ARGENTINA SONO FILM BULNES 41- 45
El cine sonoro nació en Almagro
El predio de la calle Bulnes 41-45 tiene historia,
desde fines del siglo XIX allí había funcionado
una gran caballeriza, establo y guardería de
carros hasta aproximadamente 1925. Años más tarde, en 1935 las instalaciones fueron alquiladas por
el estudio cinematográfico Argentina
Sono Film, que realizó diversas modificaciones al edificio, incorporando
una serie de muros en su planta baja y un entrepiso
de material, manteniendo igual el jardín de su fachada.
FRENTE DEL EDIFICIO DE BULNES 41/44
Luego de que Argentina Sono Film
mudara sus instalaciones a la localidad de Martinez el inmueble de Bulnes
41 fue utilizado por la fábrica “Lami” de colchones de lana con
elásticos de acero. Esa empresa realizó también modificaciones en el frente del edificio en la
entrada de Bulnes 41 y dispuso dos locales con vidrieras y una puerta de
acceso, todas con cortinas metálicas.
En agosto de 1940 el edificio fue
alquilado por la Inspección General de Enseñanza, dependiente del Ministerio de
Justicia e Instrucción Pública. Fernando Arranz y colaboradores encararon
entonces la adecuación de las instalaciones del local taller para establecer la Escuela Nacional Industrial de
Cerámica que dependía del CONET, y que luego en 1946 se llamó directamente Escuela
Nacional de Cerámica y pasó a depender de la
Dirección Nacional de Enseñanza Artística.
En esos momentos gobernaba en Argentina
Roberto M. Ortiz y fue un año de concreciones respecto a la educación técnica, ese mismo año nacía la
Escuela Nacional de Cerámica N° 1.
El Dr. Jorge Eduardo Coll firmó el decreto
el 9 de abril de 1940 pero la escuela fue organizada bajo el ministerio del Dr.
Guillermo Rothe, quien por decreto del 8 de agosto de ese año dejó establecido
los planes, programas y exámenes de ingreso.
El lugar elegido para instalar la escuela
era el adecuado porque, según la visión de Fernando Arranz, el antiguo edificio
podía adaptarse a los nuevos objetivos. En la mitad del frente había un gran
portón metálico que había servido para entrada de carros y que llevaba
directamente al enorme galpón, a la izquierda del portón una puerta, también
metálica, era la entrada a la vivienda del director y, al costado había un
pequeño jardín, con reja de hierro, que en la actualidad es el pequeño lugar
histórico que aún hoy podemos apreciar.
FILM RIACHUELO
La Escuela
Municipal de Cerámica de Buenos Aires, amenazada
varias veces de traslado, continúa funcionando gracias a la persistente lucha
de su alumnado y de los vecinos e instituciones barriales que apoyaron su
permanencia en el barrio de Almagro.
El cine en el mundo
Para comenzar hablando del cine nos
tendremos que ubicar en el 28 de diciembre de 1895 en París (Francia) cuando los
hermanos Lumiére proyectaron por primera vez imágenes en movimiento mediante
una pantalla. Una de las primeras proyecciones fue
la de distintos obreros saliendo de las fábricas luego de su jornada laboral y
un tren llegando a la estación. Estás imágenes generaron un fuerte impacto en
la audiencia, ya que pensaron que el tren se les
venía encima.
El cine llega
a la Argentina como “cine
mudo”
En 1896 se realizaron las primeras
proyecciones de películas en Argentina, en el clásico Teatro Odeón de Buenos
Aires. El evento fue organizado por Francisco Pastor, el dueño de la
sala. También por quien sería más adelante fundador de la revista Caras y
Caretas, Eustaquio Pellicer.
La primera experiencia del público ante
las grandes proyecciones fue impactante. La historia cuenta que la gente se
asustó en una escena en que una locomotora avanzaba en su sentido. Los límites
de la pantalla fueron, al comienzo, difíciles de entender.
Una de las primeras películas producidas
en el país fue, en 1897, La bandera argentina, filmada por el
camarógrafo franco-argentino Eugène Py. La toma consistía en dicha bandera
flameando en el mástil de Plaza de Mayo frente a la Casa Rosada.
El año anterior el alemán Federico Figner
ya había filmado una serie de cortos en Buenos Aires. Sin embargo, La
bandera argentina es considerada por muchos como la película que inauguró
el cine argentino. 11 años después, el cine nacional estrenó su primera ficción: El fusilamiento de Dorrego, dirigida
por Mario Gallo, fue el primer paso hacia el mundo de las películas
argumentales.
Nace Argentina Sono Film
Luis José Moglia Barth, que ya había filmado dos películas mudas
en 1927 y 1928, le acercó a Angelo Bautista Mentasti la idea de pensar
en el cine sonoro; ya
que éste era
un alma inquieta, sin miedo a arriesgar en los negocios que lo entusiasmaban.
