Hacia el siglo XIX, la Revolución industrial
ya era parte de las sociedades de Europa, Estados Unidos y Japón.
UBICACIÓN DEL ESPACIO EN AQUELLA ÉPOCA
La Revolución industrial desató simultáneamente la
aparición de una nueva clase, la obrera, vinculada a la proliferación de
grandes fábricas, concentrando miles de obreros en reducidos espacios en
jornadas de hasta 14 o 16 horas diarias.
Esto
provocará una rebelión obrera en pos de una reducción horaria y mejores
condiciones de trabajo.
Durante el
gobierno de Nicolás Avellaneda (1874-1880), la incipiente industria nacional
había logrado dar un importante paso adelante, especialmente en las ramas
vinculadas a la actividad agropecuaria, por lo
que debió afrontar la crisis financiera de 1874- 1876, decidido a conciliar en
su política económica las dos tendencias existentes entre los hombres de
pensamiento y los empresarios de la época: la liberal y la proteccionista; apoyó entonces a la industria, mediante un
incremento sustancial en los gravámenes a la importación de productos que
podían fabricarse en el país.
Se produjo
entonces un súbito interés en la actividad industrial y el Club Industrial de
Buenos Aires (antecedente de la actual Unión Industrial), creyó llegado el
momento de mostrar al mundo los resultados de los esfuerzos realizados en tal
sentido. Gestionó ante el nuevo presidente, el general
Julio Argentino Roca, la autorización para organizar una Exposición de la
Industria, que será la segunda que se realizará en suelo argentino, ya que la
primera tuvo como sede la ciudad de Córdoba y se inauguró en 1871, pero que
ahora sería Continental.
La exposición proyectada, construida y dirigida por el “Club Industrial de
Buenos Aires” fue
finalmente inaugurada el 15 de marzo de 1882 por el presidente
de la Nación, general Roca.
Con fondos
concedidos por el Congreso, se levantaron en lo que hoy es la Plaza Once los locales
para la muestra de la producción industrial nacional y de países de América. Se exhibieron vinos, cervezas,
jabones, cigarrillos, calzado, vestidos y productos de las artes gráficas, todo
de producción nacional y una gran variedad de productos presentados por otros
países de América y de Europa, y en un lugar
preferencial se pudo observar, aunque tapada con un velo, que no permitía verla
totalmente, la maqueta de un Monumento a la Independencia, en la que se representaba al “famoso león
rendido a los pies de una nueva y gloriosa Nación”,
frase que figuraba en la versión original de nuestro Himno y que por respeto a “la madre patria”, fue eliminado de la
canción y no se pudo ver en
esta maqueta.
Los productos
exhibidos provenían fundamentalmente del agro, ya que lejos se estaba de constituir una verdadera industria
nacional capaz de modificar la vieja estructura agraria que España le asignara
a sus colonias para esquilmarle sus potenciales riquezas minerales.
La Conquista
fue un acto de violencia sostenido durante tres siglos que provocó la
desaparición de comunidades enteras y tuvo como principal motivación el expolio
de las riquezas del continente. El mundo era entonces un lugar donde los fuertes
invadían a los débiles y todavía lo hacen, aunque con formas más sutiles.
La muestra fue clausurada a fines de julio de 1882,
después de haber sido visitada por unas 50.000 personas. No obstante el apoyo
prestado a esta muestra, en la década del 80
predominó en la conducción económica una filosofía que lo confiaba todo a las
fuerzas naturales del mercado. El Estado, según Roca, debía “limitarse a establecer
las vías de comunicaciones y a levantar bien alto el crédito público en el exterior”, cosa que tampoco ocurrió y el país quedo
atado a su condición agrícolo-ganadera,
produciendo materia prima para la exportación, quedando la industrialización
limitada a productos secundarios con escaso valor agregado.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
--https://elarcondelahistoria.com/la-exposicion-continental-sudamericana-1531882/
--https://www.caracteristicas.co/revolucion-industrial/#ixzz6edE0Hvjs
--https://www.nytimes.com/es/2018/10/12/espanol/opinion/opinion-dia-hispanidad.html
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