“Mensajero
mundial de la paz”
Nació en la
ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, el 22 de mayo de
1937, con el nombre de Rodolfo Enrique Cabral Camiñas.
Trabajó duro en el campo,
aunque nunca se sintió gaucho; no pretendía ser
inteligente, aunque era culto; creía en la
trascendencia, tal vez por la influencia de su madre, lo que lo hacía un tanto
místico.
Opinaba que la gente no está
deprimida, está distraída. “Tenemos
un corazón y un cerebro, que es lo que más necesita el hombre para sentir el
deleite de lo que lo rodea”.
Aquella convicción lo llevó a
viajar mucho, solía afirmar que no era un cantante sino un caminante que se
atrevía a cantar. Por su prédica pacifista llevó a la UNESCO a nombrarlo “Mensajero mundial de la paz”,
lo que le agradó profundamente.
“No soy de aquí, ni soy de
allá…”, una y otra vez decía
que su vida había sido plena y
dichosa, que había conocido gente extraordinaria;
su filosofía era “no es más rico quien más tiene, sino quien menos necesita… nacemos para
vivir, por eso el capital que tenemos es el tiempo. Es
tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada paso y cada
instante con el fervor de una mente que no tiene límites y un corazón que puede
amor mucho más de lo que suponemos.”
Con su merecida y recordatoria
trayectoria se fue prematura y violentamente dejando su huella, se fue “camino
al cielo” volcando en sus canciones donde expresó sus emociones y vivencias
atravesando y sensibilizando. Fue asesinado en Guatemala por sicarios el 9 de julio de 2011.
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