Mentasti y su familia vivieron en Billinghurst y Corrientes, en el barrio de
Almagro. El espíritu emprendedor llevó a Mentasti a desarrollar varias
actividades. Primero estableció una empresa de mudanzas a la que llamó "La
confianza". Más tarde incursionó en el teatro como empresario y hasta fue
propietario de una pensión. Luego se convertiría en
uno de los empresarios cinematográficos más importantes de la Argentina.
Argentina Sono
Film y la primera película sonora
En 1933, junto con otros socios que
aportaron capitales, Mentasti creó Argentina
Sono Film. "Era enérgico, dinámico, impulsivo y generoso", así lo recordaba
Carmelo Santiago, uno de sus grandes amigos y jefe de publicidad de la exitosa
empresa que marcó el camino en nuestra tierra.
Trabajaron con gran empeño para obtener su
producto fundacional, la pelicula “¡Tango!”, dirigida por Luis Moglia Barth, de la que muchas escenas se filmaron en Almagro,
estrenándose el 27 de abril de 1933 en el Real Cine de la calle
Esmeralda. Fue la primera película sonora del país. Esto significa que
no era orquestada o adornada con música, como ocurría con los productos del
cine mudo. Se trataba de una sucesión de números musicales interpretados por
personalidades ya conocidas para el público: Libertad Lamarque, Tita Merello y
Pepe Arias, además de algunos jóvenes como Luis Sandrini. También aparecían en
la filmación las orquestas de Juan de Dios Filiberto, Osvaldo Fresedo, Ernesto
Ponzio y Juan D’Arienzo.
La respuesta del público fue contundente.
A partir del gran éxito, las producciones de Argentina Sono Film se vendían
antes de iniciarse la filmación. Justamente, ése
era uno de los objetivos que se habían propuesto: crear una cadena que
mantuviera el negocio en movimiento constante.
Solamente unos días después, el
19 de mayo de 1933, se estrenó la segunda película del cine sonoro argentino: “Los tres berretines”, dirigida
por Enrique Telémaco Susini para la empresa Lumiton. Para la llegada del cine en color a la Argentina, habría que
esperar hasta 1955, con el film “Qué le pasó a Reynoso” dirigido por Leopoldo
Ríos.
A mediados del año 1935, Argentina Sono
Film consigue alquilar las instalaciones de un garaje que destinaría a galería,
ubicado en la calle Bulnes 41/45
donde hoy se encuentra la Escuela Nacional de Cerámica.
Por varios años, ese local lució en su
frente la leyenda “Argentina Sono Film”, siendo lugar de cita para los grandes
actores, actrices, directores, iluminadores, fotógrafos, argumentistas y todos
los que tienen algo que ver con el arte cinematográfico, que pasaron por esas
galerías precarias y que, al propio tiempo que produjeron verdaderos éxitos a
nivel país y toda América latina, dieron al
barrio un signo distintivo donde se mezclaba la realidad con la fantasía,
constituyéndose en un motivo de atracción que concitó, al igual que hoy lo
hacemos nosotros, el comentario, la atención y la lógica curiosidad por indagar
sobre la vida artística que se escondía detrás de la fachada.
Almagro tuvo el privilegio de ver nacer
una industria que por muchos años alcanzó notoriedad en el país y compartió ese
destino hasta que la empresa se trasladó a sus estudios propios en la localidad
de Martínez, detrás del actual hipódromo de San Isidro, ocupando un terreno de
cerca de 25.000 varas, con cuatro sets, y cuya piedra fundamental se colocó el
2 de octubre de 1937, y funcionó hasta finales de los años 1990, que solo
quedaban de la empresa el nombre y algunas oficinas. Una parte de la
productora, que aun pertenecía a la familia Mentasti, fue adquirida por el productor
Luis A. Scalella, con la idea de retomar la realización de películas
humorísticas del estilo de las que hacía la compañía en la década de 1980.
En el lapso en que desenvolvió sus
actividades en Almagro, la empresa Argentina Sono Film produjo varias
películas y ello hizo que por sus galerías de Bulnes 41 desfilaran muchas
figuras de la escena nacional.
Miguel Eugenio Germino
Fuentes:
-Granelli, Omar
Pedro, Almagro en el Intento, Edición del autor, 1999.
-Llanes, Ricardo M., El barrio de Almagro,
Cuaderno Bs. As., 1968.
-https://www.iprofesional.com/actualidad/334615-mentasti-la-atrapante-historia-de-un-pionero-del-cine-en-el-pais
-https://www.eldestapeweb.com/sociedad/cine/cine-argentino-sus-origenes-y-trayectoria-202143013460
-https://www.piramideinvertida.com.ar/2018/05/04/evolucion-del-cine-argentino/
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