La guerra en
Europa y la doble vara mediática
Ya
transcurrido un buen tramo del conflicto en el Este europeo, algunas
conclusiones sobre el tratamiento mediático de la contienda se pueden ir
sacando. Seguramente las reflexiones políticas vendrán una vez terminado el
ruido de las fusiles.
Los
medios occidentales no produjeron ningún tipo de innovación a la hora de cubrir
esta guerra. Por el contrario, repitieron el mismo esquema que aplicaron
durante la invasión de Estados Unidos a Irak: hacer un seguidismo acrítico de
las líneas discursivas propuestas por la OTAN.
Es
así como todas las fake news generadas por las usinas de prensa de la
Alianza Atlántica son instaladas en forma casi instantánea. Si son desmentidas
se bajan, pero la información que contenían fue difundida en tiempo y forma. Pero
tal vez la contribución más importante de los medios es la demonización de todo
lo que sea ruso y ni hablar de la figura de Putin. Si bien ningún mérito hay en
invadir otro país o provocar una guerra, otros conflictos bélicos anteriores no
fueron tratados de la misma manera.
Tanto
la invasión norteamericana a Irak como el funcionamiento de la base de
Guantánamo para torturar presos políticos, no
solo no produjeron la demonización de quienes la
llevaron adelante, sino que fueron justificados
por una supuesta lucha contra el demonio de Saddam Husein, cuya fácil caída
demostró que el malvado de la película no era tan fuerte como nos quisieron
hacer creer y que las armas de destrucción masiva que tenían los iraquíes fue una fake news gigante instalada cuando todavía
no se usaba ese término para describir las campañas mediáticas.
Tampoco
vemos grandes quejas ni pedidos de expulsión de
los torneos deportivos cuando Israel reprime palestinos ni cuando Estados
Unidos manda drones a asesinar a supuestos terroristas refugiados en ajenos
países. Parece que el Derecho Internacional se acomoda al interés de las
potencias dominantes.
En un mundo que se dirige a la multipolaridad, los medios de comunicación están bastante lejos de representar distintas voces. Por el momento, las grandes empresas mediáticas se siguen imponiendo, sin reconocer que en el mundo, ya no predomina una sola voz.
Pablo Salcito
No hay comentarios:
Publicar un comentario