sábado, 27 de noviembre de 2021

UN POCO DE HISTORIA - ¿QUE ERA EL EL IAPI?

 El llamado "Campo" a través de sus elitistas federaciones, ya sea de cerealeros o ganaderos,  ponen el grito en el cielo a cualquier regulación que intenta el gobierno. Acostumbrados al llamado "libre mercado" se reembolsan jugosas ganancias aprovechando una situación de fuerte crecimiento del consumo de alimentos  -como consecuencia de la mayor preferencia de los países asiáticos de crecimiento rápido por productos alimentarios con alto contenido proteínico, así como del gran aumento, impulsado por consideraciones políticas, de la demanda de biocombustibles producidos a partir de cereales secundarios y aceites vegetales- han creado tirantez en los sectores cerealero y cárnico.

Para nada les interesa priorizar y mantener el  mercado interno,  les conviene exportar a valor dólar, y esto perjudica el normal abastecimiento  de la población y provocan la interminable escalada de precios, a niveles inalcanzables para los presupuestos mas modestos.

Vale entonces hacer un poco de historia, con la bibliografía de  destacados estadistas y  personalidades que defendieron siempre a los sectores más humildes de las voracidades empresariales que solo ven el beneficio propio.

Es hora de que el gobierno, tome medidas urgentes, antes de que sea tarde de ordenar el mercado especulativo y egoísta del sector alimenticio, controlando todo el proceso de generación de costos y distribución, para que esté al alcance de los bolsillos flacos de la población.

¿Qué fue el IAPI?



El 28 de mayo de 1946 fue creado el IAPI

“Instituto Argentino de Promoción del   Intercambio”





“La economía nunca ha sido libre: o la controla el Estado en beneficio del pueblo, o lo hacen los grandes consorcios en prejuicio de éste.”

Juan Domingo Perón



Con la culminación de la “Década Infame” (1930-1942) y el fin de la Segunda Guerra Mundial, se abre en 1946 una nueva perspectiva en el desarrollo del país.

Se pasa de una economía liberal, controlada por los monopolios nacionales y extranjeros, a otra en la que el Estado cumplirá una función reguladora, organizadora y reformadora de las reglas que redujeron a la Argentina a ser una factoría dependiente de los grandes países centrales especialmente Inglaterra y los EE.UU. y de sus corporaciones financieras.

La creación del IAPI y la nacionalización del Banco Central (hasta entonces controlado por los ingleses), serán las herramientas con las que el peronismo, una nueva fuerza nacional y poli-clasista, encarará una más equitativa distribución de la riqueza.

El IAPI concentrará múltiples funciones de control y regulación del mercado externo, abastecimiento, fomento, asesoramiento y susidios a empresas nacionales, provinciales, cooperativas y privadas.





ANTECEDENTES HISTÓRICOS



“Si no se dirige bien una revolución, si el espíritu de ambición, de intriga y de egoísmo sofoca el de defensa de la patria, en una palabra, si el interés privado se prefiere al bien general, el noble sacudimiento de una nación es la fuente más fecunda de todos los excesos y del trastorno del orden social. Lejos de conseguirse entonces el establecimiento del orden y la tranquilidad interior del Estado que es en todos los tiempos de objeto de los buenos se cae en la más horrenda anarquía, a la que siguen los asesinatos, las venganzas personales y el predominio de los malvados sobre el virtuoso y pacífico ciudadano”.

Estas lúcidas observaciones que Mariano Moreno esbozó hace 200 años en su Plan Revolucionario de Operaciones, lamentablemente desechado tras su asesinato en alta mar, marcan el frustrado inicio de una economía nacional independiente, cuando se convirtió al naciente estado en presa fácil del Imperio inglés, que mediante el leonino empréstito de la Baring Brothers, nueva estrategia política de dominación colonial, suprimió económicamente por casi cien años nuestro desarrollo como nación independiente.  


