miércoles, 31 de mayo de 2023

EL TREN DE CARGAS DEL FCO

             EL INGRESO AL TUNEL A LA ALTURA DE LA CALLE MARIO BRAVO
 

ANÉCDOTAS, CURIOSIDADES Y MISTERIOS DE ALMAGRO Y BALVANERA

El Tren de Cargas del Ferrocarril Oeste

 

Un moderno trencito, vestido de lujo, que venía desde Castelar, se internaba por el viejo Túnel de Cargas, construido en 1916 y casi abandonado desde hace años, por la calle Mario Bravo y las vías del ferrocarril Oeste (ahora ex Sarmiento) y mansamente comenzaba el parsimonioso descenso en suave pendiente para atravesar de oeste a este los subsuelos de Almagro y Balvanera, a una profundidad que llega a alcanzar los 23 metros bajo la avenida Rivadavia, en solo 20 minutos. Es la versión moderna y ostentosa de los pasados cargueros que transitaban aquel escasamente conocido Túnel de Cargas del Ferrocarril Oeste para llegar con sus mercancías hasta el Puerto de Buenos Aires.

                                                               VISTA INTERIOR DEL ESTRECHO TUNEL

La historia del conducto cuenta con anécdotas, risueñas algunas, pintorescas otras e incluso misteriosas, que lo colocan entre uno de los lugares más emblemáticos del subsuelo de Buenos Aires.

La construcción fue efectuada totalmente a pico y pala, en socavón, como si fuera una mina en la ladera de una montaña. La obra que fue autorizada en 1910 recién comenzó en 1912, simultáneamente desde ambos extremos, por obreros provenientes en su mayoría de países europeos y dirigidos por técnicos ingleses. Debido a la Primera Guerra Mundial, la obra debió interrumpirse en varias oportunidades, fundamentalmente por falta de materiales que debían importarse.

                                        SU SALIDA EN EL PUERTO

 En sus inicios, debido a la escasa ventilación en el interior del túnel solo había una en Plaza Congreso y aún subsiste el acceso, y dado que las formaciones eran impulsadas entonces por locomotoras a vapor, debió muchas veces auxiliarse al personal que presentaba síntomas de asfixia por la acumulación de anhídrido carbónico; para entonces no era sencillo ni el auxilio ni el rescate de los afectados.

Por tal razón fue colocado en el interior, a la altura de la calle Montevideo, un gran ventilador que nunca llegó a funcionar, aunque durante mucho tiempo actuó como un engaño psicológico ya que, debido al mismo aire producido por las formaciones, éstas lograban mover las palas del gigante creando la ilusión de una óptima ventilación. La solución llegó en el año 1922 con la electrificación del ramal.

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                                                                  LA ESTACIÓN PUERTO MADERO

En cierta oportunidad durante el transporte de una gran carga de granos, volcó un vagón y antes de que llegara la tropa de emergencia, apareció un ejército de voraces ratas que eran transportadas como polizontes, lo que provocó un revuelo en la zona del puerto.

El trauma de las ratas se fue proyectando en el tiempo, y ya en el año 1949, cuando fue inaugurado un efímero servicio de pasajeros, éstos atribuían a los roedores que para entonces se habían reproducido en forma exponencial, una serie de ruidos misteriosos durante los viajes.

Sin embargo, los ruidos no eran de las ratas sino de los bólidos metálicos impulsados por aire comprimido del servicio neumático del Correo Argentino, que transportaba correspondencia desde la sucursal Medrano hasta el Correo Central, y compartía las paredes del Túnel de Cargas.

Históricamente los túneles especialmente durante el período de la colonia, eran óptimos refugios para el ingreso del contrabando, especialmente de origen inglés y muy practicado en aquella época. En tiempos más recientes, los nuevos y sofisticados contrabandistas utilizaban el tren de cargas para introducir sin riesgos mercaderías sin pasar por la Aduana. La maniobra era sencilla, ocultaban la mercancía en los vagones estacionados en aquella terminal del puerto, la que era transportada gratuitamente por el ferrocarril, para luego recogerla tranquilamente en las playas de carga en los alrededores de la Estación Once; una operación fácil y sin grandes riesgos.

