domingo, 1 de enero de 2023

ALMAGRO TUVO SU MIREYA

                                           De la Película con Mecha Ortiz
                        

LA MIREYA DEL TANGO EN EL BARRIO DE ALMAGRO

 

¿Mito o realidad?

 

El tango y el cine contribuyen a mantener vivos muchos mitos, leyendas o también realidades, y puede ser el caso de aquella mujer que habría vivido en Buenos Aires y que enloquecía a los hombres. Le decían “La Rubia Mireya” en el Café de Hansen, allí donde se reunían los “tauras” y peleaban a muerte por ella.

 

“¿Te acordás, hermano, de la Rubia Mireya

que quité en lo de Hansen al loco Cepeda

casi me suicido una noche por ella y hoy

es una pobre mendiga harapienta?

¿Te acordás, hermano, lo linda que era?

se formaba rueda pa' verla bailar”

 

La versión evocadora del Café de Hansen, según el historiador A. Taullard en Nuestro antiguo Buenos Aires relata: "Era uno de los pocos lugares de Buenos Aires donde la jarana se permitía, lejos del centro, entre la arboleda silenciosa. El Hansen tenía un aspecto entre merendero andaluz y cervecería alemana. Desde varias cuadras, a medianoche, descubríase su ubicación por las líneas de luces de los faroles de los carruajes y los farolitos de colores que alumbraban las glorietas; en esas glorietas se cenaba entre risas y farándulas, y en el gran patio los parroquianos bebían bajo un techado frondoso de glicinas y olorosas madreselvas. La orquesta tocaba milongas, polcas y valses". Estaba emplazado en las actuales avenidas Figueroa Alcorta y Sarmiento. Siempre han resultado inseparables en el recuerdo la Rubia Mireya y el histórico café.

Pero, así como existió la desventurada María Esther, heroína del tango Milonguita de Enrique Delfino y Samuel Linning, la figura de la Rubia Mireya, ¿fue tomada de la realidad, o sólo respondió a la imaginación creadora de Manuel Romero, el autor de Tiempos viejos, con música de Francisco Canaro?


                        Café de Hansen en los Bosques de Palermo
 

La escritora Alicia Dujovne Ortiz, traza una versión de la Mireya a partir de una idea de Julio Cortázar y la modelo de uno de los cuadros de Toulouse Lautrec que serían una misma persona. Dujovne Ortiz asume un singular desafío: imaginar la epopeya de aquella mujer, Mireille, prostituta que llega a ser modelo y amante del célebre Henri de Toulouse Lautrec, luego vendida a un proxeneta porteño que la obliga a trabajar en un burdel. De este modo, Mireille se convierte en la Rubia Mireya, eximia bailarina de tango, amante de Gardel y “hembra” venerada entre la clientela.

Honda y desenfadada reflexión sobre el sexo, el amor y la identidad, Mireya desacraliza a la vez que rinde homenaje a varios mitos rioplatenses.

La evolución del tango –desde su origen prostibulario hasta su consagración en los salones– y una deslumbrante imaginería franco porteña es recreada como sólo una escritora de talento podría hacerlo.

Otra de las versiones de la leyenda o historia, la vincula al conventillo, llamado “María La Lunga” de Castro Barros al 433, y de una tal Margarita Verdier, o Verdiet, apodada “La Oriental” y también “La Rubia Mireya”, de padres franceses, que habría nacido en Uruguay y radicada luego en Buenos Aires. Al principio la habrían apodado “la rubia del firulete” por su espectacular estilo para bailar el tango y la solvencia que imprimía para marcar el compás.


                               El antiguo conventillo de Castro Barros 433

Otras versiones hablan de una historia creada para la letra del tango y se basan en que el 21 de abril de 1923 se estrena un sainete compuesto por Alberto Weisbach y el poeta Manuel Romero, esta pequeña obra llamada El rey del cabaret tenía como protagonista a Mireya, una muchacha que disfrutaba de las noches bailando tangos, bebiendo champagne y conquistando corazones, la historia tenía un final feliz, donde Mireya se casa con un joven adinerado de buena familia.

Dos años después el mismo Manuel Romero escribe los versos del tango Tiempos viejos donde la historia habla de la Rubia Mireya, esta vez con un final no tan feliz, esta historia también fue llevada al cine y la protagonista fue Mecha Ortiz.

El mito y la realidad se mezclan constantemente en la historia de esta mujer, hasta algunos encuentran paralelismos entre esta Mireya rioplatense y la Mireya (Mireio) del poema de Frederic Mistral autor francés del siglo XIX, donde se narran las desventuras y los amores de Mireya hasta su muerte en brazos de su amado Vicente. ¿Su apodo provendrá de este poema?

Lo que sí se podría confirmar es que las enfermedades y la pobreza la obligaron a abandonar una pieza que alquilaba en la calle Loria, para marcharse a vivir a uno de los ranchos que pululaban a orillas del Puente Alsina. Allí la encontramos a Mireya, con 85 años, cuando una tarde acudió al Hospital José Penna a curarse de un tumor de mama.

La atendió el doctor José María Barrios (por entonces practicante) y recuerda este facultativo que los vecinos concurrían al hospital a visitarla. La Rubia Mireya sobrevivía con una pensión de 50 pesos que le pasaba un admirador suyo, y que ella administraba en poca comida, mucha bebida y algún disco para su fonógrafo.

Cuenta que su enfermedad se le complicó con la aparición del tétanos, lo que obligó a trasladarla a la sala de infecciosos del Hospital Muñiz, donde poco tiempo después falleció.

No se podría asegurar que Manuel Romero conociera a esta Margarita, pero se supone que tuvo conocimiento de su existencia y de su drama, pues Margarita Verdier pasó sus últimos días en un largo acto similar a la de la protagonista de "La Dama de la Camelias". Y, en consecuencia, se puede pensar que la Mireya del conventillo de Castro Barros 433, por coincidencia de época, apodo y condición, entra en el escenario de la mitología porteña para confundirse con la otra, corporizada en la popular creencia por el tango que les infundiera vida; no siendo todo, por lo demás, sino leyenda repetida en la que también figura el Café de Hansen, después de su tan resonante como atrayente realidad.

A “la rebeldía” del tango de 1890, surge en la actualidad el cuestionamiento al tango machista. Cambió de los humildes: carreros, cuarteadores, gauchos, peones, artesanos, inmigrantes europeos, de entonces, hombres jóvenes obligados a dejar su familia en Europa y aventurarse a tierras lejanas en busca de la subsistencia que en aquellas le negaban, a los humildes y desplazados trabajadores de hoy, muchos devenidos a “cuentapropistas”, cuando “el tango” se encuentra un tanto olvidado.

 

Miguel Eugenio Germino

 

Fuentes:

- Dujovne Ortiz, Alicia, Mireya, Alfaguara, 1998.

- Matamoro, Blas, Historia del Tango, CEAL, 1971.

- Nogués, Germinal, Buenos Aires Ciudad Secreta, Sudamérica, 2003.

- http://inmyliteratura.galeon.com/aficiones1948066.html

- http://www.todotango.com/spanish/biblioteca/CRONICAS/mireya.html

- https://www.consumerperiodismo.com.ar/2021/06/la-confusa-historia-de-la-Rubia-mireya-por-yayo-hourmilougue

 



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