FABRICA DE AVIONES DE CÓSDOBA DESMANTELADA POR ORDEN DE LOS ESTADOS UNIDOS

La oligarquía terrateniente local actuó como delegada mandante de aquellos intereses que limitaron al país a ser una factoría agrícola ganadera, exportadora de materias primas, postergando toda posibilidad de desarrollo industrial, por incipiente que éste pudiera haber sido.

Esta estructura deformada de economía perduró durante 150 años, hasta el nacimiento del IAPI que vino a ponerle coto en 1946, con el advenimiento del peronismo, una fuerza política de nuevo tipo que hizo irrupción en el gobierno y en el poder.

El fenómeno peronista producirá un antes y un después en nuestra historia, ubicando como protagonistas a los actores sociales, mediante una alianza de clases con dos soportes: el movimiento obrero por un lado y la burguesía nacional por el otro.

La idea, que prendió del lado obrero, fracasó en captar a la desconfiada burguesía argentina, más elitista, conservadora y terrateniente, más financiera que industrial y nada predispuesta a compartir la distribución de la riqueza.

Aparecerá el fenómeno de los “cabecitas negras”, desheredados del interior que vinieron a “hacer la Capital”, como antes los españoles e italianos vinieron a “hacer la América”; se vuelve a reeditar la nunca saldada disputa Ciudad Puerto vs. Interior. Aparece una nueva denominación desde el peronismo, la de “contreras”, epíteto con el que se calificó a la oposición.

La época del primer gobierno peronista fue la de mayor transferencia de ingresos hacia los sectores populares, que accedieron también a niveles inéditos de participación política, con mayores niveles de acceso a la educación, a la salud, a los servicios públicos y a un trabajo más digno.

Algo que le restó importantes apoyos al peronismo fue la implantación de la censura, la persecución política y los marcados rasgos de culto a la personalidad, que aunque justificados por ser un “período revolucionario”, se convirtieron con el tiempo en el cultivo de la restauración de las fuerzas conservadoras.

Importantes medidas administrativas y legislativas facilitaron desde un comienzo el afianzamiento del nuevo régimen, entre ellas el IAPI, que le quitó a la oligarquía el manejo del mercado externo, al que se agrega la nacionalización del Banco Central, hasta entonces controlado por los banqueros ingleses y sus asistentes locales. El Primer Plan Quinquenal (1947-1951) aprovecha la coyuntura de la crisis de posguerra, la gran disponibilidad de divisas y los altos precios de las materias primas en el mercado mundial.





EL NACIMIENTO DEL IAPI



Para Raúl Scalabrini Ortiz la producción agraria, hasta la creación del IAPI, fue monopolizada por el Grupo Bunge y Born y sus acólitos. “…Durante muchos decenios se estafó al productor y al país con la treta, ingenua pero eficaz, de ‘a fijar precio’. La reapertura el llamado Mercado a Término vuelve a ofrecer la oportunidad de repetir la maniobra. A menos que se exija, como ocurre en Estados Unidos, que las compras sean ‘reales y necesarias’. El IAPI, que era un instrumento de regulación y de contención, fue acusado de ser una institución totalitaria y de entorpecer la libertad de comercio, a pesar de asemejarse notablemente al ICC norteamericano. ¿Por qué lo que allá y en Gran Bretaña es democrático aquí es totalitario?...”.

Por decreto 15.350 del 28 de mayo de 1946, firmado por el Presidente Farrell (a instancias del equipo dirigido por Perón, que desde el 17 de octubre de 1945 detentaba el poder real) se crea el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio.

Esta medida fue precedida por la nacionalización del Banco Central, mediante decreto también de Farrel nº 8.505 del 25 de marzo de 1946, con lo que el peronismo tendrá la llave para producir un cambio radical en materia de control del mercado externo.





¿QUE ERA EL IAPI?



Fue el organismo oficial que centralizó las diversas actividades productivas y comercializadoras, orientadas fundamentalmente a controlar el mercado externo y a incorporar valor agregado a las exportaciones.