Originalmente el Túnel tenía tres accesos que lo comunicaban con el Palacio del Congreso, con el Correo Central y con la Casa de Gobierno. Se especuló que, tras el Golpe militar de septiembre de 1955, el general Perón habría utilizado un pasadizo de aquel túnel que llegaba hasta el tercer subsuelo de la Casa de Gobierno para alcanzar a la cañonera paraguaya que lo conduciría al exilio. Esta afirmación nunca fue confirmada ni tampoco desmentida, no obstante, fueron clausurados esos tres accesos.

La boca este de este túnel sale a la superficie, luego de bordear la Casa Rosada, frente a la Plaza Colón, a la altura aproximada de la calle Bartolomé. Mitre, para empalmar allí con el sector ferroviario del Puerto de Buenos Aires, que aún subsiste.

Aquellas mismas vías portuarias son a su vez utilizadas por un moderno trencito turístico de escaso uso que hace un corto recorrido entre las calles Córdoba y Juan de Garay.

 Puede observarse actualmente en Plaza Congreso, a la altura de la calle Virrey Cevallos y a escasos metros al norte del monolito visiblemente abandonado que marca el Km. 0 de las rutas nacionales obra del escultor José Fioravanti, una estructura metálica de color negro, similar a una pequeña boca de subte. Ésta cumplía dos funciones, de salida de emergencia del Túnel de Cargas y de entrada a su vez al Servicio Neumático del Correo, como lo explicitaba el letrero que la identificaba.

Ya no corren por aquel túnel los bólidos de acero del correo transportando correspondencia y asustando a los pasajeros por su ruido y esta negra estructura se encuentra clausurada, aunque muchos deben preguntarse, ¿de qué se trata?

Antiguamente también partían de Balvanera, desde los talleres de Corrientes y Centroamérica (hoy Pueyrredón), otros tres ramales de este ferrocarril: el que por esta última empalmaba con el San Martín a la altura de la actual avenida del Libertador, el tren fúnebre que durante la epidemia de fiebre amarilla transportaba por Corrientes los cadáveres hasta el cementerio de Chacarita y el Tren de las Basuras que corría por Bustamante-Loria-Oruro hasta La Quema.

Hoy el servicio de cargas del ferrocarril Oeste dejó de funcionar y junto con él, se levantaron gran parte de las vías férreas que sembraban el país a lo largo y a lo ancho, lo que dejó incomunicados a centenares de pequeños pueblos del interior. Se priorizó así la carga mediante grandes camiones. Aún así existe un ramal del Ferrocarril San Martín que llega hasta el puerto transportando mercaderías y sustituyendo en parte al antiguo servicio de este emblemático ramal.

                                                           OTRA VISTA DE LA ESTACIÓN PUERTO MADERO

Desde 1997, y por escasos años, el túnel fue utilizado por un lujoso servicio de pasajeros con aire acondicionado y música funcional, entre Castelar y la pequeña pero pintoresca estación de Puerto Madero, a escasos metros de la Secretaría de Marina. Claro que no cualquier pasajero podía pasar por la experiencia, solo podían haberlo hecho quienes poseían los cuatro mangos del costo de aquel pasaje, aunque al menos por una sola vez valía la pena hacer este recorrido a través del misterio y la historia.

 Después el túnel fue utilizado para la logística de la red ferroviaria, para el traslado de material rodante, aunque tras la construcción del Paseo del Bajo, se volvió prácticamente imposible que un nuevo tren de pasajeros haga el recorrido que se volvió furor en los 90 entre los vecinos del Conurbano.

 

Miguel E. Germino

 

Fuentes:

-Ruiz Díaz, Sergio, Los Túneles del Ferrocarril Oeste, en Todo es Historia nº 356 de marzo de 1997.

-Trueba, Carlos Manuel, Almagro el pasado que perdura, Fund. Banco Boston, 1989.

-Werkenthien, Cristián G., El transporte en Buenos Aires, Asociación Amigos del tranvía, 1930.

-http://www.suipacha.gba.gov.ar/turismo_y_recreación/trenes.htm

-http://www.taringa.net/posts/info/1232277/historia-de-un-tunel…

-http://www.clarín.com/diario/1997/07/28/e_02801d.htm

-http://www.clarin.com/diario/2007/01/10/laciudad/h-06001.htm




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