EDITORIAL
AL Nº 336 – JUNIO 2023
Entonces habló Jesús a la gente y a sus
discípulos: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas,
porque ni entran al reino de los cielos ni dejan entrar a nadie! ¡Ay de
ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que por un lado hacen oraciones
larguísimas en las calles y por el otro les roban las casas a las viudas! ¡Hipócritas!”
Mateo: 23
Hoy, casi 2000 años después, la
Justicia argentina adolece
del mismo pecado original…
Desde los
inicios de la transición democrática, tras la dictadura cívico, militar,
eclesiástica (por no recabar más atrás en la historia), se convalidaron los nombramientos de cerca del 90 % de los
jueces y fiscales efectuados en la Justicia Federal y Nacional, por el jaqueado
gobierno de Raúl Alfonsín. Después vendrían otros vicios en los nombramientos,
como los llamados “jueces de la servilleta”, un supremo de más de 97 años que
se negaba a jubilarse, y supremos nombrados por decreto…
Los pecados
crecen a su vez por: no ser estos elegidos democráticamente, no tener límites
en su permanencia en funciones, no tener plazos para sus sentencias, ser éstas
parciales, no respetar la Constitución y no pagar impuestos.
Así hay
juicios que vegetan los cajones de los supremos, algunos, como el caso AMIA, de
más de 26 años, y la causa del Correo, de 20 años, mientras otros se resuelven
en 24 horas, lo que se convierte en una amenaza latente contra la democracia y
la libertad de las personas, todo agravado –repetimos– al haberse designado dos jueces por decreto, y aceptado por el resto, aunque luego revertido tardíamente.
Todo es
apenas la punta del iceberg de la corrupción de la Justicia que utilizaron
jueces y fiscales para hacer operaciones políticas: “apretar” a opositores,
amenazas y encarcelamientos, con el apoyo logístico de los servicios de Inteligencia, la complicidad de los grandes
medios y del llamado “círculo rojo”, que custodia la República.
Así se llega
hoy a decidir, a tres días de los comicios provinciales en Tucumán y San Juan,
la impugnación de candidaturas. Mal futuro se presagia y pende una espada de Damocles
sobre las próximas elecciones nacionales.
El Juicio
político a la Corte, que se lleva a cabo en Diputados, es una luz de esperanza,
útil, aunque insuficiente, ya que no hay mayoría para avanzar.
¿Pero cómo se sale de la encrucijada, de no haber
una renuncia voluntaria de estos cuatro
jinetes apocalípticos, origen de todos los males?
Una vigilia
permanente de miles y miles de personas frente a sus oficinas, podría ser una
presión válida, aunque costosa y dolorosa.
¡¡¡La
democracia está en peligro!!!... no sólo por la terquedad de los supremos, sino
también por el acompañamiento mediático, empresarial y de una oposición recalcitrante,
obstinada en la desestabilización.
El camino
futuro está plagado de minas, prontas a estallar al menor paso en falso.
El futuro,
más que promisorio, es preocupante, aunque asoman un montón de enigmas, pero también esperanzas.
¡¡¡Hace falta
una mano firme y estratégica para resolver el teorema!!! “¡Ay
de ustedes, escribas y fariseos hipócritas…”
Hasta la próxima
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