Adquiría la casi totalidad de la producción de trigo (el principal cultivo de aquella época), además de los cupos exportables de avena, cebada, centeno y maíz, dejando en manos privadas las cuotas destinados al mercado interno.

En materia de oleaginosas, adquiría la totalidad de la producción de semillas, entregando fracciones a industriales para su proceso y luego adquirir el aceite y comercializarlo en el interior y exterior. De la misma manera actuaba sobre el mercado de carnes, de grasas, sebos y cueros.

Estaba Investido de funciones financieras, otorgando fondos a otras reparticiones públicas destinados a la adquisición de bienes de capital, al igual que a sectores de la actividad privada para fomentar el desarrollo industrial.

Actuaba como un organismo de crédito y llegaba a subsidiar a ciertos sectores de la producción, especialmente en el control de plagas y compra de semillas, así como asistía a estos en situaciones de emergencia climática (inundaciones y sequías).

Importaba insumos imprescindibles para la actividad productiva, desabastecida tras la reciente guerra mundial, tales como cemento, algodón, yute, soda cáustica y otros.

También subvencionaba productos de consumo masivo a fin de mantener el nivel del salario real.

Formalizaba convenios internacionales, tendientes a obtener mejores precios en el mercado mundial para las exportaciones locales. Asesoraba y al mismo tiempo controlaba al empresariado.

Hasta 1949 dependía del Banco Central, junto al Banco Industrial de la República Argentina, Banco Hipotecario Nacional y a la Caja de Ahorros.

Participó en importantes transacciones durante la nacionalización de ciertos servicios públicos, como la Flota Mercante, Gas del Estado y Aerolíneas Argentinas.





UN ANTES Y UN AHORA



Tras el golpe militar de 1955 se produce la liquidación del IAPI. Nuevamente se implantan en el país las recetas neoliberales y otra vez serán las corporaciones las que dominen la economía y las exportaciones, en manos y en beneficio de unos pocos privilegiados. Tal el caso de Bunge y Born, cuyo gerente general era Alfredo Hirsch, uno de los hombres más ricos y poderosos del país.

El IAPI tuvo sus defensores y sus detractores, por ejemplo: Arturo Jauretche decía: “Defendíamos pues, el precio internacional de nuestros productos, unificando la comercialización en un organismo del Estado, beneficiándonos del transporte y del seguro, exportando trabajo a través de la exportación de materia prima cada vez más elaborada, y rompíamos el bloqueo internacional, de origen político, de la unanimidad de las grandes potencias, y el de origen comercial de los grupos monopolistas de nuestra exportación, forzando a través de los tratados bilaterales la apertura de nuevos mercados, y liberando nuestros precios del papel bajista que les hacían jugar los consorcios internacionales”.

Rodolfo Puiggrós, a su vez sentenciaba: “Nada parecía molestarles tanto a los Estados Unidos como el IAPI, que en 1947 ganó más de 1.200 millones de m$n en la comercialización de las cosechas y era una fuente de divisas para nuestro país. La nación proteccionista por excelencia, movilizó a todos los falsos apóstoles de la democracia en abstracto para exigir el desmontaje del IAPI y de todas las empresas del Estado”.

Sería poco atinado recrear hoy el IAPI, 67 años más tarde, tal como éste era en su versión original. Sin embargo tiene aún plena vigencia en el actual mercado globalizado, más neoliberal que nunca, en un mundo convulsionado y en crisis, y en una América en vertiginoso proceso de liberación de las garras de los imperios. Es preciso un adecuado control de las exportaciones por parte del Estado en beneficio de toda la comunidad, porque la economía no es libre, la dominan los poderosos o la dominan los pueblos.



Miguel Eugenio Germino


Fuentes:





-http://html.rincondelvago.com/peronismo_4.html

-Pigna Felipe, Los Mitos…, tomo 4, Planeta, 2008.



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